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Opinión

18 de Marzo de 2009

Lectora denuncia abuso de carabineros en Parque Forestal

Por

Sr. Director

Quiero aprovechar este espacio público para denunciar varias situaciones que como madre y ciudadana me tienen consternada acerca de la actuación reprochable y los recursos que desafortunadamente gasta la policía de Carabineros en nuestro país.
El día domingo 15 de marzo recién pasado, mi hija de 18 años quedó de juntarse en el Parque Forestal con una amiga actriz para entregarle la ropa que había diseñado para su compañía de Teatro. A eso de las 15.00 horas, estando sentada en el pasto del Parque y a la espera de su amiga, fue interpelada por una Carabinera de la 1ª Comisaría para que se moviera del lugar. Ella le respondió que el Parque era un espacio público y que no tenía por qué hacerlo. Frente a esto, la Carabinera le dijo que le haría verificación de identidad en el furgón y que la acompañara. Frente a esto mi hija les dijo que era absurdo e injusto porque ella no estaba vendiendo nada y que no se movería de ahí porque esperaba a alguien. Sin embargo, la sorpresa e impotencia fue mayúscula cuando igualmente le exigieron que subiera al furgón en calidad de detenida en dirección a la 1ª Comisaría porque supuestamente no tenían el “libro” para anotar sus datos.
A los 15 minutos recibí una llamada de mi hija, llorando de impotencia y rabia mientras se dirigía a la 1ª Comisaría por “presunto comercio ambulante”.
Al llegar personalmente al lugar recibí diferentes versiones acerca de su detención, algunas muy absurdas y agresivas y otras más cautas y criteriosas: según el Carabinero Trigo que fue uno de los que la aprendió, el hecho de tener un bolso con ropa hacía presumir a la policía de que se instalaría a vender en el Parque, pero que no me preocupara porque no la detuvieron vendiendo y él entendía las razones que ella tenía para estar allí. De esta manera él argumentaba que se trataba sólo de una “falta” y no un “delito” y que por lo mismo, la soltarían en un rato. Incluso revisó las ropas del bolso y se dio cuenta que eran prendas intervenidas para la obra de teatro y nos las devolvió (al menos parte de ellas). Sin embargo, otra Carabinera que también estuvo en el arresto, me planteó -muy agresivamente- que mi hija no se había querido mover del lugar cuando ella se lo había pedido y que esa era una falta grave, por lo que el “procedimiento” era llevarla a la Comisaría y estar unas horas allí.
Mientras, pasaban las horas y nadie me podía dar una explicación de lo que ocurriría con mi hija ni tampoco me decían quien era el oficial a cargo de la Comisaría para hablar con él. Se me dijo incluso que el oficial estaba en el Parque Forestal en el “servicio” que estaban haciendo en contra del Comercio Ambulante por orden de la Municipalidad de Santiago y que sólo tenía que esperar. Es insólito que no hubiera nadie a cargo de un servicio policial y que no sepan dar información adecuada a los ciudadanos, pero en fin.
Durante la larga espera vi llegar más de 7 vehículos policiales –entre patrulleras y furgones- con más de una veintena de detenidas y detenidos, algunos de los cuales evidentemente eran menores. El caso más impresionante fue una muchacha que estuvo en la misma celda que mi hija por “presuntamente” fabricar aros y que tuvo que dejar a sus hermanas menores (de 13 y 7 años) en el Parque sin saber qué ocurriría con ellas.
En un momento en que vi llegar a dos muchachas menores de edad, asustadas y desconcertadas frente a la detención, me pareció una vergüenza. Les tomé una fotografía con mi teléfono (que adjunto a esta carta) y el Carabinero de guardia en la puerta (Cabo Jiménez, placa 977651H) se alteró a tal nivel, que me obligó a grito pelado a esperar en la vereda del frente de la Comisaría en una especie de castigo ejemplar porque estaba haciendo algo indebido. Por supuesto que los ánimos se fueron exaltando con el paso de las horas y el maltrato de la policía también fue creciendo y no me dejaron ingresar nuevamente al recinto.
Insistí en numerosas ocasiones para intentar hablar con algún superior para explicarle la situación, frente a lo cual, lo único que me decían era que tenía que esperar, que podía estar hasta 8 horas detenida, así que había que tener paciencia.
Cuando llegó el momento y mi hija pasó a la guardia para salir en libertad. Le pidieron sus datos (me comentó después que hace falta alfabetización digital en el cuerpo de Carabineros y clases de ortografía para acelerar el proceso de escribir los nombres y apellidos de las personas detenidas) y la hicieron firmar un documento que decía que había cometido el delito de Comercio Ambulante. Ella se negó a firmar y la amenazaron diciendo que si no firmaba se tendría que quedar detenida. Frente a la insistencia del personal a cargo, se vio obligada a firmar con el miedo de que, en la medida que pasaban las horas, llegaban cada vez más sujetos en estado de ebriedad al lugar de detención.
Luego de toda esta situación que -por suerte- no pasó a mayores, quedando mi hija citada al Juzgado de Policía Local a pagarle al Municipio la multa correspondiente, me quedé igualmente preocupada por todas aquellas jóvenes que fueron detenidas en este gris domingo. Estoy segura que ningún ciudadano/a paga sus impuestos y financia a la fuerza pública para que exista este nivel de abuso de poder; el descriterio y arbitrariedad que vivimos; el maltrato innecesario a los familiares de los detenidos; el hostigamiento a los jóvenes que van al Parque Forestal a encontrase con amigos; y los gastos de personal, de bencina y de tiempo de la policía, dedicado a fastidiar y abusar de quienes efectivamente van a vender sus precarios productos en época de crisis económica y mientras los delincuentes que andan robando no tienen a nadie que los persiga y detenga como corresponde. ¿Quién dará las explicaciones y disculpas por lo sucedido? Supongo que pese a esta carta, este error de
Carabineros quedará en la impunidad más no en el silencio.

Alejandra Faúndez Meléndez
Ciudadana Chilena

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