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El íntimo perfil de Jeannette Jara: su luto juvenil, el liderazgo estudiantil en la Usach y su cercanía con Michelle Bachelet

Antes de convertirse en la carta presidencial del oficialismo, Jeannette Jara fue una joven viuda que se formó en el movimiento estudiantil de los 90, que fue detenida en protestas, que coordinó un homenaje al Che Guevara que convocó a más de 60 mil personas y que trabajó en silencio bajo el alero de Michelle Bachelet. Su historia está marcada por el dolor, luego de que su primer esposo, Gonzalo Garrido, se quitara la vida. Aquí, la trayectoria íntima y política de la comunista que hoy busca liderar el país.

Por Sebastián Palma y Martín Browne 6 de Julio de 2025
Jeannette Jara
Jeannette Jara
Imagen: Sandro Baeza/The Clinic
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Pocas semanas después de que Gabriel Boric ganara la segunda vuelta presidencial, en diciembre de 2021, sostuvo una conversación con Camila Vallejo, la militante comunista más influyente y cercana en su equipo de campaña. Tenía una decisión que tomar. El Ministerio del Trabajo quedaría en manos del Partido Comunista y tenía un nombre en mente para liderarlo: Fernando Carmona, hijo del actual presidente del partido, Lautaro Carmona.

Pero Vallejo le dijo que no. Creía que había alguien más adecuada para el cargo. Se trataba de una abogada y administradora pública, hasta entonces poco conocida, pero con experiencia en el segundo gobierno de Michelle Bachelet como subsecretaria de Previsión Social. Una militante de base que se había criado en una mediagua sin acceso a agua potable. Que fue promotora de Sopraval, temporera y que vendió completos. Una mujer sin redes familiares ni vínculos políticos, más allá de los que forjó en su paso por el movimiento estudiantil y el sindicalismo. Su nombre era Jeannette Jara Román.

El pasado domingo 29 de junio, Jara se convirtió en la candidata presidencial del oficialismo, y marcó un hito para un partido que, a lo largo de su historia en Chile, ha enfrentado la persecución, el exilio y que, también, ha sido cuestionado por sus referencias y posturas internacionales en materia democrática -como la defensa a la dictadura cubana-.

El día de la primaria, en la sede del ICAL —el centro de pensamiento del PC—, estaba Camila Vallejo, una de las principales impulsoras de su candidatura, y también Fernando Carmona, quien había dejado el Segundo Piso de La Moneda para asumir como jefe programático de la campaña de Jara. La escena cerraba un ciclo: el mismo nombre que había sido descartado para liderar la cartera del Trabajo, ahora se ponía al servicio del proyecto presidencial de quien finalmente ocupó ese cargo.

En los días previos a la primaria del pacto Unidad por Chile, el equipo de comunicaciones de Jara ya percibía el triunfo sobre Carolina Tohá, Gonzalo Winter y Jaime Mulet. Poco antes de la elección, difundieron a la prensa una minuta con los principales hitos biográficos de la candidata.

El documento repasaba los aspectos más conocidos de su historia: que nació y creció en la población El Cortijo de Conchalí; que es hija de una dueña de casa y de un mecánico; que es la mayor de cinco hermanos y madre de un joven de 19 años. También destacaba uno de los pilares de su relato político: la idea del mérito como vía de ascenso y herramienta de transformación social.

“Como muchas chilenas y chilenos, su vida ha estado marcada por el esfuerzo, por estudiar y trabajar al mismo tiempo, por ayudar a cubrir los gastos de su familia, por abrirse paso sin favores, a punta de mérito y compromiso”, decía el texto.

La minuta también detallaba su trayectoria profesional: sus dos títulos universitarios, sus pasos por la Subsecretaría de Previsión Social, por la Municipalidad de Santiago y por el Ministerio del Trabajo durante el Gobierno de Boric. Además, se mencionaba su ingreso al Partido Comunista a los 14 años y su experiencia como dirigenta estudiantil.

Pero había un aspecto de su biografía que no figuraba en ese documento. Un episodio que la propia candidata ha mencionado recientemente, pero de manera escueta, en entrevistas y apariciones televisivas: su primer matrimonio y la muerte prematura de su esposo, Gonzalo Garrido, militante comunista e ingeniero eléctrico, quien falleció el 11 de marzo de 1996, a los 27 años.

