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Cultura

23 de Octubre de 2010

Escritores de Chile se dan como caja

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• Polémica en la SECH le lleva platas, líos de faldas y aletazos

    Ilustración: Max Bock

Que hay fraude electoral. Que faltan platas. Que al presidente del gremio nacional de escritores le dieron en la cabeza con una hielera y que todo esto no es más que un lío de faldas que derivó en una persecución a la directiva. Así es la teleserie que se vive hoy en la SECH que empezó hace un par de años y no tiene para cuándo terminar.
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Sucedió en una reunión de directorio en la antigua casa de Almirante Simpson hace dos semanas. En el primer piso, un grupo de poetas leían sus obras en solidaridad con los mapuche en huelga. Arriba, en la sala del Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), Reynaldo Lacámara, se disputaba un round.
Todo por un cóctel en una embajada, dicen emails que circulan denunciando la pelea. Por quién iba a ser el premiado con el festín de canapés de huevo se empezó a armar la pelea entre el tesorero de la SECH, Marcelo Lira, y el presidente, Lacámara, en una reunión que, según dice el correo de escritores regionales, “terminó a puñetazos, botellazos y escupos”. Ahí, ante la mirada atónita de los presentes, Lira tomó una hielera, azotó a Lacámara y luego lo pateó en el suelo.

Alfredo Lavergne, escritor miembro de la SECH, dice que el lunes siguiente hubo reunión de directorio y que de la batalla jamás se habló.

-En la SECH se acostumbra a no solucionar. Hemos tenido robos de computadores, han entrado a robar dos veces, se han perdido cheques en estos robos y no se encuentran culpables, el directorio de la SECH no hace investigaciones al respecto. No se habla de nada, es un acostumbrado silencio frente a lo que pasa con Contraloría, frente a los desórdenes, a los robos. Hay una política de silencio, de esperar que las cosas se solucionen por sí solas.

“Yo sé qué ocurrió, pero hay un silencio en torno a eso”, dice Omar Cid, quien asistió a la reunión posterior a la pelea y nada.

-Me encontré con Lira y al saludarlo me cubrí la cabeza. Se largó a reír y me hizo señas para que me quedara callado. Con eso te digo todo. Parece que la situación fue bastante grave y lograron ocultarla. Aquí hay un código de silencio muy brutal- dice Cid.

Según Lavergne, la SECH “como gremio ya no tiene norte, y no por las cosas políticas, que yo creo que son un aporte al final dentro de los gremios. El problema es que actúan como mafias y lumpen, y terminan con peleas en un directorio. La mafia tiene una ley, que es la ley del silencio. No afrontar este tipo de escándalos es continuar con el escándalo”.

PLATAS Y FRAUDE ELECTORAL

Varios miembros de la SECH coinciden en que todo empezó a joderse el 2005, cuando el presidente del gremio, Reynaldo Marchant, tuvo que renunciar por acusaciones de irregularidades administrativas. Entonces asumió su tocayo Reynaldo Lacámara como interino y luego fue ratificado en elecciones como presidente.

El 2007, los escritores Alejandro Lavquén y Dinko Pavlov (hoy fallecido) comenzaron a cuestionar la administración de Lacámara, a raíz del Encuentro Internacional de Escritores celebrado ese año. Lavquén y Pavlov, entonces presidente de la SECH filial Magallanes, solicitaron una fiscalización al Ministerio de Justicia y a la Contraloría para aclarar la rendición de platas del proyecto presentado al Fondo del Libro del Consejo de la Cultura, con el cual se estaba financiando el encuentro. Además, se formó dentro de la SECH una comisión revisora de cuentas formada por escritores como José Concha, Omar Cid, Lilian Bravo y los mismos Lavquén y Lavergne.

Según explica Omar Cid, la comisión pilló una serie de irregularidades en los pagos.

-Redactamos un informe bastante crítico a la gestión económica de ese momento. Pero, siendo bien sincero, no se llegó a nada. Hubo un comité de disciplina, pero eso nunca funcionó.

Las irregularidades incluyen, por ejemplo, la edición de un libro sobre el Encuentro Internacional de Escritores que, aseguran, jamás se realizó.

-Ese libro nunca salió. Lo que se hizo fue presentar solamente los ejemplares que se necesitaban para el Consejo de la Cultura, pero la publicación del libro no se hizo nunca. La Contraloría no logró detectar lo del tema del libro, extrañamente. Porque investiga en base a lo que se entregó en el Ministerio de Cultura. Nosotros creemos que ahí se entregó una contabilidad alternativa -dice Cid, asegurando que las platas que faltan ascenderían a unos nueve millones de pesos.

