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Opinión

29 de Noviembre de 2012

Preparando el verano: 10 cosas para odiar de los boliches de Mendoza

Por Ingeniero Conep para Mdzol.com * Texto ocupa vocablos argentinos Queridos amigos, entrando en este fin de semana, es muy probable que la mayoría alguna noche terminemos en un lugar típico festivalero… o no tanto. Si, hablo de los boliches, ese lugar en donde nos gastamos muchísima plata por cosas que realmente nos molestan. Cada […]

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Por Ingeniero Conep para Mdzol.com
* Texto ocupa vocablos argentinos

Queridos amigos, entrando en este fin de semana, es muy probable que la mayoría alguna noche terminemos en un lugar típico festivalero… o no tanto. Si, hablo de los boliches, ese lugar en donde nos gastamos muchísima plata por cosas que realmente nos molestan.

Cada vez hay más y por mi vasta experiencia en salidas, siempre me ha costado encontrar “el boliche”, en lugar de buscar el mejor, termino optando por el menos peor (o donde sé que va a ir la minita a la que le tengo ganas, obvio).

A continuación elaboré una lista con las 10 cosas que más molestan de estos locales bailables:

1 – Entrada

Generalmente y en casi todos la entrada es un bodrio. Están los que te hacen pasar 4 “controles”, en donde te piden documento, vestimenta adecuada, peinado con gel y no haber tenido ninguna enfermedad en los últimos 7 días. Después que das todos esos datos y contento porque sorteaste cual obstáculo se te presentó, ves que al lado tuyo pasa un grupete de flacos que con suerte llegan a los 18 años y ni hablar de potenciales gatitos que comienzan a dar sus primeros pasos en el rubro. Pasado esto, llegás a la taquilla y tenés que tratar de interactuar con alguien que te cobra y rara vez podés ver de quién se trata. Al escuchar “Son 60$ con un trago” (en los mejores casos) uno espera tomar un buen trago… ese es otro punto de esta nota.

No quiero dejar de lado cuando por órdenes de los dueños, dejan que se agolpe gente en la entrada para que desde afuera parezca que explota. Uno está viviendo una situación pogo idem al de “Ji Ji Ji” solo pensando en que al entrar va a estar de mil maravillas. Cuando finalmente ingresamos vemos que somos la persona número 27 de la noche.

Algo que engloba este ítem es el estacionamiento. SIN PALABRAS, (pero mucha bronca).

2 – Patovicas

Señores anabolizados vestidos con trajes dos talles menos que creen tener la razón de absolutamente todo. Si ellos te dicen que el dólar está a 2,30$ mas vale asentar con la cabeza sino, a la más mínima objeción, hacen uso y abuso de la frase “Ud. no entra”. Mascan chicle con la boca abierta, no sonríen, no te miran cuando les consultás algo y se hacen los indiferentes a la hora de las preguntas repetitivas. Claro, pero al llegar un conocido de ellos ahí la cosa cambia. ¡Saludan hasta con besos! Señores, no digo hacerse amigos de todos, pero no cuesta nada tener un poco de respeto. Y cuando digo respeto, más allá de tratarnos de “usted”, hablo que si hay gente hace rato esperando, ver que un salame pasa por el costado y entra como pancho por su casa es embolante. Básicamente la mayoría aprovecha al máximo las pocas horas de autoridad que pueden llegar a tener.

3 – RRPP

Los segundos personajes pseudos arlequines de los boliches son los “relaciones públicas”. Todo bien cuando, como corresponde, se matan laburando para llenar el lugar y promocionar todo lo que ahí pasa, pero hay un límite. Y ese límite es cuando prometen cosas que después no las cumplen. ¿Quién no escuchó alguna vez la frase “¡Andá hoy que te hago pasar gratis y chupás sin pagar un mango toda la noche!”. Claro, ilusos llegan a la puerta del boliche y gastan crédito tratando de ubicar a quién realizó tal promesa, pero nunca atiende. Y si nos los cruzamos adentro, probablemente va a estar muy apurado, de acá para allá y con cara de “estoy laburando muchísimo”.

Perdemos el contacto hasta el día miércoles de la semana siguiente en donde nos lo cruzamos en la Arístides paseándose con gatos que reparten folletos y nos promete enmendar su falta incluyendo, además de pases vip y bebidas internacionales, unas amiguitas suizas que acaban de llegar a la provincia y no tienen con quién salir el fin de semana. Y las estadísticas dicen que, una vez más, les vamos a creer.

4 – Música

Es raro que un lugar donde la música sea piedra angular, quede en segundo plano. Cuando digo esto me refiero que más de una vez me tocó escuchar repetidas veces un mismo tema (solo porque está de moda), enganches que, lo primero que se me viene a la mente, es que un amigo ebrio del DJ le pidió sus 30 segundos de fama subiéndose a la cabina y dejando que éste enganchara “Fuego” de Bomba Stereo con “Dancing Qeen” de Abba.

Y si de música se trata, también están las herramientas que se necesitan para tener un sonido de buena calidad. Un boliche puede traer al mejor dj del mundo, pero si tenés un parlante reventado, desconado y saturado, no hay forma que suene bien. O está en famoso caso de los DJ “tengo un ecualizador de 4820 botones pero solo uso estos dos”.