En la biografía difundida antes de convertirse en la carta presidencial de la izquierda chilena, Jeannette Jara dejó fuera su gran pena.

Jeannette Jara el día de la elección. Foto: Francisco Paredes/The Clinic.

El fugaz amor de Jeannette Jara y Gonzalo Garrido

Gonzalo Garrido Rojas y Jeannette Jara Román se conocieron como dictaría un cliché universitario: en una asamblea estudiantil. Ella era “cachorra”, estudiante de primer año de Administración Pública en la Usach. Él, un alumno de cursos superiores de Ingeniería Eléctrica, también en esa universidad.

Quienes lo conocieron lo recuerdan como un actor clave en la recomposición del movimiento estudiantil a comienzos de los años 90, en pleno proceso de transición democrática. Fue secretario general de la Federación de Estudiantes de la Usach y logró articular a grupos diversos: jóvenes como él, que ingresaban a la universidad en sus veintes, y adultos de cuarenta años que volvían a estudiar tras el exilio.

(Foto de Gonzalo Garrido publicada en las redes sociales de Jeannette Jara)

—En esos años, a fines de los ochenta e inicios de los noventa, se produjo el retorno de muchos estudiantes exonerados —recuerda el escritor David Hevia, compañero de Gonzalo en el movimiento estudiantil de la Usach—. Y agrega: Cuando entré a la universidad, me impactó ver a personas mayores cursando el pregrado. Gonzalo se hizo cargo de esa época: del inicio de la transición, cuando volaron los rectores militares y civiles designados por la dictadura.

Gonzalo Garrido nació en 1969. Era hijo de Robinson Blas Garrido, reconocido como víctima de prisión política y tortura por la Comisión Valech, y de Norma Rojas, histórica dirigenta de derechos humanos. Su tío Óscar Rojas Cuéllar fue detenido por la CNI en 1981 y permanece hasta hoy como detenido desaparecido.

Marcado por esa historia familiar, Gonzalo desarrolló desde joven una fuerte conciencia política. Tocaba la guitarra, cantaba canciones de Inti-Illimani y era un líder respetado entre sus compañeros. El vínculo entre la joven estudiante y el dirigente experimentado fue intenso y profundo. Se casaron el 18 de febrero de 1994, en una ceremonia austera y familiar. Jeannette Jara tenía 19 años.

La única foto que Jeannette Jara ha publicado de su matrimonio. En la foto junto a su padre.

La pareja compartía no solo el amor, sino también la vocación política. Jara seguiría sus pasos como dirigenta en la Usach. Para entonces, la federación estudiantil se encontraba disuelta, producto de los altos quórums exigidos para su validación. Junto a militantes como Marcos Barraza, Jara se empeñó en una tarea de años: recuperar la representación estudiantil. Fue en medio de ese esfuerzo que la tragedia golpeó su vida.

El 11 de marzo de 1996, Gonzalo Garrido se quitó la vida en La Florida. Su muerte, según su certificado de defunción, se debió a una intoxicación por monóxido de carbono, y dejó una huella profunda en quienes lo conocieron y marcaría para siempre a Jeannette Jara.

La noticia conmocionó a una generación de militantes comunistas. El diario El Siglo, medio partidario del PC, cubrió su fallecimiento en una nota titulada: Falleció exdirigente de la Feusach. En ella se destacaba su trayectoria política:

“Gonzalo, militante de las Juventudes Comunistas, trabajó junto a muchos más para recomponer el movimiento estudiantil que había sido duramente reprimido en la ex UTE. Estuvo en las campañas que instauraron los primeros centros de alumnos democráticos y repusieron la Federación de Estudiantes, de la que llegó a ser secretario general”.

La misma nota recogía palabras de su amigo David Hevia: “Puso temprano fin a sus días de amor y de lucha el exsecretario general de la Feusach, nuestro compañero Gonzalo Garrido Rojas. Su ejemplo de lucha quedará inscrito en la memoria de todos quienes renovamos hoy el compromiso cotidiano que nos legó su vida”.

