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Opinión

6 de Agosto de 2011

“No tengo abiertas las puertas de La Moneda”

A fines de abril de este año dejó su cargo en la Asociación de Bancos, tras 17 años al mando. Hace pocos días volvió de China, país en el que estuvo a cargo del pabellón de la Expo Shanghai y que ahora está en su última etapa de liquidación. Por su trabajo, se ha codeado con figuras mundiales como George Bush, y también con la “crème de la crème” de la política chilena. Sin embargo, no se sabe bien por qué lado de la vereda camina. Su presencia pública viene desde la dictadura, pero él mismo se jacta de haber trabajado para cuatro administraciones distintas: la de Pinochet, la de Lagos, la de Bachelet y la de Piñera. Con este último, ha sido quizás la experiencia más traumática, porque tuvo que renunciar como embajador en China al poco tiempo de haber asumido. Según él, pecó de ingenuo.

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Hernán Somerville llegó a Chile el 19 de julio pasado, luego de una larga temporada en China, donde estaba desde el 2006, cuando se hizo cargo de la organización del pabellón chileno para la Expo Shanghai, que culminó a fines de octubre del año pasado. Desde hace cinco años años ha tenido que dividir su estadía entre Chile y China. Sólo el año pasado, cuenta, viajó allí once veces.

Sentado en un sillón de su oficina, Somerville cuenta que su vida ha cambiado mucho en estos últimos dos meses. Que al dejar la pega en la Asociación de Bancos, luego de 17 años al mando, quedó con mucho tiempo libre, que hoy lo tiene en una especie de proceso de adaptación, de observación, pero no de jubilación. Un plasma conectado al canal Bloomberg lo mantiene al tanto de las novedades económicas. Ahora viene llegando de China. Hizo escala en Estados Unidos.

¿Qué tal estuvo el viaje?
Vengo de China y aproveché de pasarme unos días a California, a ver cómo está el país del Norte. Allá están complicados por el deterioro brutal en la calidad de la política, porque los partidos se han ideologizado mucho producto de la aparición del Tea Party.

¿Se parece un poco a la realidad chilena?
Acá hay tres fenómenos. El primero es que en Chile también se ha deteriorado la calidad de la política. Es un tema preocupante, porque en los últimos 20 años las dos coaliciones políticas se esforzaron para tener una transición muy civilizada. Pero ese esfuerzo se ha perdido en los últimos dos años. Hay una polarización mayor y se perdió la esencia de la política, que es el compromiso. El segundo fenómeno tiene que ver con que se requiere una mayor apertura y mayor representatividad de otras fuerzas sociales, porque el binominal llegó a su fin. Y el tercer tema es que por la irrupción, a través de todos estos medios de comunicación social, de este fenómeno de la gente de pedir igualdad de oportunidades y de distribución del crecimiento, se está hablando de subir los impuestos y creo que esa es la solución menos satisfactoria.

Usted no es partidario, entonces, de una reforma tributaria.
Sería partidario de una reforma tributaria en temas como simplificación tributaria, porque cada día se está haciendo más complejo… pero yo creo que hay un buen sistema tributario porque las empresas tienen un fuerte incentivo a la reinversión, y al final lo que se gravan son las personas.

Ahora tenemos nuevo ministro de Economía. ¿Qué le parece Pablo Longueira?
Lamento mucho la salida de Juan Andrés Fontaine, lo que no quiere decir que lamento la llegada de Pablo Longueira. Para mí, Fontaine es uno de los mejores economistas que hay en Chile. Es un tipo serio e íntegro. Además, creo que hizo un muy buen análisis de las micro reformas que el país requiere para seguir creciendo, había hecho la pega.

¿Le preocupa que su salida afecte el crecimiento?
El actual crecimiento que tiene Chile en este momento es insostenible. Ha habido un fuerte proceso de recuperación de años anteriores por factores externos y también gracias al manejo del gobierno, aunque acá hubo un viento de cola muy fuerte. Eso sí, todos entienden que esta economía, si no se le hacen cambios adicionales, no puede seguir creciendo al 7%.

¿Entonces el gran crecimiento de este año no es por la gestión de Piñera? Se lo pregunto porque en el gobierno, cada vez que pueden, salen a decir que gracias a ellos el país crece más.
Es natural, esa es la política, es vender esta historia, pero uno tiene que esperar de los actores lo que espera de los actores. La gente no es tonta. A veces los políticos asumen que las personas somos tontas, pero este país tiene cada vez más información y hay mucha cultura económica. Es decir, con Andrés Velasco esto hubiera sido igual. Si la Bachelet se hubiera quedado un año más, la economía habría crecido lo mismo que ahora.