5 – Promociones fantasmas

Este punto puede tener algo que ver con el de los RRPP. Mil flyers y folletos repartidos por todas las mesas de la Arístides prometiendo entrada liberada hasta las 2am, que calculando llegar 30 minutos antes uno está sobrado y no, entrás 2:01 y pagás. O incluso he leído cosas como “Barra libre de mujeres hasta la 1am” y las tienen a varias haciendo tiempo afuera. Ni hablar de la prostituida palabra “degustación”. Por Dios, la usan para todo, bebidas, comidas, etc. Gente, ¡son productos sobrantes que te dan como muestra gratis!

6 – Humo

Sinceramente me gustaría conocer al tipo que hizo el estudio de mercado que indicó que a la gente que está dentro de un boliche cerrado y toda agolpada le gusta muchísimo la máquina de humo. Realmente es insoportable, no te deja ver nada, te tragás todo el líquido volatilizado que te deja un gusto horrendo en la garganta y ni hablar de la congestión que te agarrás, simil la de la pelusa de los Álamos que tanto amamos los mendocinos.

En este punto también entra el humo de cigarrillo. Si querés fumar y quemar ropa y gente y todo junto, andá a fuera. Además creo que no está permitido fumar dentro de un lugar cerrado. Creo.

7 – Tragos

Bueno, acá me voy a acomodar y tratar de no alterarme tanto. Pero la verdad es difícil. Uno compra la entrada que viene con un trago y a cambio le dan hielo en un vaso re utilizado y reciclado que no te deja espacio a la corrección de bebidas faltantes. ¿Y si lo comprás? Preparate a hacer la peor inversión de tu vida después del VW Escarabajo que le compraste al mecánico prometiendo que era de repuestos facilísimos de conseguir.

Vodkas comprados en el Makro de marcas que solo el pitufo Enrique conoce , medidas que se las enseñaron en el cotolengo Don Orione, desconocimiento de los barman sobre cuál es una bebida nacional y cuál no, etc.

Y si hablamos de hielo eso es lo que sobra, claro. Y después viste limpiar la barra con un trapo color marrón caca, agarrar un vuelto o el papel del trago, subirse los pantalones porque se les cae y saludar a Fernando “No me lavo las manos desde que vino Xuxa a la Argentina en el 93`y me tocó sin querer” Gómez. Con esa mano que hizo todo eso, te agarra los hielos con un amor… ha… es divino, apretándolos con las palmas para que se rompan, cosa que no quede ningún punto del mismo sin que toque su piel. Y ese hielo es el que va en TÚ bebida.

8 – Vips

Una vez hice un chiste sobre que VIP significa “Very Important Pelotudos” y Kevin Johansen me lo robó y lo twitteó delante mio. Pero esa es otra historia.

Hoy en día el negocio es no ir a la VIP, matarse por un precinto para estar en un cuadrado de 10 x 10 metros, tener que ir al baño y pasar la muchedumbre de gente que se agolpa en el ingreso porque el sector no tiene uno propio, no bailar ya que no lo permite el espacio y estar más amontonados aún que en “la popu”, no gracias.

Incluso he llegado a conocer boliches que tienen dos tipos de VIP, la Top y la Top – Top.

Ni hablar de los que entran solo para que alguien los vea 5 minutos y buscar la foto. Después pasearse por todo el lugar mostrando el precinto. Putos del orto, los odio.

9 – Baños

Si hay algo que me gustaría saber es quién saca las proporciones BAÑO – CANTIDAD DE PERSONAS en los boliches de Mendoza. Quizás sea algún pasante de algún secundario de la zona de Bermejo, sino no me explico cómo hacen que les habiliten un lugar que tiene 20 baños en total (y con muchísima suerte) en el que van más de 700 personas (en algunos muchos más). Ni hablar de cómo están adentro. Pasada una hora del inicio de la noche, ya tenemos agua por todos lados, olor a mierda que ayudan al vomitivo dudoso, e hilos de agua como para decir “bué, querés lavarte las manos, acá tenés”.

Los baños clausurados no cuentan a la hora de sacar proporciones señores dueños ¿saben?

Por favor, en serio, pónganle más onda y atención a esto. Para muchos es casi un factor fundamental que te puede “cagar” la noche.

10 – Personas

Bueno, y cómo último ítem dejé a lo que hace que funcione un boliche y que los dueños usan y abusan de la cantidad.

Hoy en día realmente es difícil encontrar uno donde podamos bailar tranquilos.

Tragos que te vuelcan, puchos que te queman, tacos que te pisan, autos que chocan y motos que vuelan, son algunas de las cosas que seguramente te han pasado en cualquier local bailable, que de bailable no tiene nada.

Colas para entrar, colas para los tragos, colas para los baños, colas para pasar de un sector a otro… al parecer el mismo pasante del secundario de Bermejo que saca las proporciones de la cantidad de baños, hace la de la cantidad de personas permitidas dentro de un boliche.

Y más allá de eso, en cierta forma las personas, en cantidad o no, también forma parte de lo que nos molesta de estos lugares. Para esto les dejo el link de la nota Típicos personajes de un boliche, en donde están algunos como “El Alzado”, “La bailarina intocable”, “El Boliche”, “El Borracho”, “El Trabado”, “El Tonto peleador”, “El Viejo matado” y “El Bichero” entre otros…

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