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Deportes

1 de Julio de 2016

La columna que revienta al fútbol actual, las transmisiones, y los despachos de los periodistas

"Sin cámaras de televisión, era un fútbol más violento en el que se pegaba y se recibía sin dar cuartel. No existían los jugadores que luego de un golpe se daban vueltas sobre sí mismo y un instante después se reincorporaban sin novedad. Y mucho menos estaban pendientes de acusar al rival para que el árbitro mostrara una tarjeta", dice Chomsky.

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la roja-a1

Una particular y comentada columna escribió Chomsky para el diario La Tercera en medio de la euforia que aún remece al país por el reciente bicampeonato de Chile en Copa América, luego de haberse coronado ante Argentina en Estados Unidos.

Resulta que el periodista, que según El Dínamo se llama en realidad Luis Urrutia O’Nell, si bien reconoce el salto en calidad del balompié criollo de la mano de los argentinos Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli, se da tiempo para criticar varios aspectos del fútbol, como el show y los despachos periodísticos.

Parte su relato recordando a la “selección olvidada” que obtuvo dos vicecampeonatos sudamericanos seguidos y con la que conquistó el tercer lugar en el Mundial 1962.

Luego sostiene que desde entonces muchas cosas han cambiado desde entonces, dentro y fuera de la cancha.

Al respecto, apunta que “antes, los seleccionados chilenos escuchaban el himno nacional en posición de firme, con los brazos pegados a los costados, tal como hacían los alumnos en las escuelas el lunes. Llevar la mano al corazón era característico de los peruanos y se empezó a popularizar con Iván Zamorano. Tal vez más adelante otro capitán copie de los mexicanos poner el brazo horizontal en el pecho…”

También recuerda que “sin cámaras de televisión, era un fútbol más violento en el que se pegaba y se recibía sin dar cuartel. No existían los jugadores que luego de un golpe se daban vueltas sobre sí mismo y un instante después se reincorporaban sin novedad. Y mucho menos estaban pendientes de acusar al rival para que el árbitro mostrara una tarjeta”.

Del mismo modo, Chomsky afirma que tampoco “había el narcisismo de quitarse la camiseta o arremangarse el pantalón para ostentar los músculos marcados en el torso o en el muslo”.

El columnista también hace mención a los comentarios favorables por las tapadas de los arcos, como esas pelotas destinadas a colarse en los ángulos y que finalmente salen desviadas acaso por una uña mal cortada.

“Que los arqueros no atraparan la pelota era mal visto en el pasado, incluso entre los mismos colegas. Ni pensar en rechazar como en el vóleibol o en hacer paredes con los adversarios”.

Respecto de los comentaristas y la televisión, recuerda que antaño “los comentaristas eran más exigentes y no competían en utilizar adjetivos como “portentoso” frente a un remate al cuerpo y jamás de los jamases elogiaban a un guardameta por desviar un disparo que iba afuera”.

“¿En qué momento se prohibió en la televisión pronunciar la letra “e” y reemplazarla por la “i”? Ahora se habla de campión, goliada, ária, tiatro…”, agrega, criticando además que “no hay enviado especial que, al pararse delante de un estadio o edificio gigantesco con el nombre a la vista, no diga en su despacho: “A mis espaldas tal lugar…”

Para cerrar, asevera que, también antes, “después de una derrota, los entrenadores no vivían ofreciendo disculpas a los hinchas. Y no se les pasaba por la cabeza que los jugadores se fueran a sentir, entonces no apelaban al argumento de que se iban “satisfecho por la respuesta de los muchachos”.

 

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