Columna de Francisco Reyes | Luis Alarcón: un compañero de primera línea

Lucho tuvo una vida dedicada a las artes escénicas, al cine y a la televisión. Y para mí fue un referente, un compañero de primera línea, un gran luchador social y sobre todo un gran amigo.

Tuvimos la oportunidad de trabajar muchas veces juntos. La primera vez fue en el año 1990 con Raúl Ruiz en la telenovela Errante. Fuimos muy amigos el tiempo que trabajamos en Televisión Nacional y pudimos compartir muchísimos momentos, tanto delante como detrás de cámara.

Toda la experiencia que nos unía a nosotros particularmente era el mundo de Raúl Ruiz. Trabajó con él en los años 60 y a comienzo de los 70, una época sumamente importante para el teatro y para el país también. Una época de grandes cambios y luchas que siempre estaban presentes en las conversaciones. Lucho para mí, por lo menos, fue un gran aporte de vida.

Ya estaba hace un tiempo atrás aquejado, no saludable, delicado y se había retirado de las tablas, pero le sacó punta hasta cuando pudo sacarle punta a la vida, y en ese sentido yo le tengo una gran admiración. Y creo que Lucho tuvo todo el respeto de la gente, y fue valorado y apreciado por muchos colegas.

Sin duda Chamorro es uno de los personajes más recordados de Luis Alarcón y tuve la oportunidad de compartir esa teleserie con él. En ese tiempo éramos bien yuntas y aparte de la cuestión laboral, de lo que estábamos construyendo como historia, salíamos, paseábamos juntos, conversábamos mucho, conocíamos gente de los lugares, en fin, mucha experiencia.

Pero también estaba Betancourt, que es reconocido por los más viejos, y otro personaje hermoso que hizo fue en Puertas Adentro, donde hizo una pareja homosexual junto a Pepe Sosa.

Ahora que no está, uno dice “puta madre”. Yo lo llamaba periódicamente y le preguntaba por su salud, las típicas cosas. Tuve, por suerte, la posibilidad de comunicarme con él en el verano. Quedamos de juntarnos, y así pasaron los meses hasta que se fue.

Él siempre fue un tirador hacia arriba. Nunca, por lo menos conmigo, fue un alma depresiva en absoluto. Siempre tomaba los problemas con mucho optimismo. Era su actitud frente a la vida, así que aunque hubiese estado jodido me iba a decir que estaba como tuna.

Son las típicas cosas que uno dice cuando alguien parte. Pero sinceramente, para mí fue un excelente compañero de trabajo, un excelente compañero de vida en el tiempo que compartimos, una persona muy abierta y un gran amigo.

*Francisco Reyes, actor y director de teatro chileno.