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Mundo

6 de Febrero de 2018

Continúa el asesinato de líderes sociales en Colombia

¿Por qué matan a estos líderes, o qué grupos armados están detrás de los crímenes?, siguen siendo preguntas que no han sido respondidas del todo y que, en el marco de las próximas elecciones para la presidencia y el Congreso en Colombia, el Estado debería dilucidar. Otra líder social del Valle del Cauca, Martha Giraldo, declaró que “el asesinato de Temístocles es muy preocupante, porque él estaba amenazado desde hace varios años, se venían denunciando las amenazas y no se hizo nada, hasta que efectivamente lo mataron”. La FARC se ha marchado. El Estado no ocupa ese vacío. La guerra concluye, pero la violencia en Colombia no termina.

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La lista de líderes sociales asesinados en Colombia durante los últimos dos años, desde que comenzara la desmovilización de las FARC, no se detiene. El pasado 27 de enero fue ultimado Temístocles Machado en Buenaventura, un hombre que a lo largo de cuarenta años acumuló un archivo de 90.000 folios en el que dejaba constancia de los reclamos de su comunidad y los despojos de propiedades y derechos a los que han sido sometidos.

Se estima que en lo que va de 2018 ya han sido asesinadas entre 12 y 21 personas, mientras que en los dos años precedentes se contabilizaron más de 150 asesinatos tanto de líderes sociales como de defensores de los derechos humanos, además de, al menos hasta marzo de 2017, unas cinco desapariciones forzadas y otros 33 intentos de secuestros. En esta ocasión, la Fiscalía del país ha prometido investigar minuciosamente la muerte de Temístocles, algo que no suele suceder, pues según ha declarado a El Espectador Iván Madero, presidente de una Corporación
Regional para los Derechos Humanos en Colombia, “frente a la identificación del agresor, los casos que se presentan en la Fiscalía terminan asumiéndolo como desconocido, porque no se hace relación con los actores armados que
están en el territorio. Además, cuando esto ocurre, los casos terminan archivados (…) También tiene que haber mucha eficiencia por parte del Ministerio Público para que no se archiven.”

Ya en junio de 2015, la Dirección de Archivo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) había publicado el informe “Buenaventura: un puerto son comunidad”, y en el proceso de investigación concluyeron que el primer
archivo que había que rescatar y digitalizar era el archivo acucioso de Temístocles Machado. “Era el archivo con más documentos, el de mayor impacto y el que corría más riesgo de desaparecer, pues Temístocles hacía mucho tiempo que estaba siendo amenazado”, recordó una miembro de CNMH.

¿Por qué matan a estos líderes, o qué grupos armados están detrás de los crímenes?, siguen siendo preguntas que no han sido respondidas del todo y que, en el marco de las próximas elecciones para la presidencia y el Congreso en Colombia, el Estado debería dilucidar. Otra líder social del Valle del Cauca, Martha Giraldo, declaró que “el asesinato de Temístocles es muy preocupante, porque él estaba amenazado desde hace varios años, se venían denunciando las amenazas y no se hizo nada, hasta que efectivamente lo mataron”.

La FARC se ha marchado. El Estado no ocupa ese vacío. La guerra concluye, pero la violencia en Colombia no termina.

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