En una de las pocas ocasiones en que ha hablado públicamente del tema, Jeannette Jara recordó en el programa La Divina Comida de Chilevisión: “Tuve mi primer gran amor, fui muy feliz, pero lamentablemente mi marido falleció. Quedé viuda a los 21 años”. Y agregó: “Por eso, cuando en política alguien me dice ‘¿lo estás pasando muy mal?’, yo pienso: esto no es nada. No tienen idea de lo que realmente significa pasarlo mal”.

1996, el año clave de Jeannette Jara

Jeannette Jara quedó viuda en 1996 a los 21 años, pero para ella no hubo tiempo de lamentos, al menos en el terreno público. Ese mismo año se mentalizó en recomponer la organización estudiantil y comenzó una campaña para llegar a ser la presidenta de la Feusach a través de la lista C, en la que además la acompañaron Marcos Barraza, Hugo Marín, Jaime Aguirre, ente otros.

Jeannette Jara junto a Marcos Barraza en la Usach.

Sus palabras de campaña quedaron registradas en medios de la época en los que Jara indicó: “Expresamos la necesidad de que el conjunto de la comunidad universitaria participe de la construcción de un proyecto de universidad que esté al servicio del desarrollo nacional y de la formación de profesionales que el país requiere, superando la concepción mercantilista que hoy rige en la educación”.

A finales de 1996, Jara y su lista se impusieron en las votaciones para liderar el centro de estudiantes obteniendo un 35,4% de las preferencias versus un 24,4% obtenido por la apuesta de la Concertación, encabezada en su mayoría por militantes socialistas. 

Ya 1997 el movimiento estudiantil en Chile experimentó un resurgimiento, marcando un nuevo ciclo de movilización y crítica a la transición a la democracia. Asumida en su cargo, Jeannette Jara, desde la presidencia de la Feusach, dio varias entrevistas en las que denunciaba el modelo de autofinanciamiento impuesto a las universidades públicas y acusaba al Estado de excluir a los sectores populares del derecho a estudiar.

“Nuestra propuesta es que la universidad esté al servicio del país, del desarrollo nacional, y no al servicio de un mercado educacional que margina”, declaró. 

“El gobierno plantea que hay gratuidad, pero lo cierto es que muchos estudiantes seguimos pagando con créditos usureros”, fue otra de sus frases.

Jeannette Jara en una manifestación junto a otros dirigentes estudiantiles. Foto: archivo personal.

Septiembre del 97: detención en la Usach, homenaje al Che y el acarreo a Silvio Rodríguez

El 10 de septiembre de 1997, Jeannette Jara apareció en la prensa nacional como protagonista de una jornada que todavía recuerda. Aún era presidenta de la Feusach cuando fue detenida junto a otros 33 estudiantes, en medio de incidentes registrados en la casa de estudios, en la antesala del 11 de septiembre. Según pudo constatar The Clinic, su imagen apareció en Las Últimas Noticias y La Tercera, donde se informaba que Carabineros había ingresado al campus —escopeta en mano— para contener los disturbios.

“La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Jeannette Jara, fue detenida durante los incidentes protagonizados por los alumnos de dicha casa de estudios”, reportó La Tercera en su edición del día. En esas mismas páginas aparecía una joven Carolina Tohá, conmemorando el asesinato de su padre, el exministro José Tohá.

A raíz de ese episodio, Jara pasó días detenida. Según ha contado a sus cercanos, se la acusó de morderle la mano a un carabinero, una imputación que siempre negó. También ha relatado que, más allá del episodio en sí, lo que más la inquietó fue que su causa quedó en manos de la justicia militar. Sintió miedo. El rumor de la mordedura al carabinero se difundió también en la Usach, donde Jeannette comenzó a tener la impronta de una mujer combativa.

La detención además quedó registrada en El Siglo: “Los grandes ausentes en esta conversación fueron los dirigentes de la Feusach, Jeannette Jara, Marcos Barraza y Sebastián Leiva, por encontrarse detenidos en espera de ser puestos a disposición de un tribunal militar bajo la acusación de ‘maltrato de obra a carabineros en servicio’…”.

La tensión escaló rápidamente. Motivado por la detención de Jara y otros dirigentes estudiantiles, el Partido Comunista emitió duras declaraciones contra el gobierno. El presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y el entonces ministro del Interior, Carlos Figueroa —abuelo de uno de los principales asesores de Gabriel Boric— respaldaron el actuar de Carabineros, lo que provocó la reacción de Gladys Marín, quien también criticó que Frei no hubiese asistido a la misa por los caídos en La Moneda.

