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Poder

11 de Abril de 2009

Ahumado

Por

Los aciertos y fracasos de la carrera de Piñera como especulador.

Parece haber nacido para hacer dinero en la bolsa. Sus pasadas se comentan en ese mundo y tiene seguidores que piden comprar todo lo que él compra, como si fuera un infalible indicador de rentabilidad. Sin embargo, el exitoso Piñera inversionista le hace cada vez más daño al Piñera político. Y a estas alturas parece ser que no puede evitar aprovechar las oportunidades. A pesar de la ola de críticas que ha sufrido por el “Caso Farmacias” ya ha anunciado que sólo venderá si es que lo elegimos presidente. Es decir, seguirá hasta el 2010 con un pie aquí y una mano allá. ¿Que beneficio obtienen los electores con eso?

Por Jorge Rojas

En 1999 Piñera invirtió 10 millones de dólares en acciones de Entel. Siete años después, moviendo ese capital con una habilidad que pocos tienen, terminó embolsándose 282 millones de dólares. Esta jugada es apenas una de las grandes operaciones que Piñera ha hecho desde 1994, cuando empezó a apostar fuerte en la bolsa. Y le ha ido tan bien en eso que se ha vuelto uno de los tres hombres más ricos de Chile, aparte de ser el gran gurú de inversionistas y especuladores.

En la época de oro de las bolsas de comercio -que está terminando ahora con una feroz recesión mundial, y una masiva condena a la codicia y la especulación- Piñera fue el rey Midas, el maestro, el ídolo.

Según un reciente artículo de la revista Forbes, Piñera tiene mil millones de dólares en acciones. La caída de los precios lo ha hecho perder cerca de US$ 500 millones. Pese a eso, mantiene inversiones en una gran cantidad de rubros, desde el fútbol (tiene el 14 por ciento de Colo Colo), hasta los supermercados (tiene menos del 1 por ciento en D&S y Cencosud).

Por esta variada presencia muchas personas lo consideran un empresario, un emprendedor, y él mismo se define así. Pero lo cierto es que durante los últimos 14 años no ha “emprendido” nada. Mientras los Matte bregan con el precio de la celulosa o tienen duras negociaciones con subcontratistas, y los Luksic y los Angelini deben desgastarse en infinidad de detalles en cada uno de sus negocios, Piñera se dedica a estudiar esas empresas y determinar en cuál de ellas se está haciendo un buen trabajo y va a valer más. Tiene equipos que le hacen informes, pero él decide solo. También se guía por los datos, como los que apuestan a los caballos.

Así lo tiene tasado un analista de mercado: “Piñera es un tipo que se mueve por el dato. Eso se nota porque cuando invierte afuera nunca le va bien. Hace un tiempo compró acciones del CityBank como en 20 dólares y alcanzó a salirse cuando estaban como en 10”, recuerda la fuente.

Cuando estaba en el Senado también lo conocían por los datos:

-Piñera siempre les decía a los senadores cuales acciones iban a subir y les aconsejaba que compraran. Una vez le escuché decir a Gabriel Valdés que si hubiera tenido plata se habría hecho rico, porque Piñera los dateaba- rememora el ex diputado DC Andrés Palma.

Nunca, en los últimos 14 años, ha estado en la cocina o en los sótanos de una empresa, liderando equipos. Su mayor cercanía con ellas ha sido en los directorios, desde donde se ven las líneas generales. Allí, es difícil saber qué aporta cada director, pero se ha dicho muchas veces que a Piñera no lo reciben con los brazos abiertos. Esto se debe a que nadie lo ve como un socio, alguien con quien se cuenta para el trabajo duro, sino como un accionista que busca hacerse la pasada. Ni siquiera en Lan, donde tiene la mayor parte de sus fichas, los trabajadores pueden decir que lo han conocido como jefe.

Este mundo de la especulación financiera, con sus reglas y mañas, sirve para entender muchas facetas del candidato de la derecha.

De ahí, por ejemplo, parece provenir su olfato político, que le funcionó muy bien en las presidenciales pasadas. Cuando vio que Lavín estaba agotado, sin chispa, “a la baja”, para usar una expresión bursátil, le salió al camino. La UDI se sintió traicionada, pero Piñera tenía razón: Lavín quedó en el camino y él llegó hasta la segunda vuelta con Bachelet.

