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Poder

14 de Julio de 2015

Las escandalosas horas extras de la Municipalidad de Maipú

En Maipú no solo están agarrados por la licitación de la basura. En los últimos meses, funcionarios, concejales y diputados, han librado una dura batalla en la Contraloría por los enormes pagos de las horas extras que realizan los distintos jefes de servicios. Aunque en el municipio han sido enfáticos en aclarar que todo está en orden, hay algunos números que no calzan. “Hay personas que prácticamente dicen trabajar 18 horas los siete días de la semana, y eso es imposible”, reclama el diputado Joaquín Lavín, que denunció esta práctica a los fiscalizadores.

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maipu horas extras

En enero pasado, Germán Arce, director de Obras suplente de la Municipalidad de Maipú, ganó $2.826.000 en horas extras. Según datos obtenidos por transparencia, el jefe del departamento trabajó 180 horas legales y 200 extraordinarias, con jornadas de 15 horas en promedio de lunes a domingo. El record de producción, le permitió a Arce convertirse en el funcionario que más dinero ganó durante ese mes, con un sueldo bruto de ocho millones de pesos, tres millones más que su jefe, el alcalde Christián Vittori, que hoy está siendo investigado por las anomalías en la licitación de la recolección de la basura de la comuna.

La abultada cifra de Arce, más otras que existen en la planilla de gastos que el municipio sube todos los meses a su portal de transparencia, llamaron la atención del concejal de RN Alejandro Almendares, quien en marzo pasado solicitó a la Comisión de Finanzas que le explicara lo escandaloso que resultaban esos pagos. Según recuerda Almendares, los presentes en la reunión fueron enfáticos en argumentar que todo estaba en regla y la directora del departamento de Administración y finanzas, Rosalba González, le aclaró que “si bien las horas extras podían parecer a primera vista un poco voluptuosas, estas efectivamente se habían trabajado”. Según las planillas de enero, febrero y abril, ella misma aparece cobrando $1.900.000 por este ítem, por haber realizado 130 horas extras cada mes, trabajando en promedio 13 horas de lunes a domingo.
Luego de la reunión, Almendares comenzó a recopilar antecedentes para presentarlos en la Contraloría. Al poco tiempo, sin embargo, descubrió que funcionarios de esa institución ya habían iniciado una investigación sobre esos pagos. No era la primera vez que ocurría.

En junio de 2008, cuando la municipalidad estaba bajo la administración del actual ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, la Contraloría dejó al descubierto el más extraño caso de horas extras que se recuerde en Maipú. La auditoría decía que el funcionario de iniciales A.C., que se desempeñaba en la dirección de Aseo y ornato, había trabajado la absurda cantidad de 340 horas extras en el mes de junio de 2006, lo que sumado a su jornada legal de 180 horas, dio un promedio de 21 horas de lunes a domingo: “Eso resulta físicamente imposible de realizar”, decía la tesis del informe que elaboraron los fiscalizadores.

La Contraloría descubrió que detrás de este caso, y otros más que detallaba el informe, estaba el deficiente control del municipio a los relojes que registran el ingreso de los funcionarios y la aprobación retroactiva de los decretos que autorizaban las horas extras. La administración se comprometió a rectificar las anomalías, y en mayo de 2007 les prohibió a los directores programar trabajos que no respetasen un día de descanso semanal y estableció un máximo de 80 horas extras para cada funcionario. La medida, que buscaba evitar pagos excesivos, no funcionó.
-No me parece ético que una persona gane dos millones de pesos en horas extras, mientras hay funcionarios con sueldos de 500 mil pesos. Ponte en el lugar de ese funcionario –se queja Almendares.