La directiva del PC entregó una carta formal a Figueroa y a Frei, donde se expresaba el malestar por la represión y se destacaba la detención de Jara. La respuesta oficial vino del vocero de Gobierno, José Joaquín Brunner (PPD):

“El Partido Comunista fue el que hasta las últimas horas mantuvo una tesis militar respecto a la política. Se opuso, por lo tanto, a una transición ordenada hacia la democracia y hoy levanta un discurso que, la verdad, no tiene fundamento alguno sobre el cual sostenerse”.

Ironías de la historia: hoy, Jeannette Jara encabeza la candidatura del pacto oficialista, que incluye a partidos de la ex Concertación y que ha tenido acercamientos, obligados o no, con la Democracia Cristiana. 

Rodrigo Roco, entonces presidente de la Fech y uno de los dirigentes que la defendió públicamente, la recuerda así: “Era una persona que lograba mantener la calma, con carisma, pero también con convicciones. Nunca por la vía violenta. Siempre fue una persona de verdad y es la misma que se ve hoy. Su historia habla por ella”.

Ese septiembre no terminó ahí para Jara. Tras salir del penal —estuvo recluida en la Cárcel de Mujeres— tuvo que coordinar uno de los actos más importantes que organizó el PC durante la transición: el homenaje a los 30 años de la caída en combate de Ernesto “Che” Guevara. El evento, realizado en el Estadio Nacional, reunió a más de 60 mil personas y contó con la participación de artistas como Joe Vasconcellos, Sol y Lluvia, Ismael Serrano y Silvio Rodríguez.

Jara fue la encargada de coordinar el Comité de Iniciativas del homenaje. Fue ella quien acompañó a Silvio Rodríguez desde el aeropuerto hasta el hotel.

Antes del evento, Jara declaró a los medios:

“Pretendemos también rendir un gran homenaje a la Revolución Cubana, a sus valores y principios. Y quizás lo más importante: esta será la mayor actividad de la izquierda chilena en estos años. Una izquierda viva, unida y con sentido de futuro. Queremos que sea el comienzo de lo que podemos construir juntos. Es el más grande tributo que podemos brindarle al Che. Las 60 mil o más personas que concurrirán a este acto conmemorarán un ideal que no ha muerto, que se proyecta en el tiempo y del cual los jóvenes nos sentimos dignos portadores”.

La cobertura fue amplia. Jara comenzaba a perfilarse como una figura que trascendía el activismo universitario.

Este 2025, la candidata presidencial pudo conseguir un ticket para el concierto que el trovador cubano dará el 29 de septiembre en el Movistar Arena. A semanas de la elección presidencial.

Los años de Jeannette Jara como dirigenta sindical: el que nace chicharra muere cantando

Tras salir de la universidad, Jeannette Jara ingresó a trabajar al Servicio de Impuestos Internos. Fue durante el desempeño de ese trabajo que se interesó en el derecho tributario, por lo que entró a estudiar Derecho la Universidad Central, su segunda carrera.

Su rol más recordado en la institución fue el que realizó cuando integró el grupo de fiscalización de organizaciones sin fines de lucro de la Dirección de Grandes Contribuyentes. En su experiencia laboral, Jeannette Jara no se demoró en iniciar un camino de sindicalista. En 2003 se presentó en las elecciones para ser miembro de la asociación de funcionarios donde tuvo una importante votación.

Los medios comunistas también cubrieron ese logro: “Son memorables sus peleas con los pacos, quitándoles a jóvenes detenidos e impidiendo el ingreso de fuerzas represivas a la casa de estudios, o encabezando marchas desde Estación Central hasta el ministerio de Educación, discurseando en los hombros de algun compañero“, escribió El Siglo.

“Pues bien haciendo honor al dicho que dice que quien nace chicarra morirá cantando, la hoy profesional Jeannette Jara, funcionaria del SII, se presentó a las elecciones de la Asociación regional de Funcionarios y salió electa en segundo lugar con excelente votación. Felicitaciones Jeannette por su retorno a las pistas”, añadió.