La mentalidad de inversionista explica también por qué él no funciona bien dentro de un partido o una organización. Nadie que lo conozca puede decir que lidera bien los equipos, simplemente porque Piñera no es de equipos. Ahora su campaña tiene como ejes los llamados grupos Tantauco. Sin embargo, Piñera no los toma mucho en cuenta. Así lo explica su primo Herman Chadwick, dirigente de la UDI.

-No le creo mucho a los grupos Tantauco. Allá van a conversar, pasarlo bien, hacer ejercicios, a desafiarse. Son viajes de turismo aventura, donde se camina mucho, se comparte el baño, la pieza y se hace pipi debajo de un árbol- explica. Sobre la dificultad de Piñera de integrarse a una organización, Chadwick agrega: “A Sebastián le cuesta mucho trabajar en equipo, porque lo sabe todo. Él forma equipos pero no los emplea. Los tiene sólo porque es como una moda de la campaña. Pero Sebastián no va a hacer lo que el equipo le diga. El razonamiento que él hace es el siguiente: soy primero, estoy a diez puntos de Frei, ¿qué me va a enseñar otra persona?”.

El negocio bursátil, sin embargo, también deja en evidencia el peor de los defectos de Piñera, al menos en lo que respecta a su carrera presidencial: el dinero le importa demasiado. Tal vez incluso más que su carrera política. Varias veces en los últimos años, una oportunidad de negocio ha dejado herida su imagen pública, pero él no cambia en eso. Y esta semana volvió a pasar.

Si no hubiera sido accionista de Farmacias Ahumada podría haber tenido una buena semana para su candidatura. Porque el escándalo de los precios tiene un potencia electoral notable: indigna a las masas. Y Piñera podría haber aprovechado de diferenciarse de esos cuestionables empresarios como lo intentó al declarar que “lo de las farmacias es inaceptable y es indignante porque se está jugando con los remedios; con la salud de las personas”.

Luego se supo que era accionista y trató de defenderse como tal: “Quiero arrancar de Fasa”, dijo. La frase lo hundió más: los inversionistas huyen de las acciones que caen, pero en los candidatos presidenciales, no se ve bien que usen ese verbo. Menos en los presidentes.

ESPECULANDO

Los negocios que transformaron a Piñera en el hombre de los mil millones de dólares tienen su origen en Bancard y Fincard. Con la primera, Piñera trajo a Chile el negocio de las tarjetas de crédito y administró más de 430 mil plásticos. Con la segunda (creada en 1987), emitió 320 mil tarjetas en seis años. Vendió ambas empresas entre 1991 y 1993, cuando los bancos entraron con todo en el negocio. La operación le dio US$ 74 millones, una pequeña fortuna. Con ella se lanzó a la conquista de la bolsa de comercio. Su estrategia fue la misma siempre: comprar en empresas de grandes grupos económicos como Antar Chile de Angelini, Marinsa de Ricardo Claro, Parque Arauco de los Said o Quiñenco de los Luksic. El juego parece fácil. Pero hay que tener un talento especial para detectar el “tempo” de las inversiones: cuándo entrar y cuándo huir, para usar la expresión de Piñera respecto de Fasa.

Ejemplo emblemático es la inversión con que partimos este reportaje: US$10 millones que invirtió en Entel cuando la acción costaba $850. Un año después la buena gestión de la empresa, (Piñera fue parte del directorio), hizo que la acción subiera a $4.800. Los 10 millones se transformaron en 45 y Piñera los usó para comprar un gran paquete de AntarChile, empresa eje del grupo Angelini. La gestión de Angelini, que lo llevó a transformarse en el hombre más rico de Chile, elevó el valor de su firma. Piñera también entró a ese directorio entre 2001 y 2003. Cuando vendió su participación se embolsó US$ 282 millones.

Pero su mejor negocio en la bolsa fue comprar el 34% de Lan en 1994 a $80 por acción, y mantener esas fichas ahí, sin moverlas. Hoy Piñera tiene el 26% de la compañía y cada acción de LAN vale cinco mil pesos, lo que equivale aproximadamente a ¡US$ 700 millones! En Lan, Piñera se involucró más asumiendo como miembro del directorio en distintos períodos. Pero la administración siempre ha estado en manos de la familia Cueto, que fue la que transformó esta empresa de una compañía con cuatro aviones a la línea aérea más respetada de Latinoamérica.

Así lo corrobora una dirigenta sindical de Lan: “Piñera no existe en esta empresa”, explica. Y agrega: “Algunos nos hemos topado con él en los viajes, pero es muy desagradable. Una vez trató muy mal a una azafata que lo pisó. Acá nos sentimos mejor llevando a los Cueto que a los Piñera, porque en realidad ellos son los jefes y Piñera sólo es un accionista”.