¿Qué pasa entonces con el desarrollo?
Para seguir desarrollándonos son necesarias las reformas micro, porque las reformas macro ya se hicieron en Chile durante el gobierno militar y después fueron respetadas por los gobiernos de la Concertación. El amigo Fontaine, en un trabajo espectacular, hizo un gran mapa y detectó las reformas, pero una cosa es detectarlas y otra es hacerlas. Por ejemplo, por oposición política, la idea de abrir el cabotaje chileno a naves extranjeras está quedando afuera. Entonces, si cada una de estas reformas micro están siendo voladas por grupos de presión con intereses corporativos, esto va a ser nada más que un guatapique. Desde esta perspectiva, Longueira tiene la capacidad política de llevar a cabo esto muy bien. Esta es la esperanza que tengo yo con Longueira, que es un hombre que parece ser bastante inmune a las presiones corporativas y un gallo que tiene ideas propias, con peso político.

Hace un par de días Longueira se le tiró al cuello a Lider (Walmart) por la tarjeta Presto, por tener en Dicom a la gente que había repactado.
Por motivo de las cláusulas abusivas de los contratos de los bancos, yo tuve con el Sernac una muy buena experiencia. Nos juntamos con Peribonio y le dije que no tenía problemas en aceptarlas si tenía razón, pero que dejáramos esto en un marco político de baja densidad. Y en dos sesiones aceptamos sacar 12 cláusulas. En el caso de Presto no sé, no soy juez. Pero a ver, el mayor activo de este país es la seriedad, desde cuando Chile estaba quebrado hasta ahora, y eso tiene que manejarse bien. No cuestiono las intenciones de Longueira, lo conozco y como político lo respeto mucho, pero espero que esto se mantenga dentro del estado de derecho y que estas cosas se analicen con mucho cuidado.

¿Longueira actuó con demasiada parafernalia?
En la vida he aprendido que los lenguajes de los científicos son distintos a los de los políticos, los de los artistas. Hay matices y el verbo es muy importante, pero yo entiendo que hay énfasis y lo importante es que estos lenguajes sean lo más prudentes posible. No quiero entrar en más consideraciones.

Longueira también ha condenado lo que pasó en el caso de La Polar. ¿Cómo se enteró de lo que allí pasó?
Estaba en China. Mi primera reacción fue de incredulidad, por la cantidad de actores: hay accionistas, directores, auditores externos, clasificadoras de riesgo, el mercado… ¿Dónde estaban? En un país tan sofisticado como éste no creía que podía ocurrir algo así, hubo una falla sistémica. Ahora, esto es una situación muy puntual, pero el perímetro regulatorio tiene que ser ampliado. Hace cuatro años que planteé la necesidad de que la tarjeta cerrada del comercio fuera regulada y al final lo que se hizo por parte del Banco Central fue una regulación insuficiente. De haber habido la regulación que le daba a la superintendencia la facultad de fiscalizar estas tarjetas no habría ocurrido lo de La Polar, porque la superintendencia hubiera detectado lo que no detectó el mercado. Yo planteé esto hace cuatro años, está en la prensa de la época, para que no digan que Somerville nunca lo dijo.

“ME SIENTO UN LIBERAL”

¿Se siente un hombre de derecha?
No, yo me siento un liberal. Yo percibo que los sectores de derecha piensan en un Estado con menores ingenierías sociales y menos impuestos. Y los sectores de izquierda consideran que el Estado tiene un rol mayor en generar desarrollo e ingeniería social, y eso supone mayores recursos. Pero en Chile ambas coaliciones están comprometidas con la estabilidad fiscal, qué mejor ejemplo que los gobiernos de Lagos y Bachelet, un manejo fiscal impecable. En el mundo, las derechas e izquierdas están superadas y hay una gran convergencia en que el capitalismo genera crecimiento y desarrollo. La diferencia está en cómo se distribuye ese crecimiento. Yo creo en el mercado, pero también en el liberalismo valórico, soy partidario de la píldora del día después, del divorcio…

¿Y es partidario del matrimonio homosexual?
Soy un gran partidario del proyecto de la Unión Civil de Andrés Allamand. En el tema del matrimonio homosexual, hasta 8 meses tenía una posición en contra, pero ahora estoy revisando mis ideas.

