Cónclave concertacionista

Por Juan Carlos Morales Aguilera / Periodista

A un mes de la derrota de la coalición de gobierno que gobernó durante 20 años a chile, se realizara el lunes 12 de abril, el cónclave que determinara el nuevo rumbo del conglomerado político mas exitoso en términos de macroeconomía en la historia del país y donde se supone se practicará un mea culpa por los errores políticos y programáticos cometidos, y sus consecuencias en las elecciones presidenciales del 2010, donde la derecha se alzo como vencedora con un margen electoral muy parecido a los resultados del plebiscito del año 1988. Pero esta vez a la inversa.
Sin embargo, fuera del análisis que los jerarcas de la concertación realicen en este conclave, que de seguro será somero y poco claro. La repuesta a la pregunta de que es lo que se perdió y quien gano en esta pasada electoral, pareciera no estar en el lenguaje político, ni en la ética analítica de los operadores de la Concertación.
En el año 1988 la derrota de la Dictadura Militar de Derecha, que gobernó Chile durante 17 años sin restricciones políticas ni éticas. Y que transformo las bases de la sociedad chilena, experimentando con el modelo económico de libre mercado, que los llamados Chicagos Boys llevaron a cabo con el beneplácito de la junta militar y las fuerzas políticas de la derecha durante la década de los 80, supuso una nueva era en la patria.
Así la “Alegria” llegaba en manos de la Concertación de Partidos Por la Democracia. Los resultados del plebiscito del 5 de octubre de 1988, dieron como resultado un 54.4% a favor del NO y un 44.5% a favor del SI. Los votantes del NO, reprobaban con su opción, las políticas represivas de la dictadura, su modelo económico y la forma de administrar el estado. 20 años mas tarde con resultados distintos para la concertación, pareciera a la luz de los hechos, ser esta la misma vara de medición que el electorado del año 2010 utilizará para reprobar la forma de administrar el estado en manos de la Concertación. Quizás cansados de ver como el modelo económico instaurado por la dictadura de derecha , se concretaba y profundizaba al pasar de los años con defensores acérrimos del modelo en las mismas filas de la concertación. Tal vez aburridos de la impunidad y el miedo que siempre se le demostró a un insolente ex dictador y a toda la clase política de derecha responsable de los atropellos a los DD.HH. O puede ser que el electorado ya no vea ninguna diferencia entre un candidato UDI y uno Socialista, entre un Candidato Empresario y uno Político.
Entonces la pregunta al como y cuando la concertación comenzó a perder el poder. Es una pregunta sin respuestas, porque en la realidad nunca obtuvo el poder, solo lo administro. Tras 20 años de gobiernos exitosos en el manejo de modelo económico. El país sigue gobernado y administrado con las mismas reglas trazadas por la dictadura. Con una constitución, un modelo económico, y una distribución del ingreso nacional, con las mismas improntas dejadas por Pinochet, con matices impuestos por la concertación, eso es innegable, pero en el fondo es el mismo modelo de administración de la política y el estado.
Entonces ¿quien gano? El actual Presidente Piñera, es un producto de su propia perseverancia y ambición. Eso es cierto. También es cierto que el venció en las ultimas elecciones presidenciales en chile, pero aun no es el vencedor de un proceso político histórico. Sino que forma parte de las circunstancias del país.
¿Será la dictadura de derecha de Pinochet, la verdadera vencedora? Es una pregunta que debo hacer, porque las reglas del juego a partir de las impuestas en el plebiscito de 1988 siguen vigentes 20 años mas tarde y como resultado de esto, chile es gobernado hoy por representantes declarados de la administración económica y de estado del Gobierno Militar.
Puede parecer una insolencia, pero la historia no es mentirosa y la concertación si quiere volver a dirigir y obtener el poder, debe replantear claramente sus diferencias con la derecha. O simplemente asumir su disolución. Cual fuera la decisión debe ser totalmente radical, porque hasta la fecha las diferencias no parecen tan marcadas.