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Nacional

5 de Agosto de 2015

Cristián Cuevas en su regreso a Chile: “en nuestro país hay un chantaje permanente por parte de los empleadores”

El expresidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, llegó al país tras renunciar a ser agregado laboral en España y se comenzó a reunir con diversas organizaciones sindicales de inmediato. Dice que la muerte de Nelson Quichillao López lo paralizó y golpeó fuertemente y decidió regresar a contribuir con las organizaciones sindicales. Además señala que hay que trabajar para achicar ese "dique poderoso de los empresarios" que no respetan las leyes laborales y agrega que, pese a los problemas actuales, la intención del PC no es abandonar la Nueva Mayoría sino proyectarla en el tiempo.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

Cristian Cuevas Cobre

A menos de un día de pisar tierra chilena, tras dejar su cargo como agregado laboral del gobierno en España, el líder sindical Cristián Cuevas (PC) comenzó su recorrido laboral. Primero en Catemu, apoyando la huelga de un grupo de trabajadores de la mina Amalia, y luego dando su respaldo en una olla común en la Fundición Codelco Ventanas.

La muerte de Nelson Quichillao López, el trabajador que falleció por una bala de Carabineros en medio de las manifestaciones por el conflicto entre los trabajadores subcontratados y Codelco por la revisión del Acuerdo Marco, en la entrada a la mina El Salvador, fue la detonante de dejar su puesto en España y volver para, tal como él dice, “contribuir en el empuje de mejoras laborales para todos los trabajadores”.

Con el ánimo enardecido tras la muerte de Quichillao y la nula opción de negociación con la Confederación de Trabajadores del Cobre, la llegada de Cuevas, exlíder de esa organización y exsecretario de Negociación Colectiva de la CUT, promete no dejar a nadie indiferente.

¿Cómo han sido tus primeras horas en Chile, tras dejar el puesto de Agregado Laboral en España?

Ha sido con bastante tranquilidad y con mucho respeto hacia quienes hoy día en este país están dando distintas batallas desde el mundo de los trabajadores. He tenido mis primeros encuentros con algunos líderes estudiantiles, de trabajadores y movimientos sociales. Me trasladé a la minera Amalia, en Catemu, donde hace más de 21 días están cerca de 200 trabajadores en huelga porque el dueño, un señor llamado Juan Ramus, no ha accedido a negociar con el sindicato. Obviamente son trabajadores que están en situación de mayor vulnerabilidad, porque son organizaciones nuevas, porque se levantan grupos negociadores y porque la institucionalidad laboral no la respetan, les da lo mismo. Ellos me pedían cuando estaba en España poder visitarlos.

Y sigue tu ruta.

Sí. Ahora (ayer) voy camino a Codelco Ventanas para poder participar en una olla común con los trabajadores en huelga en la Fundición, en este caso con los contratistas. Así que ha sido más bien de estar observando, ordenando la agenda y obviamente empezar a acompañar desde los centros mineros, apoyando a mis compañeros y mirando con mayor perspectiva las tareas que se vienen a futuro.

La llegada tiene un motivo específico: el hecho lamentable que fue la muerte de Nelson Chiquillao. ¿Cómo te enteraste de esto?

Mira, yo me entero de la situación que se está viviendo en El Salvador y Diego de Almagro por trabajadores que me escriben a través de las redes sociales. La verdad es que tengo la posibilidad de que mucho trabajadores y dirigentes me escriban y me pidan apoyo, orientación, y esa noche en Diego de Almagro y en el Salvador, donde había una fuerte represión, en forma in situ me avisan de lo que estaban viviendo, de la brutal represión que había. Y la muerte del compañero Nelson Quichillao me paralizó, me golpeó fuertemente como a todos los dirigentes de la CTC y a los trabajadores de nuestro país. Estando tan lejos de Chile, fuera, la angustia es mayor y sobre todo entendiendo que me había tocado estar conduciendo estas mismas batallas en anteriores negociaciones, con esta represión, un muerto la verdad es que a mí me dejó bastante golpeado.

¿Sentiste que había que reaccionar?

Ahí empecé a hacer una retrospección inmediatamente y a las pocas horas ya había tomado la decisión de que yo no podía seguir asumiendo esta responsabilidad en la embajada de Chile y que un gesto mínimo, sin ningún cálculo político, sino que desde lo más íntimo como ser humano, como un compañero que ha sido parte de la construcción de la CTC y sus luchas, era el mínimo gesto de solidaridad. Yo lo vi desde esa perspectiva, no con el cálculo político. No pensando en nada, sino que pensando en el trabajador y su familia, pensando en los dolorosos minutos que vivieron mis compañeros de El Salvador y Diego de Almagro y en todos los centros mineros.