Paola Tresoldi aún es representante de la Asociación Nacional de Funcionarios de Impuestos Internos de Chile. Trabajó codo a codo con Jara y recuerda los principales hitos como dirigenta sindical

“Antes las comunicaciones eran menos inmediatas. Como estábamos distribuidos a lo largo de todo el país y todo se hacía de forma presencial, el trabajo era mucho más complejo. En ese contexto, Jeannette cumplía un rol clave: viajaba a las distintas regiones para apoyar a las directivas regionales cuando enfrentábamos problemas, en sus gestiones con el equipo directivo. Como dirigente regional, bastaba con llamarla y ella se hacía presente de inmediato”, rememora.

“Recuerdo que ella tenía una preparación importante en el ejercer el rol de dirigente. Su discurso, elocuencia y la capacidad para negociar eran atributos que tenía en esa época. Eso la hizo destacarse mucho”, añade Tresoldi.

El 2013 Jeannette Jara se casó con Víctor Gajardo Aguilera, con quien fue madre de su único hijo. El nacimiento de su primogénito, marcó por primera vez un rol menos activo en su militancia en el PC, para priorizar su rol de madre.

Tras su salida del SII, Jeannette Jara se metió de lleno en la política. Tras ser jefa de gabinete de su eterno compañero Marcos Barraza, cuando fue ministro de Desarrollo Social, recaló en la Subsecretaría de Previsión Social en el segundo gobierno de Bachelet. Ahí, el NO+Afp y la reforma de pensiones ya estaban en su horizonte. En ese conoció a su actual pareja, Claudio Rodríguez, trabajador social y comunista, a quien Jeannete Jara suele calificar como pinche.

Jara cuando asumió en la Subsecretaría.

Al salir del Gobierno se mantuvo, al menos por un tiempo, de bajo perfil. Entre 2018 y 2021 ocupó varios cargos en la Academia de Humanismo Cristiano, donde su amigo Álvaro Ramis es director: fue académica, encargada de vinculación con el medio y también parte del Tribunal de Disciplina.

Pero en ese tiempo, también, seguía conectada con la movilización social: en 2019, en pleno estallido social, un llamado de una amiga -vecina de Conchalí- la hizo nuevamente salir al ruedo. El hijo de su amiga acusaba haber sido lesionado por una bomba lacrimógena y Jara optó por representarlo penalmente. También a otro caso que llegó a través de ese. Son las únicas causas que vio como abogada en materia penal. Pero, de igual forma, le valieron aparciones en televisión y en radios. Hablaba de Plaza Dignidad, criticaba a Carabineros y defendía el estallido social.

Al año siguiente Jara tomó una decisión drástica. Su primer atrevimiento electoral. Y fue nada más y nada menos que en Conchalí, la comuna en la que creció junto a sus abuelos, en una mediagua sin acceso a agua potable (“provengo de la extrema pobreza”, ha dicho). Ahí mismo había sido dirigenta de juntas de vecinos y también directora de la Fundación Cambio Social.

Cuando hizo campaña tomó una decisión que -jamás imaginó- después le sacarían en cara cuando fue ministra. En la pandemia había decidido dejarse las canas, pero quiso teñirse para las fotos y afiches. Eso motivó que cuentas de derecha insinuaran que Jara se tiñó las canas blancas cuando fue ministra “para verse más experimentada”. En su círculo cercano aseguran que esos rumores solo le provocan risas.

El resultado de la elección a la alcaldía de Conchalí no fue el esperado. Perdió frente a René de la Vega y quedó en segundo lugar con 8.994 votos. Vino un nuevo momento de salir de la primera línea: se fue a trabajar como administradora municipal de Irací Hassler en Santiago, quien había logrado un resultado histórico para el partido.

Ahí trabajaba cuando recibió el llamado del Presidente. Jeannette Jara ya tenía canas nuevamente.

Su paso por el gobierno de Gabriel Boric

Hubo un día en que Jeannette Jara dio un paso al frente en el Gobierno de Boric. Paradójicamente, fue el mismo día en que Carolina Tohá -la candidata que derrotó con holgura en las primarias- llegó al Ministerio del Interior. El 6 de septiembre de 2022, tras la contundente derrota en el plebiscito constitucional. 

