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Mundo

28 de Agosto de 2012

El Málaga de Pellegrini se junta con los grandes tras avanzar en la Champions League

Nota de ElMundo.es El infierno fue blanquiazul, por más que los mitos aseguren que es rojo por las llamas que lo aderezan, el Málaga se encargó de congelarlo para plantarse en la Liga de Campeones. Pellegrini y sus secuaces han escrito la mayor epopeya de la historia malaguista. El olimpo de la Champions abre su […]

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Nota de ElMundo.es

El infierno fue blanquiazul, por más que los mitos aseguren que es rojo por las llamas que lo aderezan, el Málaga se encargó de congelarlo para plantarse en la Liga de Campeones. Pellegrini y sus secuaces han escrito la mayor epopeya de la historia malaguista. El olimpo de la Champions abre su portón para recibir al equipo andaluz: ‘Bienvenidos al Paraíso’. Su empate sin goles frente al Panathinaikos le otorga gloria deportiva y una jugosa inyección económica. [Narración (0-0)]

El tan cacareado averno griego se convirtió en el cielo para el Málaga. El conjunto malagueño no se dejó intimidar por el ambiente del estadio Spyros Louis e impuso su credo desde el arranque con oficio, orden, solidaridad y posesión de la pelota. Mucho tuvo que ver el planteamiento mezquino de Jesualdo Ferreira, con un centro del campo yermo de ideas que renunció a la pelota desde el primer minuto.

El excesivo temor que infunden las visitas al Olímpico, muy pronto quedó desnudado por la valentía del Málaga, que capeó a ratos con jerarquía y con fútbol un logro para estar en la liguilla de la Champions. Ordenados y cómodos sobre el césped, los visitantes tomaron el mando del cuero hasta disfrutar de varias ocasiones. Un par de remates inocentes del joven Fabrice, otro de Eliseu, un cabezazo que se marchó desviado de Demichelis y varios disparos de Isco, fueron suficiente para amedrentar a su adversario, que apenas merodeó el área de Willy Caballero en los primeros 45 minutos.

El Málaga acosaba pero era incapaz de hacer estallar la dinamita. Al Panathinaikos, frágil atrás y sin mordiente ofensiva, no le valía el aliento de las 30.000 gargantas para revertir los dos zarpazos de la ida, y sólo se abastecía de algunos destellos del tanque Lazaros y de las cabalgadas de Sissoko. Insuficiente.

Desesperación griega

Se consumían los minutos y se desesperaba la escuadra ‘verde’, incapaz de hilvanar jugadas y llegar con peligro a la portería rival. Sólo lo hacía a balón parado. A los 57 minutos llegó la primera ocasión para el Panathinaikos en una falta que ejecutó Lazaros por encima del larguero. Antes había avisado Toulalan con un disparo que se marchó fuera por centímetros.

El Málaga continuó en la segunda mitad imponiendo su jerarquía y oficio, comandados por el omnipresente Toulalan y el fajador Camacho, apoyados en el ataque por Isco, Joaquín y Eliseu. Pellegrini dio aire al equipo con la entrada de Juanmi por Fabrice, quien se desgastó en ataque incordiando a los centrales. El ariete malagueño erró un claro contragolpe nada más saltar al campo.

Jesualdo agotó sus últimos cartuchos con los atacantes Mavrias y Toché y el Málaga empezó a dormir el partido. En los minutos finales el Panathinaikos lo intentó con balones colgados al área de castigo pero la defensa blanquiazul fue tan resistente como el Partenón. Camacho marcó, pero el linier se equivocó al anular el tanto. Ya daba igual, el 2-0 de la ida fue suficiente para estar en el sorteo de Montecarlo con los mejores equipos de Europa. Y eso es prestigio, ilusión y también dinero: unos 15 millones de euros.

Justo 10 años después de ganar la Intertoto con un gol de Roteta y entrar en la Uefa, a los pies de la Acrópolis, Pellegrini y sus muchachos graban sus nombres con letras de oro. El Málaga, que será el décimotercer equipo español en jugar la Champions, quiere dar guerra por los campos del Viejo Continente.

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