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Opinión

3 de Marzo de 2014

A recuperar la epopeya nacional o afilemos los corvos

* Estos hijos de puta tienen, en algún momento, que aburrirse de la democracia cagona para, de una vez por todas, hacer limpieza e higiene social. Ya llegará la época gloriosa de los Gómez Carreño, de los Silva Renard, de los Ibáñez, de los Pinochet, para que esta patria recupere su impronta cívica y amante […]

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
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Estos hijos de puta tienen, en algún momento, que aburrirse de la democracia cagona para, de una vez por todas, hacer limpieza e higiene social. Ya llegará la época gloriosa de los Gómez Carreño, de los Silva Renard, de los Ibáñez, de los Pinochet, para que esta patria recupere su impronta cívica y amante del orden. Las huestes sanitizadoras debemos aprovechar el fallo de La Haya, estupidez política en la que nunca un gobierno debió habernos metido como nación soberana, para arremeter con una ofensiva nacional que autoafirme el territorio patrio.

La renovación de la derecha que promueven esos liberales de mierda tiene que ser destruida, la única renovación posible es agudizar las contradicciones binacionales y cagarnos a los cholos, deshacernos de la basura peruana y otras razas menores y afirmar los valores de la chilenidad cueste lo que cueste. Tenemos que prepararnos para la guerra, esta es la ocasión, la derecha tiene que tener una perspectiva genuinamente nacional. Hay que reflotar estrategias como la guerra de don Ladislao, pero bien hecha. No sólo los militares deben acuartelarse, todo Chile debe ser un cuartel dispuesto al combate para defender nuestra soberanía que nunca más debe ser amenazada. La derecha de los mijitos ricos, de los hijos de papá, tiene que dejar lugar al corvo, al yatagán y al sablazo preciso. Hay que limpiar Chile de comunistas con piel de oveja, de anarquistas hijitos mal criados de una oligarquía decadente y homosexual, y de una manga de liberales de toda ralea, ya sean de izquierda o de derecha que con su democratoidismo decadente y ruinoso han hecho de este país una Sodoma y Gomorra cualquiera.

Alguna vez alguien limpió Chile con la escoba, hoy se necesita mucho más que eso. Requerimos del filudo acero y de mucho plomo que desgarre la carne del cerdo irrespetuoso; se acabó la paz que requieren los orgiásticos para sus fiestocas degradadas, dedicadas al consumo de abyecciones e iniquidades. Una nueva austeridad es lo que una nueva derecha debe ofrecer, porque para qué estamos con cosas, a la mayoría de la gente le gusta la disipación, por eso a este pueblo de mierda no hay que preguntarle tanto con esta basura de las elecciones, hay que obligarla a hacer lo que corresponde y sobre todo obligarla a trabajar, flojos culiaos, ¿quién no trabaja con un fusil en la raja, cómo se decía en tiempos de mi general? Seamos prácticos. Apelemos al sentido común de la vieja pobretona o clasemedianística que todavía añora aquellos tiempos, porque en ese periodo había mayor seguridad, qué duda cabe de eso. Y si hubo que matar huevones era porque la patria así lo requería. Pareciera que es un mal momento para la patria, porque van a gobernar de nuevo los comunistas, y todo a partir de ese maldito gobierno del traidor Piñera que les abrió el camino y que no fue más que un quinto gobierno de la Concertación, pero no hay que decaer. No es un mal momento para los buenos chilenos, a pesar de la decadencia de la vieja derecha.

La demanda de la gallada tiene un límite: las exigencias de los ociosos e insanos que lo único que quieren es carretear, de los que quieren todo gratis, de los que toman cerveza en la calle y que gritan como las putas, de los artistas decadentes que fuman pitos y mariconean, y escriben versos estúpidos e incomprensibles, y de los pedigüeños que tienen puros derechos, ningún deber, llega a su fin, porque el populismo no es capaz de administrar su propia basura demagógica. El tiempo de esos perros y perras se termina en marzo, cuando asuma esa zorra maldita, porque esos señoritos que hablan de corrido no se la van a poder con esos hijos de puta que van a salir a la calle a continuar con la juerga. Ahí es donde nosotros les debemos dar una manito desde los cuarteles, ayudarlos un poquito con nuestra experiencia en combate. A esos pendejos mal comportados no es difícil infiltrarlos, y así fomentar la demanda por orden y patria. Teñir de sangre las calles y hacer invivible la vida social y golpear la puerta de los cuarteles de invierno, esa es la tarea que se nos impone. Lo mismo habría que hacer en la Araucanía, con esos indios de mierda que no se adaptan a vivir en el país que les tocó, son poquitos, pero molestosos, ayudados por anarquitos hijitos de papá y por curas maricones con sensibilidad social, los muy chupa picos. Sólo así tendremos un nuevo septiembre negro. Tenemos que luchar por ello, la patria nos necesita. ¡Viva la muerte!

*Investido como el villalemanino de mechas tiesas defensor de la patria

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