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Nacional

13 de Septiembre de 2017

Estremecedora carta del extrabajador de Fruna que se suicidó: “Me cansé de esta fábrica”

En el mismo día de su muerte, Rolando Venegas Yáñez, extrabajador de la empresa de confites Fruna, firmó una carta con la que se despidió de quien fuera su pareja por 11 años, Marisol Muñoz. En la misiva, a la cual tuvo acceso The Clinic, Venegas menciona como responsables de su decisión a su jefe directo en su trabajo, apodado “el perro”, y a quienes no valoraron su trabajo en la empresa. A tres meses del reportaje de este pasquín, los trabajadores aseguran que las cosas en la popular empresa de confites no han cambiado mucho.

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Para Rolando Venegas ya se habían hecho costumbre las discusiones que sostenía con sus superiores en la empresa de confites Fruna, especialmente a raíz de diferencias en el manejo del sector del molino, sección donde Venegas se desempeñó como coordinador por casi ocho años.

Pero en los primeros meses de 2017, quien fuera su pareja por más de 11 años, Marisol Muñoz, notó que estaba más angustiado de lo normal, y que lloraba constantemente. “Me decía ‘mi vida, ¿qué vamos a hacer si quedamos sin trabajo?’. Tenía mucho miedo que lo echaran, y que perdiera la antigüedad”, recuerda hoy Marisol. En aquella época, ambos habían comenzado el proceso de postulación a una vivienda, y necesitaban del sueldo de Rolando –poco más de 450 mil pesos; Marisol ganaba 325 tras los descuentos-, para pagar las cuotas del subsidio.

La mañana del sábado 29 de abril, antes de que saliera a su turno, Marisol le sugirió que negociara su salida. “Habla tú con la jefa, convéncela. Capaz que ella te quiera pagar algunos de los años que llevas en la empresa”. Como último recurso para persuadirlo de que dejara la fábrica, le propuso que ambos renunciaran, tomaran lo que les dieran y armaran su propio negocio.

Esa mañana, Rolando salió de su casa con la idea de tener una conversación con sus superiores. Cerca del mediodía, encontraron su carta. El trabajador se había quitado la vida colgándose de una viga, en el sector donde se estaba instalando una nueva línea de producción para el molino.

“Mi vida, me cancé de esta fábrica por no valoreme mi trabajo. Lucha por tu derecho perdona esta decisión por favor. Toda la culpa la tiene don: José Luis Flores y Juan Gonzalez. Toda las cosas que pasaron en esta sección de molino. Mi vida la plata esta en el velador esplicale a mis hijos los quiero muchos mi vida perdóname por esta dicicion. Te quiero mucho”.

“EL PERRO”

Los nombres mencionados por Rolando en su carta son familiares para los trabajadores del molino. Como denunció el reportaje “Los muertos de Fruna: El prontuario laboral de la popular empresa de confites” publicado por la periodista Daniela Yáñez en este pasquín, José Luis Flores era conocido entre funcionarios como “el perro”, y es sindicado por Marisol como el principal hostigador de Rolando. “Constantemente lo humillaba gritándole delante de todos, le decía que era ignorante, que sólo tenía cuarto medio. Y claro, en cosas de escritura Rolando posiblemente pudo haber sido ignorante, pero él tenía inteligencia para lo que hacía, incluso entregó un proyecto que hizo mejorar la sección del molino por años”, reafirma hoy.

En los últimos meses de trabajo de Rolando, Marisol recuerda conflictos por el uso de la “merma”, o elementos restantes de la producción de otros confites y excedentes de ventas en la elaboración de otros productos. “Ellos pelearon harto por eso, porque Rolando no quería ocupar las sobras añejas para hacer nuevos dulces”, dice, y añade, “él entregó todos sus conocimientos, a pesar de que este gallo siempre lo denigraba”.

La otra persona aludida en la carta, Juan González, era un compañero de trabajo que reemplazó a Rolando en su puesto como maquinista de procesos y coordinador del molino, luego de que este se ausentara por una licencia médica. “Rolando estaba muy asustado, sabía que lo iban a cambiar de puesto, pero temía que lo enviaran a limpiar la basura para humillarlo”, recuerda Marisol.

