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Cultura

10 de Julio de 2010

No te metas con humoristas

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Por Alvaro Díaz

Debe haber sido gracioso asistir anteayer a la reunión del directorio de TVN donde, por largas 5 horas, se analizó la rutina de Stefan Kramer en el programa Halcón y Camaleón. Según trascendidos, en la cita se llegó al consenso de que Kramer “es un gran profesional, pero se había pasado de la línea”. ¿5 horas para determinar eso? Me imagino a los integrantes del directorio, control remoto en mano, deteniendo una y otra vez el video, interpretando gestos, giros del guión, planos. Luego citando definiciones de humor, comedia, parodia, y los límites respecto a ellas. Todo termina con un informe decisivo del gerente comercial –único referente editorial válido a la hora de las definiciones en la estación estatal- donde se establece que el imitador genera dinero suficiente como para que cada miembro del directorio haga un compacto paquete con sus palabras y se lo entube por el culo. “Hay que pagar la Barra del Mundial y el loco que hemos hecho con la transmisión en diferido de Sudáfrica 2010 ”, debe haber explicado el hombre de las platas.

Meterse con un humorista no es aconsejable, pues se lleva todas las de perder. Inexorablemente se hace el ridículo y a la larga el único beneficiado será el artista, quien ganará publicidad e incorporará el incidente a sus futuras rutinas. En otros tiempos, quienes hoy detentan el poder no se complicaban tanto la vida cuando alguien “se pasaba de la línea”. A la primera lo llamaban por teléfono y le recordaban que tenían hijos, le mandaban una corona de flores para la casa o le tiraban un gato muerto en el patio. Si el mensaje no era comprendido a cabalidad, un largo paseo en un Opala sin patente resultaba extremadamente efectivo. Y si eso fallaba, bueno, había suficiente corriente en los sótanos de la CNI para congelarle la risa al sindicato de payasos completo. Se ahorraban los sandwich de miga, las galletas y el café de las discusiones, la mala prensa y la oportunidad de imponer el miedo en ausencia del respeto.
Mientras Piñera no resuelva entuertos tan bochornosos como la venta Chilevisión, que de burdos resultan cómicos, lo puede parodiar quien quiera, como quiera, cuantas veces quiera y donde quiera. Nadie se puede quejar, porque la indecencia original ya está hecha. No culpen a Kramer por haberse dado cuenta..

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#Piñera#Stefan Kramer#TVN

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