¿Es partidario de la despenalización de la marihuana?
En el tema de la marihuana he llegado al convencimiento de que es necesario legalizar esto, y hacerlo arriba de la mesa y no abajo.

¿Ha fumado marihuana?
No, nunca. Pero no tengo problemas con eso. He estado en miles de oportunidades con gente en diferentes partes del mundo que ha fumado marihuana y tuve amigas que fumaban marihuana.

¿Qué hay de cierto de que la derecha defiende los intereses de los empresarios?
Claramente el empresariado chileno se ha identificado con los partidos de derecha, sin perjuicio de que hay muchos empresarios que han militado o militan en los partidos de la Concertación. En su gran mayoría lo hacen porque los partidos de derecha han incorporado mucho el tema de la propiedad y del orden. Y porque además, dejémonos de bromas, los grandes temas de propiedad que se plantearon en la época de Allende y su reestablecimiento en la época de Pinochet, obviamente identificaron al empresariado con la derecha.

Cuando usted conversa con empresarios, ¿le cuentan que se sienten más cómodos con la derecha o con la Concertación?
La Concertación, o la social democracia como yo la llamo, manejó el capitalismo muy bien. Perdóneme, pero los superávit fiscales que se obtuvieron en los gobiernos de Lagos y de Bachelet fueron notables. Siempre he destacado por eso a la presidenta Bachelet. La Concertación hizo la apertura más profunda al exterior con todos los tratados de libre comercio y además creó una red social importante. El Estado en Chile es y seguirá siendo importante porque todavía somos un país relativamente pobre, y cuando vienen las calamidades, el Estado es necesario. En Estados Unidos y en Europa cuando vinieron las crisis fue el Estado el que resolvió el desastre que dejaron los bancos. Por eso, cuando alguien por ahí sale a decir que hay que desmantelarlo yo me río, porque el Estado en este país sigue siendo necesario, aquí y en la quebrada del ají. Distinto es que hay que tener cada vez un Estado con más independencia, con menos cuoteo, con más servicio civil, con mejores remuneraciones y con mejor imagen. En definitiva, yo creo en el Estado y en la regulación del Estado, pero el problema es cómo hacerlo más eficiente.

Roberto Méndez, director de Adimark, dijo que “para los empresarios fue más fácil con Lagos y Bachelet” ¿Le parece que para los empresarios el trato con Piñera ha sido más difícil?
No he tenido ninguna relación con Piñera. Con Lagos tuve una relación bastante privilegiada porque durante su gobierno fui representante en Apec y porque además teníamos una tremenda identidad cultural.

Yo siempre le decía que éramos productos de la vieja escuela de derecho de la Universidad de Chile: republicana, secular, media volteriana, iconoclasta, me entiende usted. Con Lagos, también teníamos una gran afinidad espiritual. Me recuerdo que en Salamanca, donde se acuñó esto de que “los empresarios aman a Lagos”, nos pasamos una noche entera estudiando a Miguel de Unamuno. Era una delicia hablar con Lagos. Con la Bachelet, con motivo de la Expo tuve mucho contacto, además que siempre la felicité por los ahorros de la crisis. Pero con el presidente Piñera ocurrió lo de China. Él dijo en la prensa que había quedado muy decepcionado y afectado por la cuestión de China y obviamente no tengo abiertas las puertas de La Moneda. Pedí audiencia con Piñera para explicarle esto, pero nunca me recibió.

¿Por qué aceptó ser embajador en China y por qué renunció?
Acepté porque se me dijo, y pensé que había sido invitado a un proyecto, y resulta que esto no era un proyecto, era un cargo. Estaba dispuesto, al igual como lo hice con Bachelet, a trabajar gratis en China como embajador, por eso nunca pedí más sueldo y nunca pedí más gasto de representación, pero pequé de ingenuo al pensar que esto iba a ser lo mismo.

¿Pero qué pedía?
Una infraestructura física más adecuada. China hoy es lo que fue la revolución industrial, un fenómeno mundial. Y por lo tanto, uno no puede analizar a China de acuerdo a los mecanismos diplomáticos tradicionales. Todo lo que hace China en el día afecta a todas las partes del mundo. La demanda china de la construcción afecta el cobre; los chinos comen más alimento y sube la soya… hoy China es el mayor acreedor de Estados Unidos. Yo antes de renunciar pregunté si mi renuncia generaría algún problema y me dijeron que no y como no se dieron las condiciones, yo ejercí mi derecho de libertad.