Ese día se suponía que Nicolás Cataldo (PC) llegaría a la Subsecretaría del Interior y Manuel Monsalve se movería a la Segpres, pero el actual ministro de Educación vio frustrado su nombramiento, luego de que se filtrara su elección como subsecretario y empezaran a circular antiguos comentarios en redes sociales con insultos contra Carabineros. 

Entonces, el Gobierno tuvo que darle un premio de consuelo al PC y Jara fue quien lo obtuvo: el ministerio del Trabajo llegaba al comité político. Como ministra Jara llegó a tener una oficina en La Moneda. 

Pero no era una ministra conocida. Ejemplo de ello es que en junio de 2022 solo tenía un 26% de conocimiento público, según la encuesta Plaza Pública de Cadem. Y precisamente en septiembre, tras el anuncio, pasó el 40% que le permitía conocer sus niveles de aprobación. Esos resultados la posicionaron como las ministras mejor evaluadas del Gobierno.

En el PC los anuncios de Jara en Trabajo también le abrieron camino: el aumento del salario mínimo, las 40 horas, y la reforma previsional, la llevaron a mantenerse como una de las ministras con mejores números. Además, desde su posición, podía dar batallas que la vocera Camila Vallejo no podía (por ejemplo, su conocida oposición al “salvataje” a las isapres).

El 5 de junio de 2023 eso se vio reflejado en el aniversario del Partido Comunista. En la introducción, cuando presentaron a cada autoridad presente, hubo algo que llamó la atención de los militantes. Pese a que Vallejo y el excandidato presidencial, Daniel Jadue, tenían una trayectoria más reconocida, Jara tuvo casi el mismo nivel de aplausos que el exalcalde de Recoleta y notoriamente más que Vallejo. Algo ya era evidente: Jara ya estaba en otro lugar. En la primera línea. En el PC. Y también en el Gobierno. 

Eso se ratificó en octubre de 2023, cuando el Presidente le pidió a Camila Vallejo que lo acompañara a su primer viaje a China, algo inusual para los voceros, quienes no acostumbran a salir del país. En ese contexto, lo lógico hubiera sido nombrar a la subsecretaria Nicole Cardoch (PS) en la subrogancia. Pero no. Vallejo y el Presidente le pidieron a Jara que asumiera la vocería política. En el Gobierno quedaron conformes y la fórmula se repitió. 

Por ello, en junio de 2024, una vez que Vallejo informó de su embarazo, y que iba a tener que salir por pre y posnatal, en el gabinete daban por hecho que Jara asumiría la vocería. Pero no fue lo mismo que concluyeron el Presidente, la ministra Vallejo y también el director de la Secom, Pablo Paredes. Había que priorizar la reforma previsional y exponer a la ministra del Trabajo podía traer consecuencias serias para la principal reforma de este Gobierno. Jara estaba de acuerdo. Boric decidió llamar a la ministra de Ciencias, Aisén Etcheverry, para que asumiera el rol.

Así Jara pudo sacar adelante la reforma. Lo que no se sabía, pero sí se rumoreaba, es que en esos días también conversaba sobre su eventual aventura presidencial con su entorno más cercano, entre ellas Camila Vallejo, el ministro Jaime Gajardo, Irací Hassler, Alejandra Placencia, Marcos Barraza, Karol Cariola, Daniel Núñez y el subdirector de la Secom, Sebastián Fierro. Todos la empujaban a tomar la decisión. 

De hecho, medio en broma y medio en serio, Vallejo se lo venía diciendo hace tiempo, ya que antes de su embarazo había decidido no ir como candidata presidencial ante la presión mediática. Jara tenía la duda y había un motivo principal: dentro del Partido Comunista, ni ella, ni Vallejo, ni ninguno de los militantes que integran su entorno, tenían los apoyos más sólidos en las bases, como lo demostró la última elección interna.

Sí los tenía Daniel Jadue, quien fue un acérrimo opositor al Gobierno de Boric y al desempeño de los ministros de su partido. De hecho, fue muy duro con la reforma previsional de Jara, al nivel de decir que era mejor botarla. 

Jadue, el mismo que esta semana hizo noticia al anunciar una jugada que Jara pretendía hacer estratégicamente: que iba a suspender su militancia para promover la unidad de la coalición.