¿Tomando en cuenta lo que ha pasado en Chile este último tiempo, qué te parece este Chile en relación al del año 2007, cuando te tocó liderar una gran movilización en pro de mejoras laborales?

Sin duda que los trabajadores paralizados en Codelco y en el país, a partir de la irrupción de nuestra lucha el año 2007, que me tocó liderar, hemos avanzado y las condiciones han cambiado. Pero sigue existiendo un nudo duro de no permitirnos negociar sectorial y ramalmente y sigue habiendo una criminalización de la lucha social. En nuestro país no se ha avanzado en ver a los trabajadores y a la lucha social como un enemigo que hay que combatir y que obviamente que hay que vigilar. Castigo y vigilancia es lo que uno vive, y yo estando acá en Catemu, en un sector pequeñito de la Quinta Región, al interior de la Cordillera, en una minera mediana, los trabajadores hace una semana fueron desalojados por fuerzas del Gope y antimotines. Y la empresa opera con helicópteros llevando rompehuelgas. Yo estaba ahí presente cuando venía el helicóptero llevando a rompehuelgas para que funcionara la empresa. Entonces, los empleadores en nuestro país prefieren invertir recursos para romper la huelga, impedir el avance de los trabajadores antes que ceder a esas demandas. Y lo que hacen los trabajadores honestos, es sentirse indefensos.

No ha habido un cambio de actitud.

Es que la institucionalidad del Estado, es decir de los organismos que deben hacer cumplir estas normativas, no tienen espalda al parecer para poder obligar a estos empleadores a poder negociar. Empleadores que también tienen negocios, en este caso, con Enami, que es una empresa del Estado. Entonces está todo relacionado y el trabajador común y silvestre siente que no estamos avanzando como quisiéramos. Que queremos reformas, que queremos cambios, pero siempre hay un dique poderoso de los empresarios en nuestro país a los que le da lo mismo. Por eso se sienten indefensos y creo que con nuestro mensaje, que hemos traído, en mantener la disposición, la unidad, la disciplina, es posible salir y tener victoria también. Yo creo que en la comparación que hay, al parecer hemos avanzado en algunos aspectos, pero quedan esos nudos fuertes de que el proceso de negociación colectiva, la huelga como tal, hay una estigmatización institucional, por parte de los empleadores y que tienen el control de los medios de comunicación, como una forma de poder pisotear al mundo del trabajo.

Lo hemos visto con la reacción a la Reforma Laboral, que también ha sido muy criticada por ustedes. ¿Cómo ves tú el futuro en ese ámbito, tomando en cuenta que más que avanzar incluso se podría retroceder?

Yo aspiro y aspiramos nosotros a seguir avanzando en la posibilidad de las reformas laborales y los mecanismos que permitan la huelga sin reemplazo y la negociación colectiva efectiva. Creo que en nuestro país hay un chantaje permanente por parte de los empleadores, hay muy poca generosidad y al parecer el mundo político está secuestrado por los empresarios. En vez de hacer política en función de quienes los eligen y la mayoría que es el pueblo en sus diversas identidades y posiciones políticas, aquí cualquier reforma es una amenaza, no se ve como una oportunidad para avanzar en mayor equidad social. Nadie está planteando aquí que cambiemos las cosas de un golpe. Sin duda, los proceso de cambio, son procesos que se construyen con diálogo, con oportunidades, respeto, con construcción política, pero lo que no puede haber es el chantaje. Ese chantaje de que en nuestro país poco menos que no es modificable nada, ni la Constitución, ni el Código Laboral y después tenemos que hacer los cambios al ritmo de lo que quieren los grandes empresarios. Porque además el pequeño empresario realmente está en una situación tan afligida como los trabajadores nomás. Aquí tenemos que buscar la forma en que la voz nuestra sea más escuchada, sea incorporada y sin duda eso tiene que ver con cuánta fuerza estamos construyendo. Esperamos que el Gobierno escuche y se abran los cauces que nos permitan aquello.

¿Crees que el Gobierno tenga el coraje o el ímpetu necesario para ello? Desde que se presentó la reforma los trabajadores no están convencidos.

Creo que por lo menos deberá hacer el esfuerzo. Ayer estuvieron los partidos con el Gobierno en una reunión donde fijaron la hoja de ruta. Lo importante es que aquí, yo creo, nosotros debemos poner nuestras capacidades e inteligencia en función de que avance la transformación y el cambio social. Eso, como siempre, va a depender de la correlación de fuerzas que tengamos. O sea, yo puedo tener el deseo de cambiar aquello pero si no tengo correlación de fuerzas para poder, seguramente el proceso va a ser más lento de lo que yo esperaba. Ahora, lo importante es que los compromisos que se hicieron con el pueblo de Chile se vayan cumpliendo y principalmente el llamado que hago es que los gobiernos se mueven en función de sus propios espacios, de cómo se va desarrollando la política, cuando sin duda hay dificultades y nudos. Pero también es un llamado a nosotros mismos. O sea, los actores sociales, los trabajadores y sus organizaciones sindicales, los estudiantes, la mayoría que también se expresa tenemos que ir buscando mecanismos de acción y que ésta tenga cauces orgánicos y sea también un puente que permita ser incidente en política para empujar el carro de los cambios.