Además de desaparición de platas, este grupo de escritores, junto a José María Memet, denuncian fraude en el proceso eleccionario 2010. Faltas a estatutos en la conformación del Tricel, inflar el padrón eleccionario de regiones y votos no secretos son algunos de los puntos.

-Durante ya muchos mandatos han habido problemas de control de los estados de cuenta, problemas económicos, pero además problemas de democratización de la SECH. A pesar de que hay una comisión para las elecciones, se pueden descubrir fácilmente fraudes electorales. No es una institución realmente democrática, pese a la historia que tienen los escritores y socios del gremio, que son todos “gente con historia” en luchas democráticas. Al interior no funciona. Esto viene desde los últimos tres directorios. Esta pelea – la de la hielera- fue justamente por problemas de determinaciones individuales del presidente, que asume y no consulta con el directorio algunas decisiones -asegura Lavegne.

-Gran porcentaje de la comunidad literaria que participa en la SECH son todos unos ignorantes, entonces qué capacidad van a tener ellos de reaccionar. Los escritores importantes, significativos de Chile, no van a la Sech. La SECH en estos momentos está en manos de personas que no representan a los escritores y no tienen ningún mérito literario. A lo mejor ellos podrán decir que el hocicón de Lavquén tampoco, pero hay que ir a las cosas puntuales: es tan simple como que digan dónde está el dinero que falta de los proyectos. Hay gente que sí tiene seriedad en el oficio. El único que tiene esa categoría en la SECH es Poli Délano, los demás no tienen ningún mérito -dice Lavquén.

LUNES ETÍLICOS

Lavquén acusa que la SECH es actualmente un club de amigos y que además “la tienen convertida en una taberna. El tesorero, Marcelo Lira, en Facebook se denomina ‘el tabernero’. Se dedica a vender cerveza, empanadas y cuchuflí los días lunes. Creen que la bohemia hace mejores a los escritores, o que para ser escritor hay que ser bohemio”. Los llaman “los lunes etílicos” y, según Lavquén, “los justifican con cantores y lectura de poemas”.

Gregorio Angelcos es miembro del directorio de la SECH y no da crédito a “correos apócrifos”.
-No tengo la menor idea de si pelearon o no pelearon. La SECH está pasando por un espléndido momento. Hemos tenido visitas notables como son los premios iberoamericanos de poesía. El año pasado estuvo Ernesto Cardenal, este año estuvo Antonio Cisneros. Hemos tenido una serie de encuentros nacionales e internacionales. Yo creo que eso es lo más destacable de ese período. Hay una agenda cultural que se realiza sistemáticamente -dice Angelcos.

A lo que Lavquén contesta: “Gregorio Angelcos es un mentiroso y un cobarde. Está bien que hagan actividades, pero rendir honores a eso sería como rendir honores a los carabineros porque atraparon un ladrón, una cosa obvia que hay que hacer. Aquí el problema es muy claro, se necesita saber dónde están las platas”.

El presidente de la SECH, Reynaldo Lacámara, dice que aquí no hay nada irregular y asegura que Lavquén los está persiguiendo.

-Y eso lo digo responsablemente, lo ratifica el directorio. Alejandro Lavquén ha ido a todos los ministerios y brigadas del crimen posibles para acusarnos de mil cosas, desde que triangulamos platas para campañas políticas a favor de ciertos diputados, hasta que no cumplimos con los estatutos, son alrededor de doscientas denuncias que llevan grados de locura también. Y las investigaciones de los ministerios nunca han encontrado un ilícito ni nada criminal. Como institución responsable, nosotros solamente nos hacemos cargo de las cosas que responsablemente alguien quiera preguntarnos, lo demás, que andamos peleando, eso es una falsedad absoluta, una mentira del porte de una casa. Nosotros siempre hemos abierto las puertas a todos los que no tienen voz -asegura.

Según Lacámara, todo esto se explica por un lío de faldas entre Lavquén y el anterior presidente, Reynaldo Marchant.

-Con Marchant tenían una novia en común donde el que perdió fue Lavquén. Entonces ahí empezó una cosa terrible. Marchant renunció acosado por Lavquén. En esa época, Alejandro venía a la SECH con una pistola en la mano. Mostraba la pistola y decía ‘dónde está ese desgraciado del presidente’. Alejandro siempre ha sido una persona bien conflictiva -dice Lacámara, quien defiende a brazo partido la institución.

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