19 HORAS DE TRABAJO

La denuncia por el pago excesivo de horas extras no solo ha preocupado al concejal de RN. En la Contraloría existe registro que en junio pasado, el diputado de la UDI Joaquín Lavín, solicitó un pronunciamiento en derecho sobre las horas extras de la funcionaria Ana Salinas, jefa del departamento de Deportes. Lavín argumentó la misma razón que en el 2008 esgrimieron los fiscalizadores por el caso de A.C.: la imposibilidad física de trabajar tantas horas al día.
Los controles de asistencia de junio a diciembre de 2014 que presentó Lavín a la Contraloría, dan cuenta de largas jornadas de trabajo, con semanas enteras entrando a las 8:00 y saliendo después de la medianoche. Entre fines de octubre y mediados de noviembre de 2014, Salinas trabajó 27 días seguidos, incluidos tres sábados y tres domingos. El fin de semana que comenzó el viernes 7 de noviembre, por ejemplo, fue el más sobrecargado. Ese día batió su propio record de producción, al trabajar 19.2 horas: desde las 8:20 de la mañana hasta las 3:30 de la madrugada del sábado, día en que además trabajó desde las 8:30 hasta las 1:30 del domingo.

-Se ha hecho un abuso de este tema. Es impresionante la cantidad de horas que trabaja, la pobre señora casi no duerme –ironiza el diputado.

Lavín asegura que este tipo de casos le llegan todos los días y que son los mismos funcionarios los que han ido acusando a sus jefes. Según cuenta un trabajador que ha hecho estas denuncias -y que prefiere mantener el anonimato- la falta de control de las horas extras es evidente.

-Yo trabajé en el Edificio Consistorial y allí veía cómo gente de otras reparticiones de Maipú llegaba a las diez de la noche a marcar la tarjeta y luego se iban para la casa, llevándose el documento en su billetera. Lo mismo pasaba en la mañana, llegaban muy temprano, marcaban, y después se subían al auto. Yo imagino que iban a seguir durmiendo. Se supone que las horas extras son, como su nombre lo dice, extraordinarias. Pero si analizas las remuneraciones te encuentras con que algunos jefes tienen aprobadas las mismas horas todos los meses –se queja el funcionario.
Su preocupación apunta, por ejemplo, a Jaime Azúa, jefe de la Dirección de Desarrollo Comunitario, que en los meses de enero, febrero, abril y mayo de este año realizó 130 horas extras cada mes, con una carga laboral en promedio de 13 horas de lunes a domingo. Por ese trabajo extra, Azúa recibió mensualmente $2.043.624, que sumó a su sueldo bruto de cuatro millones y medio.

Según Alejandro Almendares, en la comisión de Finanzas le explicaron que las horas extras estaban en regla, con su correspondiente decreto que las autorizaba. Para mayo de este año, por ejemplo, la municipalidad había aprobado 258 millones de pesos solo para este ítem. Para Lavín, sin embargo, que estén en regla, no necesariamente implica que los trabajos se hayan realizado.
-La Municipalidad de Maipú se ha prestado para emplear a amigos de la Nueva Mayoría, para contratos fantasmas, y para que muchos funcionarios aumenten sus ingresos a través de horas extras no trabajadas. Hay personas que prácticamente dicen trabajar 18 horas los siete días de la semana, y eso es imposible -se queja el diputado.

VIVIENDO EN LA MUNICIPALIDAD

En la municipalidad descartan cualquier ilegalidad en el proceso. Alejandra Bustamante, administradora municipal suplente, explica que lleva 20 años trabajando en distintos municipios, y es enfática en asegurar que todas las horas extras se autorizaron como dice la norma y que también se trabajaron.

-Nosotros prácticamente vivimos acá. El director de Desarrollo comunitario no se va nunca antes de las 12 de la noche y yo misma he visto al director de Obras en su trabajo a las seis de la mañana –dice, mostrando un fajo de papeles con las remuneraciones y las horas extras de cada uno de los trabajadores de Maipú.

Bustamante llegó a trabajar hace varios años a Maipú y, asegura, estos le permiten hablar con propiedad sobre lo que sucede en el municipio. El gran causante de que se paguen tantas horas extras –cuenta- es la imposibilidad legal de contratar más personal de planta.

-La municipalidad está en un encasillamiento desde la década del 90. Tenemos 543 funcionarios de planta para atender a 544 mil habitantes, la misma cantidad de trabajadores que teníamos en 1992 para atender 256 mil personas –expone.

