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Poder

17 de Febrero de 2013

Columna de Carlos Peña acusa inconsistencia en la tesis que acompaña la renuncia de Benedicto XVI

En su columna dominical en El Mercurio, Carlos Peña se refirió a la renuncia de Benedicto XVI, la cual se dio a conocer esta semana en la prensa mundial. Peña compara la renuncia de Ratzinger con la dimisión de Juan Pablo II, quien estuvo a la cabeza del Vaticano hasta su muerte. De esta manera, […]

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En su columna dominical en El Mercurio, Carlos Peña se refirió a la renuncia de Benedicto XVI, la cual se dio a conocer esta semana en la prensa mundial.

Peña compara la renuncia de Ratzinger con la dimisión de Juan Pablo II, quien estuvo a la cabeza del Vaticano hasta su muerte. De esta manera, analiza la consistencia de ambos discursos encontrando inconsistencias en las tesis que maneja la Iglesia sobre las renuncias de sus últimos dos Papas. “¿Quién es mejor?” se pregunta.

Peña dice que con la lenta muerte de Juan Pablo II, El Vaticano buscó darle una lección al mundo de que el dolor era parte de la vida y debía sostenerse hasta el final. “El sufrimiento era parte de la vida, la buena nueva de Cristo era justamente esa. El dolor y el sufrimiento podían tener sentido y vivirse con dolor pero con dignidad. Era una lección notable, se dijo entonces, contra todos quienes argumentaban a favor de la eutanasia: ¿acaso el Papa Juan Pablo II no mostraba con su misma agonía que el dolor no debía evitarse ni siquiera a pretexto de la piedad? ¿No advertían los descreídos que al agonizar en público el Papa quería enseñar que el dolor debía aceptarse y era ineludible?” dice.

Por su parte, Peña considera que la renuncia de Benedicto XVI muestra el gesto contrario. “Sus explicaciones equivalen a las que podría dar un gerente de retail , un rector de universidad o un senador. Está cansado, sus fuerzas ya no le permiten conducir la Iglesia. Así, entonces, el propio bien de la Iglesia le exige renunciar” escribe Peña.

“En vez de quedarse hasta el final arrastrando junto con su deterioro el deterioro de la Iglesia, prefiere hacerse a un lado. Qué ejemplo de humildad más notable, se agrega, ¡renunciar al papado y recluirse en un convento, solo, solitario, renunciando al mundo!” dice Peña respecto a la lectura que hace la Iglesia Católica sobre la renuncia de su Papa.

Carlos Peña compara ambos casos: “En un caso (Wojtyla) la lección evangélica consiste en ejercer el cargo hasta el final, arrastrando la decrepitud y el sufrimiento; en el otro (Ratzinger) la misma lección consiste en abandonar el cargo cuando las sombras de la vejez ya no se pueden disipar. En un caso es evangélico sacar fuerzas de flaqueza y mantenerse en el papado; en el otro, esgrimir la flaqueza para abandonarlo. En el primer caso aferrarse a la cruz sin abandonarla; en el otro descender de ella cuando las fuerzas amenazan con flaquear”.

“No hay duda. O Ratzinger miente o la inconsistencia es obvia” concluye Peña.

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