Ana Cayoso (53), compañera por dos años de Rolando en el molino, recuerda haber compartido con él los días previos a que se quitara la vida. “Ambos tenemos hipertensión, y por eso siempre conversábamos. El viernes, antes de que lo encontraran, el ‘Rolan’ vio que uno de los jefes andaba por el molino, y quiso ir a contarle su situación, ver si había otro puesto para él. Pero no lo dejaron ir. El González le dijo que no se moviera”, afirma.

Sobre el eventual hostigamiento de Flores, Cayoso afirma haber sido testigo. “A mí también me tocó que me gritara por cualquier cosa. Siempre sacaba en cara su educación, porque fue a la universidad. Yo le decía que no éramos animales, que aunque teníamos cuarto medio también éramos educadas”. Actualmente, Cayoso es una de los testigos en la demanda por autodespido e indemnización que Marisol Muñoz lleva en contra de Fruna.

En sucesivas declaraciones públicas, tanto la empresa como uno de sus rostros más visibles, Nicolás Santiesteban –heredero de la fábrica y autodenominado “El Willy Wonka chileno”-, desestimaron que la muerte de Rolando Venegas haya tenido que ver exclusivamente con la situación de hostigamiento laboral que denuncian diferentes trabajadores, incluyendo a Marisol plantean.

En un comunicado público emitido el 30 de mayo, un mes después de la muerte de Rolando, la empresa lamentó la muerte de su trabajador, y sostuvo que “nadie puede saber hoy que tipo de conflictos y problemas afectaron a uno de nuestros trabajadores para tomar la decisión de quitarse la vida (…) e intentar encontrar una vinculación directa entre una supuesta situación laboral, y la decisión de nuestro trabajador es absolutamente irresponsable”.

The Clinic se comunicó con la empresa para que ésta entregara una versión sobre los nuevos antecedentes expuestos en este artículo, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.

AÑOS DE SANCIONES

En junio de este año, el senador Alejandro Navarro solicitó a través del secretario de la Cámara Alta un informe a la Dirección del Trabajo sobre la empresa.

La idea, según detalla la petición, era conocer “el número de denuncias recibidas contra la empresa Alimentos Fruna Ltda. por violación a los derechos laborales de sus trabajadores de los últimos cinco años, los informes de fiscalizaciones realizadas a dichas empresas y, además, la opinión de dicho servicio respecto a la situación laboral que han denunciado los trabajadores de la citada empresa”.

La respuesta, fechada el 4 de agosto pasado y firmada por el director de la DT, Christian Melis, informa que desde el año 2012 y hasta junio del 2017 el organismo ha recibido 97 denuncias provenientes de trabajadores, organizaciones sindicales y terceros interesados; además de 17 fiscalizaciones investigativas y 21 fiscalizaciones solicitadas por el empleador.

Al margen de las multas por “no otorgar descanso durante la jornada” o “no proporcionar elementos de protección personal libre de costo para el trabajador”, el documento revela la existencia de otros dos “accidentes fatales” y uno de carácter “grave” ocurridos al interior de la empresa en 2012, 2014 y 2015, los cuales comparten un denominador común: la Dirección del Trabajo sancionó a Fruna por no informarle oportunamente de estos hechos.

Si en el 2012 el informe menciona la existencia de una sanción por “no informar al Organismo Administrador respectivo del accidente”; en la muerte de un trabajador ocurrida en 2014 la empresa además fue multada por reanudar las faenas “sin que se verificaran subsanadas las deficiencias que provocó el accidente”.

Beatriz Maldonado, presidenta del Sindicato de Trabajadores Nª3 de Fruna, asegura que desde junio a la fecha se han presentado otras denuncias por malas condiciones ante la Inspección del Trabajo Metropolitana Poniente. “Aunque al comienzo se tomaron medidas y se conversó con ciertos trabajadores, la empresa volvió a ser la misma. Ellos estaban conscientes de todas estas situaciones, y de que el acoso laboral hacia la gente existe, nosotras lo vivimos”, sostiene.