Bustamante defiende cada una de las horas extras autorizadas. Argumenta que la comuna tiene una agenda 24/7, con muchas actividades barriales y de fiscalización en terreno. Lo único que no puede dejar de hacer –aclara- es atender las emergencias y pagarles a los funcionarios por cada labor realizada.

-Si no atiendo una filtración de agua o un fallecimiento de una persona en un domicilio, al otro día tengo a la tele diciendo que la municipalidad no asistió oportunamente a una emergencia. La falta de dotación es tremenda y eso significa que nuestro equipo está sobre exigido, con estrés. Por eso yo no puedo dejar de pagarle a un trabajador las horas extras, porque si tu costo de oportunidad es dejar a tu familia, lo menos que esperas es que eso tenga una retribución –argumenta Bustamante.

La administradora cree que a Maipú se le ha cargado la mano en las denuncias. Lo dice por la investigación sobre la licitación de la basura y también porque está segura que hay otros municipios que pagan más horas extras, pero que ellos son los únicos cuestionados. Enumera ejemplos:
-Santiago paga 5.093 millones de pesos en horas extras, Las Condes 3.876 millones y Maipú 2.890 millones, pero los medios de prensa han tenido un ensañamiento con nosotros y le han faltado el respeto a la dignidad del trabajador municipal –se queja Bustamante.

Lo que plantea la administradora suplente fue analizado por la comisión asesora contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción. No exactamente el caso particular de Maipú, pero sí cómo la gran cantidad de dinero que manejan las municipalidades se ha transformado en un caldo de cultivo para la corrupción.

-No conocía lo de las horas extraordinarias, pero confirma que hay problemas serios de manejo de platas en algunos municipios. El ciudadano medio donde más ve la corrupción es en su municipio. Chile no va a caer mucho en los índices de transparencia, porque la corrupción a nivel central sigue siendo relativamente baja comparado a otros países. En cambio, a nivel municipal, hay serios problemas de probidad –argumenta Eduardo Engel, el economista que presidió la comisión.

El grupo, que sesionó durante poco más de un mes, le dedicó un capitulo completo al tema municipal. Entre las propuestas generadas para transparentar y mejorar la gestión está la obligatoriedad de que algunos cargos de confianza se llenen a partir de una terna elegida por Alta Dirección Pública, la imposibilidad de contratar personal a honorarios seis meses antes de los períodos electorales, y que el Concejo Municipal apruebe anualmente una política de recursos humanos de manera pormenorizada, entre otras cosas.

-Para ser justos, la mitad de los problemas de los municipios tienen que ver con riesgos de corrupción y la otra mitad con falta de profesionales, porque la buena parte no tiene cuadros profesionales idóneos. Un ejemplo, el director de obras municipales maneja mucha plata con grados importantes de discrecionalidad y hoy se nombra en base a antigüedad, no a méritos. Si ese cargo se designa a través de una terna que proviene de la Alta Dirección Pública, das un paso muy importante para mejorar y transparentar la gestión municipal. La mejor prueba de que esto funcionaría es que los directores de obras están indignados con esta propuesta del Consejo Anticorrupción –concluye Engel.

Para Alejandra Bustamante, sin embargo, esas medidas son insuficientes. Ella no solo defiende el uso de horas extras, sino que aboga para que el Congreso iguale las condiciones económicas de los funcionarios municipales con la de sus pares del nivel central. Solo así –dice- dejarán de pagarse las horas extras que hoy se facturan.

-Si aumenta la planta y entran más profesionales, probablemente el sueldo de los trabajadores disminuya, pero eso debería enriquecer a la organización –añade.

Para Joaquín Lavín, sin embargo, el problema principal está en la fiscalización.

-Es sabido que hay algunos funcionarios que se van a dar una vuelta a la plaza con la familia y pasan a marcar la tarjeta. No me cabe duda que esto también se da en otros municipios, porque la manera en que funcionan se presta para la corrupción. El gran problema es que estas cosas son muy difíciles de fiscalizar –concluye el diputado.

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