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Cultura

7 de Octubre de 2011

La galería sin fines de lucro

Luis Alarcón y Ana María Saavedra no están ni ahí con las galerías de arte del barrio alto. Hace 13 años crearon una que dialoga con sus vecinos de Pedro Aguirre Cerda. Fue así como transformaron el patio de su casa en la Galería Metropolitana, que se ha transformado en un referente para sus vecinos y, también, para los entendidos, dentro y fuera de Chile. Ahora lanzan libro recopilatorio. Aquí su historia.

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La pareja compuesta por Ana María Saavedra y Luis Alarcón hace tiempo que venía con la idea de instalar una galería de arte en su barrio. Buscaron un arriendo cercano, pero no pillaron ninguno barato. Después de pensarlo muchas veces, optaron por lo que estaba más a mano: el patio de su casa ubicada en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. A medida que reunían plata, daban vida al espacio, lo que se asemejaba a un gesto típico en los sectores populares: agregar nuevas habitaciones a la vivienda o readecuarlas como peluquerías o bazareo, como en este caso, una galería de arte. “No queríamos que fuera un lugar muy postizo e inmaculado, parecido a las galerías del barrio alto, sino que más acogedor, que se mezclara con el barrio”, dice Alarcón.

Luego de un año y medio, en junio de 1998, nacía la Galería Metropolitana (GalMet), que tiene como vecinas una panadería y una iglesia de barrio. Su intención principal era “hacer un aporte cultural a nuestra comuna”, dice Saavedra. GalMet, con el paso del tiempo, se ha transformado en un referente galerístico tanto en Chile como en el extranjero. Han pasado decenas de renombrados artistas entre los que se cuentan Iván Navarro, Roser Bru y José Balmes. Pero también ha sido un espacio para artistas jóvenes que recién comienzan su carrera.

Ahora acaban de publicar su segundo libro autoeditado, una especie de memorial institucional, que ofrece un repaso por los numerosos trabajos que han transitado por la galería entre 2004 y 2010.

“Ch.ACO: Nescafé”

La idea de ambos galeristas, desde el principio, ha sido conectar el arte contemporáneo con el barrio. Hacer que esos dos mundos dialoguen. Pero sin intenciones pedagógicas ni caer en lo mesiánico ni paternalista. “Eso no significa hacerlo más fácil ni simplificarlo. No estamos por hacer arte que sea familiar, que todos entiendan, sino todo lo contrario: un arte pensante, difícil, complejo”, dice Saavedra. Y ha resultado: vecinos han prestado sus hogares para hacer obras o han participado ellos mismos en otras. Claro que al principio a los vecinos les daba vergüenza entrar a la galería. Pensaban que les iban a cobrar entrada o mirar en menos.

Existe un prejuicio de que la gente entrecomillas humilde no va a los museos. Cómo lo han visto ustedes mismos.

Ana María: Igual nos ha costado atraerlos, pero de a poco se van acercando más. O nosotros a ellos; por ejemplo, la artista Alicia Villarreal reemplazó a la profesora de artes y terminó con una exposición de los alumnos en nuestra galería. Claro que nos gustaría hacer cosas más visibles para que vengan todos los escolares de la comuna. En ese sentido, algún cambio hemos hecho. Nuestros vecinos han puesto en su horizonte la posibilidad de entrar a una galería o museo. Y eso es muy gratificante.
Luis: Eso uno lo ve en el cotidiano: entre que va a la amasandería de la esquina y te empiezan a preguntar “oye, qué pasó con la obra de este artista suizo que cortó el auto”. Entonces, tenemos que contarles que esa obra se fue a Suiza, que el auto es una obra de arte ….
A: Y que nueve meses después te digan “el auto dislocado”.
L: Que el tipo cite eso es porque algo ha ocurrido…
A: Como vivíamos en este lugar tendríamos, por lógica, que haber hecho un centro cultural o una sede para talleres, pero no. Optamos por lo más difícil: una galería de arte especializado en pleno Pedro Aguirre Cerda.

En una comuna no acostumbrada al arte. Periférica para muchos, pero para los Alarcón- Saavedra no tanto: “Porque también podríamos decir lo mismo de la Galería Animal, que está en la periferia de Alonso de Córdova”. De ahí que la galería se llame Metropolitana: “Un chiste crítico, pues ponemos en duda cuál es la periferia y cuál el centro”.

Asimismo, querían romper con la figura clásica de galerista, la de un agente que se mueve únicamente dentro del sistema del arte. “Hasta incluso hoy, en que el arte se ha ido movilizando a una cosa más de diálogos, de todas maneras siempre se mantiene el galerista como un sujeto que se rige por este sistema elitista”, dice Saavedra. Y que no tiene idea de lo que es tratar con la gente común y corriente que no consume arte, porque no está dentro de su objetivo final. “Nosotros, en cambio, queríamos lo último. Una especie de híbrido entre gestores culturales y dirigentes sociales”. Pero Luis va más allá: “La mayoría de las galeristas son mujeres de clase alta, esposas de millonarios a las que les gusta el arte y se meten un poco en el negocio del arte, pero como si fuera una tienda o boutique de ropa. Y terminan funcionando como galería, pero se enmarcan bajo una lógica netamente decorativa para el mundo abc1”. Galmet es todo lo contrario. Sus muros no están pensados para colgar cuadros. Es un espacio que no vende: “El objetivo es desmontar la figura de élite que tienen estas galerías como Patricia Ready”.

