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Opinión

2 de Diciembre de 2011

Ricardo Piglia: “Neruda es el poeta de las efemérides; Parra es el poeta de todos los días”

Foto: La Vanguardia Ricardo Piglia y Nicanor Parra se admiran intensamente, con ese entusiasmo que surge de la lectura de la obra mutua antes que del conocimiento personal. Piglia, autor de “Respiración Artificial”, “Prisión perpetua”, “La ciudad ausente”, y otros libros paranoicos y fundamentales de la literatura latinoame-ricana, es ferviente partidario del Nobel para Parra. […]

Vicente Undurraga
Vicente Undurraga
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Foto: La Vanguardia

Ricardo Piglia y Nicanor Parra se admiran intensamente, con ese entusiasmo que surge de la lectura de la obra mutua antes que del conocimiento personal. Piglia, autor de “Respiración Artificial”, “Prisión perpetua”, “La ciudad ausente”, y otros libros paranoicos y fundamentales de la literatura latinoame-ricana, es ferviente partidario del Nobel para Parra. Y parra le ha devuelto a Piglia el calificativo de “súper Borges”. Aquí, el súper Piglia cuenta cómo nicanor lo marcó y lo sigue marcando.

-Roberto Bolaño dijo que su primer encuentro con la obra de Parra -cuando tenía 20 años- le permitió volver a respirar. ¿Cómo llegó usted a la obra de Parra?
-Leí por primera vez a Parra en La Plata, cuando era estudiante, en 1962 o 1963. Todavía me acuerdo de la tarde en qué compré Versos de Salón, en la vieja librería Palumbo de la calle 6. Todavía veo el libro en la vidriera, la edición de Nascimento. Me senté a leerlo en el bar Pérsico, frente al correo, y cuando me levanté era de noche y yo era otro.

-¿Parra ha influido en su escritura, en su forma de ver el mundo?
-Nunca se sabe cuales son los escritores que a uno lo influyen (no siempre nos influyen los escritores que más admiramos). Los libros de Parra ha estado siempre cerca de lo que he escrito, quiero decir que sus libros han estado siempre sobre la mesa en la que he estado escribiendo.

-Usted ha dicho que siempre ha querido escribir como Parra, “con esa lucidez e ironía”. Qué textos de Parra reflejan mejor esas características.
-Los Artefactos de Parra son a la literatura en lengua española, lo que la obra de Duchamp ha sido para el arte contemporáneo.

-En una de sus crónicas Bolaño afirma: “Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado”. Lo curioso, sin embargo, es que ese tono da mucha risa.
-Está muy bien esa definición. También es cierto que Parra escribe como si Dostoievski después del falso fusilamiento se hubiera convertido en Buster Keaton.

-Este año se celebra el centenario de Neruda y los 90 años de Parra. La comparación la imponen las efemérides. ¿Cuál prefiere? ¿Por qué?
-Bueno, Neruda es el poeta de las efemérides, ¿no? Parra es el poeta de todos los días.

-Tengo entendido que ustedes no se conocen personalmente. ¿Qué imagen se hace del autor a través de su poesía?
-Bueno, nos vimos una vez, hace años, en Buenos Aires, en una reunión donde había mucha gente. Tiene una gran calidez, una gran simpatía, enseguida nos pusimos a hablar de Macedonio Fernández. Me hizo acordar a esos extraordinarios boxeadores de peso liviano, como Justo Suárez, como Cirilo Gil, rápidos, elegantes, que siempre están en forma. Un campeón mundial.

-¿Le parece que Parra es un poeta influyente en la poesía actual? ¿En qué autores y obras percibe su presencia?
-Hay una gran tradición de la poesía argentina, que va de César Fernández Moreno a Francisco Urondo y a Mario Trejo, muy ligada a la obra de Parra. De hecho fue Paco Urondo el que por primera vez me habló de Parra.

-¿Qué le aporta la traducción de Parra del Rey Lear a la obra de Shakespeare?
-Esa traducción es extraordinaria, no hay dos escritores más antitéticos. Parra nada en ese océano con la pericia de un viejo marinero. Su traducción de Lear me hace acordar la lucha de Borges con Faulkner en las Palmeras Salvajes, aunque en ese caso sólo se trataba de nadar en un río (claro que estaba crecido).

-Parra lo llamó a usted “el súper Borges”. ¿Qué le parece eso?
-Aunque no lo parezca, Nicanor tiene también el genio barroco de la amplificación grotesca. Desde luego, una simple alusión cálida de Parra a lo que cualquiera de nosotros ha escrito es lo máximo a lo que puede aspirar hoy un escritor en América Latina.

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