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LA CARNE

26 de Abril de 2017

Guionistas de películas porno cuentan lo que aprendieron al interior de la industria

"A la gente le gusta luchar cuando cogen, ya sea físicamente, socialmente o espiritualmente. Va de la mano con escribir sobre gente en una novela o al escribir un chiste; tiene que haber algo en juego, y la gente siempre busca a alguien que los lleve más allá de sus límites", planteó uno de los profesionales de esta nota.

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Un grupo de aspirantes y guionistas del porno relataron sin pelos en la lengua cómo fue su experiencia en la industria y todo lo que alcanzaron a aprender en este tipo de pega.

Según consigna Vice.com, el novelista y guionista de TV, Jerry Stahl, relató que “no estoy seguro de si ‘carrera’ es la palabra que usaría para describir mi paso por las trincheras de la indecencia. Nunca fui muy bueno en los trabajos remunerados, y escribir historias subidas de tono es algo que uno puede hacer desnudo a las tres de la mañana. Al empezar, hice un curso de escritura erótica que encontré en la contraportada del diario Village Voice, pero parecía más una broma que otra cosa. El profesor trabajaba en el mundo del porno, pero también era un tipo muy intelectual y estaba intentando organizar un sindicato de escritores de porno. Lo que más recuerdo de la clase fue alguien que leyó su historia en voz alta. Una línea decía así: ‘El aliento de ella llegó en breves jadeos’. El caso es que poco tiempo después empecé a trabajar en la industria”.

Añadió que “el porno nunca fue un referente en mi vida. Estaba demasiado ocupado escribiendo novelas que no se publicaban, haciendo trabajos periodísticos y llenándome el brazo de cicatrices. Igual ahora suena a una locura, pero solo quería ser escritor, y la verdad es que no hacía distinciones entre una caja de cereales y una obra de Shakespeare. Aunque en mi cabeza yo era Kafka, luego escribía cualquier historia guarra con tal de ganar dinero”.

En esta pega, soltó que “lo primero de lo que me percaté en la oficina fueron todas esas dulces señoras mayores metiendo consoladores en cajas para enviarlos. Viejecitas con bolas chinas. Por otro lado, seguro que alguien encuentra esa imagen sexy; así que, ¿quién soy yo para discutirlo?”.

Recordó en este sentido que “lo más grande que me pasó durante mi época de guionista de porno fue participar en el guion de Café Flesh [la mítica película porno de ciencia ficción ambientada después de un apocalipsis]. No hay que olvidar que estamos hablando de una etapa previa a internet y de los días de los espectáculos en directo, y nos veíamos más como un género artístico postapocalíptico parecido a Liquid Sky o Mad Max que como pornografía. Incluso cuando teníamos que incluir escenas de venidas, las hacíamos bastante repelentes y perturbadoras para que (no es por presumir) los clientes que pagaban huyeran como ratas antes de que empezara la acción. Estamos hablando de una época en la que la gente iba al cine a ver pelis porno. De todos modos, Café Flesh fue un fracaso de película y acabó con la categoría de serie B, y la ponían en los mismos sitios en los que pasaban [la comedia negra contracultural] Pink Flamingoes. Así que, de algún modo extraño, el porno ganó. O no”.

“Yo no diría que escribir guiones porno es lo mismo que obtener una maestría en Bellas Artes de la Universidad de Iowa, pero yo no fui a Iowa. Por eso, que me pagaran para crear situaciones y personajes pervertidos y contar historias extrañas y divertidas no era lo peor del mundo. Simplemente aprendí a escribir rápido, a trabajar sin internet, a no tomarme demasiado en serio, a ser todo lo explícito que quisiera. No sé si es algo bueno o malo de aprender, pero por lo menos haces cosas. En cualquier género, escribir es escribir y chupar es chupar, y viceversa. No sé si tiene sentido lo que dije. Y sobre escribir porno, si consigues ganarte la vida y seguir haciendo lo que tú quieres creativamente y de la manera en que quieres hacerlo, entonces diría que, mientras no implique trata de personas, dejes la piel en ello. ¿Por qué iba a ser el porno menos respetable que vender seguros de vida?”, sentenció.

Por su parte, la escritora, productora y directora de Girlsway, Bree Mills, manifestó que “la lección más importante que he aprendido de escribir porno es que la sexualidad como tema subjetivo no tiene límite. Puedes dejar que tu imaginación te lleve a los rincones más profundos de la mente y, si te sientes cómodo ahí, aprenderás mucho sobre qué hace que la gente se excite”.

“Son esos detonantes psicológicos los que hacen que realmente la gente se venga. Así que, si prestas atención a los detalles, puedes crear fantasías que afecten de distinto modo a la gente de manera que vaya mucho más allá del acto físico que estás presentando”, advirtió.

En tanto, la humorista y presentadora de Observations, Sovereign Syre, apuntó a que “creo que la conclusión que saqué al escribir Lesbian Surrender es que puedes crear tabúes de todo, pero para que el sexo sea excitante, tiene que ser un poco transgresor”.

“A la gente le gusta luchar cuando cogen, ya sea físicamente, socialmente o espiritualmente. Va de la mano con escribir sobre gente en una novela o al escribir un chiste; tiene que haber algo en juego, y la gente siempre busca a alguien que los lleve más allá de sus límites”, cerró.

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