¿Y la gente de esos barrios visita la galería o les da miedo que los asalten en el camino?

Luis: No, igual vienen. En taxi, pero vienen. Lo más difícil sigue siendo atraer a nuestros propios vecinos, porque al mundo del arte lo ganamos y eso no importa mucho, porque nosotros estamos apelando al otro mundo que nadie toma en cuenta.
¿Cómo ven el arte chileno?
A: Cegados por el oro, como diría el ex “guatón” Leppe, “flamante” agregado cultural de Chile en Argentina. Seducidos por la vida burguesa que galeristas como Patricia Ready, por ejemplo, les ofrecen.
L: Un caso emblemático de esto es el proyecto curatorial donde participa dicha galería junto a una empresa de telecomunicaciones, con el objetivo de estetizar antenas de celular, y donde participan artistas y arquitectos progresistas, que al parecer dejaron de lado sus principios, abducidos por los millones implicados. Seducidos por la lógica de mercado que se instaló en la escena, y donde Ch.ACO es el emblema principal.

¿Sí?

L: Sin competidor, entre otras cosas, porque no tenemos Bienal o Trienal organizada por el Estado, que le haga contrapeso, o museos activos, opinantes y/o críticos. Ch.ACO es como el nescafé, un sucedáneo charcha del verdadero café que serían la Documenta o la Bienal de Sao Paulo.

LA CURATORíA Y EL ASEO

¿Por qué hacer un libro sobre la galería?

A: Dentro de lo que consideramos extensión, entendemos que hacer el ejercicio de contar nuestra historia, de documentar cada uno de los acontecimientos, es necesario.
L: Este libro responde un poco a las falencias de la academia y de la historia del arte, porque se supone que un historiador de arte tendría que hacer ese trabajo, pero sabemos que eso es casi improbable.
En el libro, el único medio que aparece, casi como sponsor es LUN, promocionando sus expo.
L: Pocos medios cubren lo que acontece en el campo del arte contemporáneo; hay pocos periodistas especializados, pero sobre todo hay pocos espacios dedicados al tema en los medios masivos. Hay que reconocer que es un espacio muy valioso para nosotros, en la medida que llega a nuestros vecinos, más que al mundo del arte. Por otra parte, La Tercera nunca nos ha publicado. El Mercurio muchas veces nos ha cubierto pero también nos ha hecho encerronas, como fue en un artículo a página completa en Artes y Letras en enero de 2006, en el que reconocen la validación del proyecto al interior del mundo del arte, pero desconocen o desmienten su valor al interior del mundo popular de nuestra comuna.

¿A qué se debe que Galmet perdure tanto tiempo y no haya muerto en el camino?

A: No sé… Igual cuesta, sobre todo, financiarla. Al final hacemos de todo: desde la curatoría, los afiches, las instalaciones, el aseo… Es la casa la que termina financiando el espacio. Es como la economía doméstica que extiende sus pocos pesos para pagar lo extra. Nunca hemos tenido aportes que nos permitan funcionar un año. Pero hay que hacerlo. Alguien tiene que hacerse cargo de valorar más al artista que al producto.
L: Es humanizar el arte, acercarlo a la gente. Lo nuestro abre otro horizonte, el de la crítica hacia esa hegemonía del arte light. En ese sentido, nos gustaría que hubiera más proyectos que se la jueguen por este horizonte. Por eso desde ya saludamos la existencia de Galería Callejera, de Galería Daniel Morón, de Crac Valparaíso, de lo que está haciendo la Revista Plus o la valdiviana Rattha Gallery.

¿Qué piensan del Premio Nacional de Arte entregado a Gracia Barrios?

A: Teníamos de candidato a Eduardo Vilches, porque, justamente, ha sido un artista que no ha transado, que tiene una postura del arte que no se acomoda y es bastante heroico al mantener una producción vinculada a las generaciones más jóvenes.
L: Por otro lado, Gracia Barrios también es increíble. Es un premio bien merecido. Quizás un poco tarde se lo dan, pero bueno así, son los premios.
En estos 13 años de la galería, las anécdotas sobran. Una noche, por ejemplo, cuando recién partían como espacio, a las cuatro de la mañana se escuchó un estruendo que los despertó de golpe. Era una cuca de pacos que se había incrustado en el frontis de la galería. “Según ellos, resultado de una persecución policíaca; según nosotros y varios vecinos que también salieron, el chofer conducía borracho, pues antes de impactar la galería chocó un poste de la luz que quedó deshecho”, cuentan ambos. La imagen era increíble, con la mitad del vehículo policial dentro de la galería. Una verdadera instalación artística: “Desgraciadamente, no tenemos registro fotográfico del acontecimiento porque la policía que llegó nos prohibió sacar fotos dentro de nuestra propia casa. Cosas que pasan acá”.

GalMet queda en Félix Mendelssohn 2941, PAC.
www.galeriametropolitana.org

GALERÍA METROPOLITANA 2004-2010
Ana María Saavedra y Luis Alarcón (editores)
2011, 176 paginas.
Venta en Metales Pesados.

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