¿Votó por Piñera?
En materia… yo… eso, el único que sabe en mi casa cómo voto es el perro Bulldog al que se lo confieso antes.

¿Le gustaría que Michelle Bachelet fuera nuevamente presidenta?
Creo que hizo una gran presidencia, es una gran carta, pero me preocupan las críticas que se le hacen a Velasco, es peligroso. Creo que la Concertación tiene que estar muy orgullosa de lo que hizo, grandes gobiernos que manejaron muy bien el capitalismo, por lo que el país tuvo un gran crecimiento, y no sólo en lo económico, sino que también en libertad. Por eso tengo dudas de que esta social democracia sea la misma que hizo crecer a Chile tan bien, pero por Bachelet tengo la mayor admiración.

EDUCACIÓN PÚBLICA

¿Es partidario de la educación universitaria gratuita?
Tengo mis dudas. Yo no tuve recursos y me pareció legítimo tener educación pública gratuita, pero de haber tenido recursos ¿por qué el Estado me tiene que dar gratuidad si mi familia podía pagarla? No me cabe duda que estos créditos con aval del Estado pueden ser mejorados. Yo soy director de Inacap y veo la gran cantidad de alumnos que hoy tenemos con créditos con aval del Estado y pienso que esto fue una tremenda herramienta de movilidad social, pero probablemente puede ser mejorada y la tasa de interés puede ser bajada.

¿A qué costo se logró esa movilidad? Porque los créditos son carísimos y los pagan las familias o los alumnos.
No sé cuál ha sido el costo. Hasta ahora los costos los han tenido las mismas entidades que son las que avalan, después una vez que el alumno egresa, el Estado asume esto y los niveles de moratoria que he visto son muy bajos…

Uno no escucha eso. Los alumnos egresados dicen que salen debiendo aproximadamente $20 millones. Usted estudió gratis. ¿Le hubiese parecido justo que por estudiar le cobraran $20 millones?
También hay un sistema de becas que puede ser enormemente mejorado para aquellos que son de un poquito más de esfuerzo. En esta sociedad, así como la gente sale a la calle pidiendo más igualdad, veo también una tremenda deficiencia en señalar cuáles son las obligaciones. Yo soy muy sensible en el tema de la educación pública porque yo la tuve. No soy experto y no me gustaría darle una opinión… estoy, al igual que en el caso del matrimonio homosexual, estudiando el tema para no desprestigiarme con cosas de las que no tengo idea. Pero, en función de lo que he visto, los créditos no me parecen tan onerosos, además se supone que una persona en un horizonte de un largo plazo puede devolver a la sociedad lo que la sociedad le pagó. Y para casos más extremos están las becas para gente que realmente se quiera sacar la mugre.

Pero a usted, en su caso particular, le hubiese parecido justo pagar $20 millones por su educación a pesar de que no tenía plata para pagarlos.
No sé, puede ser… en teoría, preguntado así en blanco y negro, me parece. Pero por otro lado, si esa educación me permite tener un ingreso muy por encima de lo que otros tienen, no me parece que sea un crédito excesivo en un horizonte largo.

¿Está a favor del lucro en la educación universitaria?
No tengo problema con el lucro con supervisión pública, pero el Estado no debe apoyar a las universidades que lucran.

¿Cuál es su relación con el dinero?
Yo fui muy, muy, muy pobre, muy pobre. Toda mi educación secundaria la pagaron mis parientes y recibíamos mesada de tíos. Mi madre tuvo una paquetería en Providencia con Holanda. Supe lo que era no vender en Navidad. El primer auto que tuve fue uno que compré con un crédito, mi primer departamento fue arrendado y los muebles que usé eran los cajones que sacaba de los clósets. Todo lo compré con crédito. Tuve una juventud muy difícil, estudiaba y trabajaba. Después tuve una beca en Estados Unidos y cuando pasaron muchos años llegué a tener plata. Yo podría tener mucha más plata si hubiera sido… yo le dediqué mucho tiempo al servicio público, estuve siete años en el Banco Central, pudiendo haber estado en otras actividades. Insisto, para mí la plata es importante porque me permite viajar, que es lo que me gusta. Pero he sido de baja ostentación. Valoro mucho más la salud y mi independencia. Por eso creo que la educación es importante, porque da independencia, a la primera que no me gusta la cara del jefe me voy. Gracias a esto tuve una beca, me contrató la mejor firma de abogados de Estados Unidos. ¿Usted cree que hubiese tenido esta situación si no hubiese estudiado? Imposible, imposible.

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