La (secreta) cercanía con Bachelet

Con la campaña en marcha, Jara empezó a hacer algo que muchos no esperaban, sobre todo en el comando de Carolina Tohá: distanciarse del Gobierno y transparentar disconformidades. 

La campaña contra Tohá fue tensa. La que más le dolió a la excandidata del Socialismo Democrático fue cuando Jara en un podcast dijo que evaluaba con nota 5 de 10 su gestión en el Ministerio del Interior y que no la nombraría en ese cargo. La molestia fue tal que en el debate de la Usach, la casa de estudios de Jara, Tohá se le acercó en privado para manifestarle que no le había parecido la forma. 

Luego hubo más polémicas: anticomunismo, por un lado, y anticoncertacionismo por el otro.

Pero ocurrió algo inesperado en el Socialismo Democrático, que según integrantes del comando de Tohá, generó un perjuicio enorme para su campaña: el llamado de la expresidenta Michelle Bachelet a la unidad y que no se pronunciara a favor de la candidatura de su sector. El dolor fue grande, porque incluso Tohá esperó a que Bachelet anunciara que no iba a ser candidata para salir del Gobierno y confirmar su apuesta.

En el entorno de Jara no se sorprendieron y tomaron el silencio de Bachelet como un apoyo directo. Tenían claro que la salida comunicacional de Bachelet iba a ser esa. Y es que, incluso antes de que empezara el Gobierno, Bachelet y Jara germinaron una relación cercana y de extrema confianza política. Algo, para muchos, desconocido en el mundo político.

Hoy, las comparaciones entre ambas abundan. Y, dicen en su entorno, la posición de Bachelet fue clave para que Jara tomara una decisión radical: que una militante que se formó en el Partido Comunista desde los 14 años, que cree que la dictadura cubana no es una dictadura, suspendiera su militancia para encabezar una candidatura de unidad.

“Jeaaaannette, rima con Bachelet”, gritó uno de los asistentes de su partido cuando Jara recién inscribía su candidatura a las primarias.

“Las penas y alegrías de nuestras vidas, nos construyen como las personas que somos”

En plena proyección presidencial de Jeannette Jara, la historia de su primer amor irrumpió en la discusión pública. El politólogo Patricio Navia publicó en su cuenta de X un comentario que desató polémica: “Es de interés público saber el nombre del primer esposo de Jeannette Jara que murió cuando ella tenía 21 años. ¿Murió atropellado? ¿Enfermedad? ¿En combate? ¿Asesinado? La gente tiene derecho a la privacidad. Los candidatos presidenciales deben transparentar esa info”.

Fue la propia Jara quien respondió, en una entrevista en radio Usach: “¿Qué trata de instalar? Espero que nunca tenga que pasar por lo que pasé yo, pero como no tengo nada que ocultar, creo que es morboso. Era un exestudiante de acá, cuando yo entré él iba saliendo y tuvimos un bonito matrimonio. Solo que es súper difícil quedar viuda. El comentario de Patricio Navia es de una miseria humana. Me tuvo mal”.

Consultado para este artículo, el escritor David Hevia —quien compartió con Gonzalo Garrido en la política universitaria— también respondió: “Gonzalo era un pacifista. No era el contexto político para la lucha armada, estábamos en una democracia tutelada, con muchas piezas por cambiar. Nuestro trabajo fue dialogante, incluso con Carabineros, cuando teníamos la universidad tomada y había conversaciones formales. No al calor de un apaleamiento”.

Desde su muerte, Jeannette Jara ha mantenido el vínculo con la familia de su primer esposo: aún llama suegra a la madre de Gonzalo y cuñado a su hermano. En 2021 publicó en sus redes sociales una fotografía desde el cementerio junto a los padres de Garrido, con un mensaje sencillo: “25 años ya han pasado de la partida de Gonzalo Garrido Rojas y hoy lo recordamos con cariño y nostalgia”.

Este 11 de marzo, Jara volvió a recordarlo en sus redes: “Minutos antes que termine este 11 de marzo, solo decir: Gonzalo siempre presente. Las penas y alegrías de nuestras vidas nos construyen como las personas que somos”.

El próximo 11 de marzo —día en que se cumplen 29 años de su muerte— también será una fecha especial: coincidirá con el cambio de mando presidencial.

Jeannette Jara

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