Carta lector: Hijo de nana

“Quisiera contar mi historia soy un joven de 18 años, residente de la novena región, la araucania. He vivido 17 años aqui, pues uno (los 15) los viví en santiago. Alli pasé un tiempo en la casa donde trabaja mi mamá, en la Dehesa, sin ninguna duda uno de los más ostentosos barrios altos del pantano de cemento al que asquerosamente llamamos capital. Allí conviví con una familia cuica extremadamente católica, pinochetista y conservadora, de aquellas que le sujeta la sotana al cura, y entrega el diesmo, que le iba a dar a los cabros empaquetadores del supermercado a la monja que pasa recogiendo la limosna miserable. Bueno, allí fui testigo de la enorme hipocresía, con la que viven. viendo a mi clase (sureña y paria) como una raza de perros inmundos, a mi madre la explotaban, trabajando, parecia una mula minera, más que una mujer que esforsadamente se ganaba las monedas, y en su asqueroso actuar cristiano, trataban de ser amables conmigo (trataban porque era evidente el menosprecio con el que me veian.

contaré una anécdota, muy simpática donde demóstrare lo “doblefilo” que es aquella aristocracia estamental. aquellos que como los brahmanes de la india, gozan de los más grandes lujos, mientras que los parias se pudren ahogandose dentro de su propio excremento.

resulta que el dulce caballero, le tiraba el dulce a la otra empleada más joven de la casa. Con ella siempre tuve una relación muy buena, e incluso la queria como una hermana (en aquel entonces ella era 3 años mayor que yo). el cálifa carcamal, pensaba mal asi que un dia, me hecho la foca y me pidio que me fuera. mi madre me mando adonde mi abuela, quien vivia en lo barnechea. Ni por diginidad mi madre se pudo retirar del trabajo, ya que tenia miedo a no poder encontrar pega después.

a pero eso no termina ahi, años más tarde. La vieja cuica, le hecho las elevadas a mi madre, por haber tenido supuestamente a puro arroz y pollo a su hija mayor (en un verano en el que solo ella se habia quedado en casa.) esto fue la gota que lleno el vaso y mi madre se fue. La vieja tuvo la hipocresía de pedirle que estuviera viniendo (para que no dañara a los niños pequeños)

ah!!!

me acuerdo que un dia cuando fui a la misa a la iglesia de santa teresa, (cuando en aquel tiempo era católico, hoy soy ateo). al terminar la misa, me acerque al cura (un viejo pelado) a hacerle una pregunta de fe. El Cura, quien se entretenia conversando de carreras de caballos con unos empresarios, me dio a demostrar su gran vocación de sacerdote contestandome con un rotundo ¡¡dejame tranquilo!!, la impotencia fue tal, que me senti muy mal, no podia creer que un “hombre de fe” le dijera esas palabras a un laico, hoy pienso que se meta su maldita cruz por la raja si le gusta más!!!!!

saludos espero que les llegue mi historia

soy una simple victima más de está sociedad estratificada, estamental y pútrida”.

Juan Andrés