A no quedarse quieto, dices tú.

Claro. Lo que no puede haber acá es que nosotros nos quedemos en nuestras casas y que quienes nos administran o gobiernan -yo también sintiéndome pare de este Gobierno- piensen que las cosas se pueden hacer con nosotros. Lo que no puede ocurrir es que nos vayamos para la casa, nos sintamos derrotados y permitamos que los sectores conservadores, neoliberales que no quieren cambios, sean los que finalmente controlen la agenda. Debemos pasar a la ofensiva de incidir en la agenda y el día de mañana ayudar y contribuir a que el gobierno vaya en ese sentido. Que los que gobiernan sepan que acá hay un actor fundamental en los proceso de cambio.

Proyectar la Nueva Mayoría

¿Cuál es tu análisis de la posición de tu partido en la coalición gobernante? Cuando decidieron ingresar se habló de tener un pie en la calle y otro en el gobierno y hoy nadie se podría sorprender con la incomodidad que generan los cambios y la mesura ante el programa.

Primero decir que el partido hace su propio debate y creo que la decisión política es proyectar la Nueva Mayoría en una línea estratégica de Gobierno que no termine en este período. Ahora, siempre hay distintas miradas, opiniones y eso es muy diverso. Nosotros tenemos una correlación de fuerzas que es mayoritaria para los cambios políticos, por eso yo planteo que no podemos abandonar los espacios donde tenemos que de incidir políticamente. Ahora, no está, por lo menos no en el análisis en discusión, de salir del gobierno, sino que más bien seguir haciendo incidencia y obviamente proyectar las ideas del mayor cambio y la mayor transformación. O sea, el Partido Comunista se caracteriza por resistir, pero sobre todo por buscar vías de solución para el cambio social.

Pero cualquier persona puede ver que esas condiciones de permanencia en la Nueva Mayoría parecen ser debilitadas bajo el nuevo escenario político y la situación del país.

Sí, por eso es un debate que en el partido vamos a hacer desde los espacios orgánicos nuestros. Estamos en un período de congreso, en donde discutiremos estos temas. Ahora, yo a priori no podría decir cuál va a ser. Yo tengo claro que la intención es continuar en la Nueva Mayoría, fortalecer la presencia nuestra y dar continuidad a una acción más estratégica, en función de los proyectos. Ahora nosotros debemos seguir en que las fuerzas del PC reside en los movimientos sociales y de trabajadores, por lo tanto ese es un espacio que no podemos abandonar.  La verdad es que ahí pueden haber ciertas confusiones, pero en ese sentido no hay que tener miedo a la crítica. A mi lo que no me gusta es el disciplinamiento. Yo más bien comparto que uno pueda construir desde la crítica para corregir los déficit que puedan tener desde el propio Gobierno. O sea, no podemos ponerle límites ni miedo a la discusión. Por ejemplo, con la Nueva Constitución, yo digo que busquemos mecanismos entre todos, la forma de articulación, que la democracia se expresa en su diversidad. Creo que cuando uno gobierna debe estar más cerca del pueblo, no distanciarse. Más caminar en terreno, más desplegarse, tener a los mejores en responsabilidades políticas del Gobierno. Eso es lo que creo que el pueblo quiere y que debemos mejorar.

¿Y se puede extender la Nueva Mayoría con los casos de corrupción que se han develado últimamente, que afectan a muchos partidos de la coalición gobernante?

Creo que las malas prácticas en la política, la corrupción y todo lo que se ha ventilado estos meses, que hacen daño y erosionan la democracia, con una crisis de identificación e identidad, creo que es la oportunidad de corregir eso. Y eso se corrige generando mecanismos sancionadores respecto a las malas prácticas y convocando al soberano para la participación, para corregir. Eso pasa por una nueva institucionalidad política. Creo que tenemos una oportunidad histórica que permite generar mecanismos que sancionen malas prácticas, la corrupción y la relación con los empresarios, pero que sea efectivo, sin hacernos trampa entre nosotros. La gente no quiere más trampa, quiere transparencia. Que sus representandos trabajen en función de lo que fueron electos y no en función de intereses pequeños, mezquinos y muchas veces coludidos con las empresas. Tenemos que barrer con la corrupción, con quienes dañan la política.

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