Lo cierto es que Antar y Lan lo convirtieron en el ídolo de los inversionistas. Por entonces, según quedó registrado en una entrevista de prensa, tenía en su oficina un cartel con una frase que lo inspiraba: ‘es difícil ser humilde cuando se es el mejor’.

Dicen que en esa época le gustaba compararse con Steve Jobs, fundador de Apple, porque ambos empezaron sus fortunas de cero. Con la gran venta de su paquete de Antar, había logrado desmitificar que lo suyo fuera suerte. Y se tejió una red de admiradores bursátiles que lo siguen hasta hoy.

-Si Piñera compra caca, el mercado compra caca. La gente lo sigue porque es exitoso, es la imagen del millonario que se hace las lucas en pasadas financieras. Mucha gente llega a pedir que le compren las mismas acciones en las que invirtió Piñera, porque él es una especie de índice económico. Cada vez que entra a una empresa le da valor agregado a las inversiones y la acción sube –cuenta una gerenta de una corredora de bolsa.

NO AGUANTO QUE ME ROBEN

Hasta aquí, ésta sería la historia de un hombre muy bueno para apostar en la bolsa, un tipo que ama el dinero y logra hacer que lluevan monedas. Pero como se sabe, Piñera tiene ambiciones políticas tan enormes como su fortuna y es el cruce de esos dos mundos el que se le cuestiona repetidas veces.

El primer incidente grave de ese tipo ocurrió en 1997 cuando era senador por Santiago Oriente. Por entonces José Yuraszeck, miembro la directiva de la UDI, había vendido Enersis a los españoles de Endesa a un precio muy conveniente para él. Piñera levantó la voz por los accionistas minoritarios, porque él era uno de ellos. Parecía hablar como un senador que reclama por el abuso del que son víctimas los ciudadanos, pero lo cierto es que estaba usando su cargo para reclamar contra algo que lo afectaba a él. Pidió una comisión investigadora y esta quedó presidida por Andrés Palma.

-Piñera fue a una reunión donde declararon los españoles. Pidió la palabra y usó su privilegio de senador para interrogar a los ejecutivos de Endesa. Les preguntó sobre el precio de las acciones, pero sólo quería demostrar que tenía poder, porque ya se encontraba negociando con ellos –recuerda el ex diputado. Y agrega: “Pienso que quería demostrarles a los españoles que él tenía las de ganar. Yo le hice ver que su intervención no había sido correcta y él respondió: ‘prefiero perder un millón de dólares antes de que me roben un peso’. Claramente el tema era su plata, porque hizo el escándalo para que le pagaran más y cuando lo consiguió, se quedó calladito”.

Otro que estuvo en esas sesiones es el actual presidente de la DC, Juan Carlos Latorre, quien recuerda que Piñera no sólo estuvo en esa reunión con los españoles, sino que fue a muchas: “en un programa de TV le recriminé que participara de la comisión, mientras paralelamente negociaba un mejor precio para sus acciones”, cuenta Latorre.

Tanto para Palma como para Latorre este caso es particularmente grave porque demuestra que Piñera puede usar su cargo público, sin ningún escrúpulo, para su interés particular.

El negocio finalmente fue redondo para Piñera: logró que los españoles le pagaran cerca de US$ 3 millones por sus acciones.

Pero esta defensa directa de sus intereses le provocó problemas políticos. En su propio partido fueron muy duros: “le he señalado en más de una oportunidad que no se puede ser protagonista de la política y simultáneamente activista de los negocios. Aquí hay que escoger: el que entre en la política, abandona los negocios; y el que está en los negocios, debe abandonar la política” dijo Andrés Allamand en noviembre de 1997.

Criticas muy similares se le hicieron a Piñera en las presidenciales de 2005.

“Piñera es un especulador neto. Se ha hecho rico en la bolsa comprando y vendiendo acciones y no viendo caras ni corazones, ni formando equipos”, dijo a The Clinic Francisco de la Maza, alcalde de Las Condes.

En esos días electorales el UDI Jovino Novoa también le disparó: “No se saca nada con vender paquetes de acciones minoritarios… él debe escoger entre dedicarse a la política o ser empresario. Decir que si soy elegido yo vendo, no sirve de mucho”.

Pero eso, que parecía tan claro entonces, se le ha ido olvidando a todos. Para Andrés Palma eso es quizás lo más terrible, porque, en su opinión, significa que la derecha se ha acomodado al juego de Piñera.