“Yo digo que todo lo malo que se hace en esta vida se paga. Ellos en algún momento van a tener que recibir alguna sanción, porque no están obrando bien. No solamente por el caso de Rolando, sino de muchos otros trabajadores de la empresa que son abusados en sus derechos. Ellos no valoran el esfuerzo de uno”, afirma Marisol.

“ME MATARON UNA PARTE DEL ALMA”

Actualmente, y a raíz de la denuncia hecha por Marisol Muñoz, la Fiscalía Metropolitana Occidente está investigando el caso de su expareja por muerte y hallazgo de cadáver. Las indagatorias, dirigidas por la fiscal Claudia Herrera, no han arrojado responsabilidades hasta el momento.

Por otra parte, y luego de la publicación del reportaje de la periodista Daniela Yáñez, la Inspección del Trabajo Poniente inició una investigación por oficio, la cual podría acarrear sanciones a la empresa como la prohibición de licitar compras del Estado y multas millonarias. El informe de la investigación, dirigida por la Unidad de Defensa Judicial, Derechos Fundamentales, y Coordinación Jurídica del organismo, debería estar listo este viernes 15 de septiembre, pero su contenido sólo se hará público si la Inspección decide abrir un proceso en un Juzgado de Letras del Trabajo.

“La empresa intentó desligarse de esa responsabilidad. Ellos conocen a todas las personas que manejan los sectores de trabajo, no pueden hacerse los lesos de decir que José Luis Flores se mandaba solo. Rolando siempre tuvo contacto con los dueños. La señora Antonieta Pilar Santiesteban (representante legal de la empresa) estaba al tanto de todo, de todos los problemas y discusiones entre Flores y Rolando. Me consta que Rolando le habló del hostigamiento a la señora Pilar, y ella le decía “quédese tranquilo, yo voy a hablar con él”, pero esto seguía”, agrega Marisol.

Por otra parte, el 30 de junio de este año Marisol Muñoz presentó ante la empresa y la Inspección del Trabajo una demanda de autodespido y de reparación por “daño moral”, argumentando constantes descalificaciones verbales, amenazas de despido y la falta de “medidas de seguridad mínimas” para el desarrollo de su trabajo. Desde la muerte de Rolando, ha presentado licencias para no volver a poner un pie en Fruna. “Siento como si me hubieran matado una parte del alma”, dice.

En la respuesta firmada por José Antonio Santiesteban, dueño y representante legal de la empresa, y la abogada Paula Real, se lee que la empresa “niega rotundamente que haya existido acoso laboral por parte de don José Luis Flores respecto a la actora de los autos”, y que Marisol “claramente señala que su malestar se debe a la muerte de su pareja (…) no siendo posible ocupar tal antecedente para acreditar incumplimiento alguno realizado por el exempleador”.

Para el abogado magíster en Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Chile, Manuel de la Castilleja, la postura de la empresa es la de traspasar a Marisol la responsabilidad de demostrar con pruebas las distintas situaciones de acoso, situaciones que a juicio del dueño de la empresa, serían “extemporáneas”. El proceso total, estima el profesional, podría tardar entre 4 a 6 meses, lo que podría estirarse si eventualmente la empresa no realiza el pago acordado por el tribunal.

Tanto Marisol como la presidenta del sindicato Beatriz Maldonado sienten que la empresa ha intentado desligarse de su responsabilidad en la muerte de Rolando. “Por algo lo hizo esto en su lugar de trabajo, al verse tan deprimido. Si hubiese sido por algo personal, ¿cuál era el fin de hacerlo en la empresa? Como dice en la carta, él se cansó de pelear por sus derechos, él se puso la camiseta y ellos no hicieron nada por él, no lo defendieron”, reclama Marisol.

“Quiero que se sepa la verdad, que ellos agobian a la gente de una manera sicológica. Hay muchas personas que trabajan con miedo en esa empresa. Muchas personas están ahí porque no tienen estudios, o cuarto medio, y ellos saben que en otra parte probablemente no les vayan a dar pega”, afirma.

Cuando le mostraron por primera vez la carta en el interrogatorio, Marisol se dio cuenta que estaba escrita en una hoja de los cuadernos que se usan para llevar los balances de producción del molino. Las mismas hojas que, en una de sus esquinas inferiores, llevan impreso el logo de Fruna.

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