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Nacional

22 de Julio de 2011

Cómo se vive la huelga de hambre en el liceo Darío Salas

Cinco de los ocho estudiantes en huelga de hambre desde el miércoles en el colegio son mujeres y no están ni ahí con los reclamos de sus tripas. Dicen que van a llegar hasta las últimas y que no dejarán el ayuno hasta que haya una respuesta concreta a sus demandas por parte del gobierno. “No nos importa el hambre porque lo que peleamos es mucho más grande. Ya tendremos tiempo para comer”.

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En un rincón del casino de los profesores, en el segundo piso del Liceo Darío Salas, duermen seis de los ocho estudiantes de ese colegio que ayer comenzaron una huelga de hambre indefinida por la educación. Sólo están despiertas Maura R. y Johanna Ch., por “la orquesta de sonidos en la guata” producto del hambre y porque es mediodía y no están tan cansadas. Llevan ya un día completo sin ingerir ningún alimento, aunque, dicen, aún no se siente tanto.

Maura y Johanna son dos de las cinco mujeres del ex colegio de María Música Sepúlvedad -la misma del jarrazo a la ex ministra de Educación Mónica Jiménez- que decidieron radicalizar su postura hasta que el gobierno les dé garantías que discutirán sus demandas. Una decisión que tomaron después de ver a ocho alumnos de distintos colegios de Buin que tomaron la misma medida y a la que accedieron otros dos alumnos del Insuco de Santiago, sus vecinos del frente. Sumándolos a todos, ya son más de veinte en todo Chile.

“Lo haremos hasta que sea necesario. No nos vamos a bajar por nada”, le explican a The Clinic Online, mientras toman un sorbo de agua. Están ahí porque les tocó venir de familias que no tienen para pagarles una universidad y a pesar de estar en cuarto medio y no recibir ningún beneficio directo de este movimiento secundario, seguirán peleando hasta que haya un avance seguro como para bajarse.

Elegir a una

La historia no es tan distinta entre Maura y Johanna. La hermana mayor de la primera, Alexandra, alcanzó a estudiar seis meses de Gastronomía en un Instituto Profesional y tuvo que retirarse. Sus padres, quienes la apoyan más o menos a la fuerza en su ayuno, tuvieron que elegir a cuál de ellas le pagaban la universidad. “Mi hermana se retiró para que me pudieran pagar a mi una U y ahora trabaja en lo que sea. Eso no es justo”, dice.

“Si no te dejo lo vay a hacer igual”. Con esas palabras, Maura R. recibió el “permiso” de su mamá para declararse en huelga indefinida. Por eso no quiere sacarse fotos ni decir su nombre completo. Teme que puedan haber represalias por su acción, no contra ellas, sino que contra sus padres. Ellos son los responsables de Maura hasta el próximo mes, cuando cumpla 18 años.

Sin embargo, esta no es su primera huelga de hambre. A principios de año, mientras los comuneros mapuches de Angol se mantenían con esa medida, Maura estuvo una semana sin comer en su casa. “Fue una huelga voluntaria por los PPM”, dice, aunque reconoce que nadie la tomó en cuenta. Lo de ahora, en cambio, asegura puede ser más largo. De hecho, para ellas mejor porque así se pueden ir sumando más personas y el movimiento toma más fuerza.

La historia de Johanna es parecida. Viviendo con sus primos, recién a los 35 años uno de ellos pudo titularse como Chef Internacional. No por flojo ni por descubrir su vocación más tarde. Cada uno de ellos, Johanna y sus primos, tiene que esperar a que el otro termine para poder entrar a la educación superior. Una posta de diplomas.

Mamá

A partir de la huelga de hambre comenzada el martes en Buin, el Ejecutivo recién ayer se refirió al tema, con dos docenas de secundarios sin comer en rechazo a sus propuestas.

“El objetivo y la preocupación del gobierno es velar por la salud y que ninguna persona, menos un joven y menos un niño, puedan atentar o poner en riesgo su vida por una huelga de hambre. Sin duda alguna, llegado el momento en que haya que intervenir para efectos de evitar cualquier riesgo de salud, lo que prima por sobre todo es el derecho a la vida. Obviamente, la institucionalidad chilena, el Estado y el gobierno del Presidente Piñera actuará para impedir que un joven o un niño ponga en riesgo su salud y su vida”, dijo el primo vocero del Presidente, Andrés Pío Chadwick.

Sin embargo, las chiquillas ni se inmutaron con la declaración. Lejos lo más amenazante que tuvieron durante su segunda jornada de huelga de hambre fue la irrupción de la mamá de Elizabeth, una de las huelguistas, en el casino de profesores. “Esto no es un juego Elizabeth”, le gritó a vista y paciencia de todos los presentes, visiblemente molesta por la actitud de su hija. Pero el tema no pasó a mayores y Elizabeth se quedó en el ayuno colectivo.

Mientras tanto, esperan que hoy aparezca un médico de la municipalidad de Santiago a ver cómo evolucionan y a legitimar que están efectivamente en huelga de hambre, porque que varios medios de comunicación les han preguntado si efectivamente estaban haciendo huelga o tenían algo de comida escondida. Pero dicen que no. Y afirman que seguirán aguantando el frío haciendo cucharita y los reclamos de sus hambrientas tripas hasta donde puedan.

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