Opinión
5 de Julio de 2025

Vicuña Mackenna 20: la luz después del túnel en Plaza Italia

La columnista Rita Cox se refiere al abandono del barrio Plaza Italia y de cómo la inauguración del edificio Vicuña Mackenna 20 le da esperanza al sector. "VM20, a unas dos cuadras de la Estación Baquedano, es la llave para reactivar el barrio, prenderlo luego del apagón que generó el éxodo de trabajadores del edificio de la Telefónica/ Movistar tras el estallido y la pandemia. Con una capacidad para cerca de dos mil personas, esa cifra era clave en la demanda diaria de los servicios de colaciones que sostenían a los locales de comida del sector. Un flujo que se desplomó y no volvió a ser el mismo", escribe.
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A casi seis años del estallido, y algo menos desde la pandemia, el corazón de Santiago aún no se recupera; palpita con dificultad. Cien locales cerraron tras ambas pesadillas en el barrio Plaza Italia, sin contar los caídos de la Galería de los Músicos, a un costado del ex Crown Plaza, hoy Le Méridien. Las aniquiladas fueron esas pymes que dependían de la venta diaria, al punto de que muchas no volvieron a reabrir jamás.
Del total de fuentes de soda, pequeños restaurantes, locales de comida rápida y hospedajes que por décadas le han dado la identidad a esas cuadradas receptoras de un importante flujo diario de población flotante, y vecinas de los barrios Bustamante y Lastarria, sobreviven algunos y se han sumado otros pocos. De las grandes cadenas, sobrevivió Banco Estado y donde hubo una Farmacia Ahumada, se espera la pronta apertura de una Cruz Verde.
La recuperación material y anímica de los locatarios y sus frágiles negocios ha sido lenta, pero “avanza en su reactivación”, me dice la dueña de la cafetería y bar vegano Catapilcana, también directora de la Asociación Gremial del Barrio Plaza Italia, Francisca Fernández. La conocí en plena ola de violencia, cuando estaba al mando del Blasco, fuente de soda aún abierta, a pasos de su actual emprendimiento, pegado también a la entrada del Teatro de la Universidad de Chile. Si la vida fuera justa, un monumento a su resistencia, y a la de quienes representa, debería figurar junto a Baquedano y la Mistral.
Resistencia a lo que enfrentó varias veces refugiándose en su local, cuidándolo junto a su gente en Plaza Italia. Por estos días – para no creer- aguanta el ruido, el polvo y el caos visual que generan los trabajos del eje Alameda-Providencia, que, cuenta, han generado un nuevo éxodo de clientes. Solo los más fieles se mantienen. No exagera. Hay que ser muy fiel para hacer un alto y pedir un sándwich y una cerveza en esas cuadras inhóspitas.
Es difícil entender cómo esta mujer que emigró hace más de 20 años desde Catapilco a Santiago con el objetivo de instalar una fuente de soda mantiene la fe. Lo cierto es que, como representante gremial y voz de vecinos, emprendedores y trabajadores, cuenta que la esperanza ahora está puesta en que se cumplan los plazos de las obras y en sus resultados. En que este nuevo corazón de Santiago, con la explanada, más áreas verdes y la Línea 7 del metro, sea un renovado atractivo para santiaguinos y turistas locales y extranjeros. “Este sacrificio sí que vale la pena”, suelta Francisca.
Hay expectativas aún más contundentes en el barrio Plaza Italia: el edificio de Vicuña Mackenna 20 (VM20), de la Universidad de Chile. Tras diez años de espera, interrumpidos varias veces y por distintas causas, el proyecto de 32 mil metros cuadrados, ocho pisos y cinco subterráneos, con diseño de Iglesis Arquitectos y Diéguez Arquitectos, sería inaugurado durante el segundo semestre de 2025.
Con entradas principales por Vicuña Mackenna y Bustamante, y accesos por Arturo Burhle, que se transformará en paseo peatonal, el edificio emplazado donde antes estuvo la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas reunirá a la Facultad de Gobierno, el Instituto de Estudios Avanzados en Educación, el Instituto de Estudios Internacionales y el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC). Por fin, bajo el mismo techo, estarán los artistas de la Orquesta Sinfónica de Chile, el Ballet Nacional Chileno y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, que llevan años desperdigados, ensayando en distintos puntos de Santiago.
El próximo jueves 10 de julio, como primer acto de apertura de VM20, se inaugura la Gran Sala Sinfónica Nacional, en una ceremonia que será encabezada por la rectora Rosa Devés y un concierto dirigido por Maximiliano Valdés. La sala, con tecnología de punta y con capacidad para 1.086 personas (ocho con movilidad reducida), es realmente impresionante y durante esta semana sus condiciones acústicas estaban siendo chequeadas por un equipo de especialistas que viajaron desde España.

VM20, a unas dos cuadras de la Estación Baquedano, es la llave para reactivar el barrio, prenderlo luego del apagón que generó el éxodo de trabajadores la Telefónica tras el estallido y la pandemia. Previo al confinamiento por el Covid-19, en el complejo de tres edificios circulaban diariamente cerca de 5.500 personas, entre colaboradores internos, externos y visitas. Post pandemia, con la consolidación total del teletrabajo y la incorporación de arrendatarios, el universo promedio es de 3.500, dividido entre colaboradores internos y externos, además de arrendatarios y visitas.
El teletrabajo marcó un antes y un después para los locatarios de Plaza Italia.
Según lo proyectado, y adelanta uno de los arquitectos a cargo, unas 1.250 personas estudiarán y trabajarán en las salas de clase de pre y postgrado y oficinas de VM20, más las 250 del CEAC, entre artistas, administrativos, equipos de coordinación y técnicos.
VM20 dialogará con el Café Literario Parque Bustamante, el Centro Cultural Espacio Bustamante, con su café, cowork, sala multimedial y librería La Inquieta, tejiendo lo que, de no mediar nuevos ‘imponderables’, podría ser una zona luminosa, atractiva. ¿Pendiente? Vicuña Mackenna 37. El edificio diseñado por el arquitecto Cristián Undurraga, el Museo Violeta Parra, quemado tres veces en 2020.