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Opinión

18 de Noviembre de 2013

Sin negociaciones ni soberbia

Se confirmó lo que dijimos el día uno: que habría segunda vuelta entre dos mujeres, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. Es una gran noticia porque ahora sí, con ellas dos en competencia, va a haber debate, confrontación de ideas y de estilos, lo que necesita saber la gente para elegir con convicción qué es lo […]

Lily Pérez
Lily Pérez
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Se confirmó lo que dijimos el día uno: que habría segunda vuelta entre dos mujeres, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. Es una gran noticia porque ahora sí, con ellas dos en competencia, va a haber debate, confrontación de ideas y de estilos, lo que necesita saber la gente para elegir con convicción qué es lo mejor para el país.

Lo que está en juego es fundamental: estamos ante la continuidad de las políticas públicas del Presidente Sebastián Piñera, que representa Evelyn Matthei, o un cambio drástico, y a mi juicio negativo, que encarnan Bachelet y la Nueva Mayoría, que no es más que la Concertación y el Partido Comunista.

El país se está jugando un futuro que es distinto dependiendo de quién es elegida y eso es lo que trataremos de dejar en claro en la campaña de segunda vuelta.  Desde este mismo lunes estaremos, otra vez, al cien por ciento, intentando conquistar la confianza y el corazón de los chilenos y lo haremos con coraje y entrega.  Me apasiona, en lo personal, que en la primera línea política estén dos mujeres, es algo inédito en el mundo, un motivo de orgullo. Pero también quiero decirlo claro: el que Evelyn esté en una segunda vuelta significa que los derrotistas, los agoreros que abundan en nuestro sector, fueron vencidos, perdieron. Esta fue una campaña durísima de una candidata que no buscó serlo, que surgió por una circunstancia determinada, que enfrentó al poco tiempo y al siempre desgastador fuego amigo, así es que hoy los derrotados son quienes no creían que esto era posible, quienes crearon o contribuyeron a crear conflictos, los dirigentes que durante toda la campaña realizaron declaraciones desafortunadas. Ellos fueron eclipsados por quienes trabajamos duramente por ganarle a las encuestas desfavorables, al Centro de Estudios Públicos, al pesimismo imperante.

Tenemos fe en que podemos dar una buena batalla porque sabemos que ahora se rebaraja el naipe y nadie, sino los electores, son dueños de sus votos. Los sufragios que obtuvieron en esta primera vuelta Franco Parisi o Marco Enríquez-Ominami no les pertenecen: son de la gente que confió en ellos y por lo mismo, si somos capaces de convencerlos, con ideas, con argumentos, pueden también confiar en nosotros. Por lo tanto, Evelyn lo que va a hacer es hablarle a la gente. No va a negociar entre cuatro paredes, no va a pedir bendiciones, va a apelar a las personas que son dueñas de su sufragio. Y lo hará con humildad, la misma que le faltó a los dirigentes de la Nueva Mayoría: ellos dijeron que nos iban a vencer el 17 de noviembre, que nos iban a arrasar. La soberbia, sobre todo en política, es peligrosa y esa soberbia también contribuyó a que estemos en un nuevo escenario, esperando lo que digan las urnas el 15 de diciembre.

 

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