-No creo que a todos en Chile nos haya parecido que la actuación de Piñera en el caso Endesa no debe ocurrir nunca más. Hoy es candidato presidencial de la derecha y eso tiene dos explicaciones: o la derecha es ingenua y no supo las verdaderas motivaciones que tuvo Piñera al intervenir en este caso, o para ellos esas prácticas de abuso son aceptables –concluye.

INFORMACIÓN PRIVILEGIADA

El 24 de julio de 2006 Piñera anotó uno de sus magníficos goles. Pero se transformó pronto en un autogol.

A pocos meses de haber perdido la segunda vuelta, el hoy candidato de la Alianza participó del directorio de Lan, donde se enteró de los buenos resultados que tenía la empresa. Según la acusación que le hizo la superintendencia de valores, 30 minutos después de la reunión, y sin que en el mercado se enteraran de esta información, Piñera partió a comprar acciones de LAN. Gastó US$ 18 millones en papeles de la línea aérea. Al día siguiente, cuando se dieron a conocer los resultados de la aerolínea, la acción se disparó 150 pesos. Es decir, en un día Piñera hizo una pasada de 780 millones de pesos. Una cifra pequeña para la fortuna de Piñera, pero de todos modos una buena cifra si se considera que el único gasto fue ordenarle a alguien que comprara acciones.

Lo volúmenes transados despertaron la sospecha de la Superintendencia y ésta se lanzó al cuello de Piñera y de su socio en Lan, Juan José Cueto. El candidato y sus partidarios acusaron que se trataba de persecución política.

Una fuente que conoció de la investigación recuerda: “se le sancionó porque al comprar después de conocer los estados financieros de la compañía vulneró la confianza que el mercado le tenía. Esto fue inesperado para Piñera porque nunca nadie se había opuesto a lo que él hacía”.

Tal como en el caso Chispas y últimamente en Fasa, las críticas le llovieron con más fuerza. Para entonces ya se perfilaba como el más seguro candidato para las presidenciales de 2009. En RN le repitieron el mismo discurso del caso Chispas: dejar de lado los negocios.

Andrés Allamand, ya superado por la situación, dijo a La Segunda: ‘resolví no darle consejos ni privados ni públicos porque no los sigue y a veces es de una tenacidad cercana a la porfía’. La misma reacción tuvo la senadora UDI Evelyn Matthei: ‘¿para qué se arriesga por algo que le estamos pidiendo hace 10 años?’. Pero Jovino Novoa fue más allá y dudó de la inteligencia del candidato : ‘cualquier persona con un dedo de frente sabe que si uno es director de una empresa y compra acciones un día antes que se conozcan los resultados financieros, el órgano supervisor puede decir: momentito, usted sabía los resultados antes que el público’.

Finalmente, Sebastián Piñera pagó una multa de $363 millones, la mitad de la plata que había ganado un día después de la avivada y una cifra muy inferior a los US$ 15 millones extras de patrimonio que en enero de 2007 tenía gracias a esa compra. Sus socios nuevamente se le fueron al cuello porque encontraban raro que criticara el fallo y no siguiera el juicio: “el país no entiende por qué Sebastián prefiere pagar una multa en vez de exigir que se haga justicia” –dijo en un comunicado la mesa directiva del gremialismo.

Pese a todos estos problemas y críticas, Piñera sigue siendo inversionista. Más increíble aún, al cierre de este edición, todavía sigue metido en FASA, a pesar de la lluvia de críticas que ha recibido.

Pasa que Piñera simplemente no puede vender sus acciones, porque en el primer trimestre del año pasado se gastó 3,5 millones de dólares en acciones que estaban a 1.800 pesos cada una y hoy están en 700 pesos. Vender ahora, como le piden todos, significa perder más de un ¡1 millón de dólares!

“Estamos en proceso de venta”, dijo el candidato el lunes en la mañana y eso es lo que ha venido diciendo sobre su patrimonio bursátil desde 2005, cuando pasó a la segunda vuelta con todas sus acciones.

Lo que es claro es que Piñera no va a vender en el momento financiero errado; de hecho -según dijo en una entrevista con Canal 13-, podría llegar con sus cuantiosas inversiones hasta las elecciones de diciembre y más allá. Es decir, hacer toda la campaña con un ojo allá y otro acá, con negocios y política toqueteándoses por debajo de la mesa y saliendo a la superficie, normalmente con escándalo, como él ha visto que pasa una y otra vez.

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