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Opinión

25 de Febrero de 2013

Carlos Moreno, director de “El Patrón del Mal”: “En Colombia no hubo un Allende o un Che. Acá lo que hubo es un Pablo Escobar”

Carlos Moreno es el director de "Pablo Escobar: El Patrón del Mal", la teleserie que revisita la historia del narcotraficante más poderoso y temido de la historia colombiana. Una historia que causa conflictos por recordar una Colombia más corrupta, donde el narcotráfico era una alternativa viable para surgir socialmente. "Esta historia se cuenta desde Colombia pero podría haber ocurrido en cualquier país de Latinoamérica. Creo que detrás de esto, más que un asunto colombiano es un asunto humano" dice su director.

Romina Reyes
Romina Reyes
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La serie El Patrón del Mal dejó la cagá en Colombia. Allí revivir la historia de Pablo Escobar equivale en Chile a volver a hablar de los crímenes de la dictadura, una especie de Los Archivos del Cardenal que a algunos, como Carlos Larraín, le parece un despropósito. Esta es una historia que no enorgullece al país cafetero y muchos preferirían omitir que existió. El director de la novela -que además es buenísima-, Carlos Moreno, dice que todo discurso que no condene 100% el narcotráfico se considera en su país antipatriota. Por eso la novela causó tanta controversia durante el año pasado cuando fue emitida en ese país (en Chile la transmite Mega), aunque rompió todos los records de audiencia colombianos.

La producción de Caracol TV tardó un año en ser producida, tuvo a 1300 actores y se grabó en 400 locaciones. “Para contar la vida de Pablo Escobar, hay que tener la fortuna de Pablo Escobar” comentó alguna vez Carlos Moreno. El director de la serie tiene arraigo en el mundo del cine, donde ya antes había contado historias de narcotráfico, prostitutas y dinero fácil. Sin embargo, Moreno dice que su real interés no es relatar cómo funciona el mundo de la droga, sino hablar de las motivaciones que mueven a los humanos a buscar el poder y cómo éste los transforma. Y eso, afirma, puede contarse en Colombia o en cualquier lugar del mundo.

“Lo que ocurrió con Pablo Escobar es un asunto vigente. Todo lo que se habló sobre él sigue generando malestar porque es el personaje más emblemático y conocido de toda una revolución que fue el narcotráfico en Colombia” cuenta Moreno a The Clinic Online desde Colombia.

¿Es una herida abierta?
Sí claro. Nosotros todavía vivimos asuntos que son aún asuntos que generó Pablo Escobar. Son heridas que no cierran tan facilmente. Pablo Escobar perteneció a una generación que definitivamente puso al Estado de rodillas y eso tuvo implicaciones muy grandes.

¿Existe en su país una negación al personaje de Pablo Escobar y/o a ese periodo de la historia?
En Colombia estuvimos durante ocho años con un gobierno que tenía un propósito nacionalista de hablar bien del Estado. Todo lo que hablara mal del Estado era antipatriota. Y eso caló mucho en la gente. Y por eso quizá estas historias, que nos contaban los hechos de manera no oficial pero quizás un poco más sincera, se pintaban casi como apátridas. Todo lo que no hablara bien del país era mal visto y discutible. El gobierno de Álvaro Uribe siempre estuvo incómodo con cualquier cosa que se contara de Pablo Escobar.

¿Será un intento de querer borrar la violencia y el narcotráfico de la identidad colombiana? ¿Crees que es parte de su identidad nacional?
Creo que eso es parte de la identidad humana. Esta historia se cuenta desde Colombia pero podría haber ocurrido en cualquier país de Latinoamérica. Creo que detrás de esto, más que un asunto colombiano, hay un asunto humano.

¿Y cuál es el valor de contar la historia de Pablo Escobar?
Creo que la serie es un retrato de un cambio social. El narcotráfico fue algo tan profundo en Colombia porque fue la única revolución social que hemos tenido. La única forma en que las clases populares tuvieron la oportunidad de dejar de serlo fue a través del narcotráfico. Y de forma muy rápida además. Esa promesa de cambio social la dio el narcotráfico porque aquí hemos tenido un Estado que ha sido gobernado por las mismas familias durante mucho tiempo y lo único que desestabilizó ese establecimiento, ese poder de la elite, fue el narcotráfico y, concretamente, Pablo Escobar.Por eso él hizo historia.

LA DEUDA

¿Cree que las series de ficción saldan una deuda que tienen los medios de comunicación y el Estado con estas historias?
Claro, hay un gran debate acerca de lo que llaman narconovelas, que son series de televisión, novelas y películas que abordan el tema del narcotráfico. Realmente no son tantas las que se producen en Colombia, pero pasa que las que se han producido han impactado de una manera muy fuerte.

¿Las novelas pueden ser una alternativa a la historia oficial de que el narcotráfico se acabó y punto?
Es que yo creo que estas novelas con esos ejemplos, con esos modelos de personajes le hablan al pueblo, a la gente del barrio, le habla a esa gente desde la cual salieron esos personajes, desde la cual empezaron su gran campaña de volverse ricos y matarse también. Entonces yo creo que estas novelas están tratando de terminar de contar esa historia y están tratando de hacerlo de una manera más sincera. Porque tú ves la información oficial de los medios y ves que realmente lo que tiene que decir es que hay un Estado combatiendo el narcotráfico por una alineación global de que al narcotráfico hay que acabarlo, o que hay que combartirlo al menos. Eso dice la DEA. Estas novelas escrutan un poco más, van mucho más al alma del conflicto. Es un conflicto que cambió la sociedad, cambió la política, que alteró todo. A nosotros no nos han terminado de contar qué fue lo que pasó.

¿De qué manera el narcotráfico afectó la vida en Colombia?
Aquí no hemos tenido personajes revolucionarios ni movimientos revolucionarios de cambio social. Aquí no hubo un Salvador Allende, aquí no hubo un Che Guevara, aquí no hubo un Fidel Castro, un Hugo Chávez. Acá lo que hubo es un Pablo Escobar y otros narcos. Gente que viene de las clases populares y promete un cambio. Y eso es lo que se vive profundamente en una serie como esa.

El Patrón del Mal no es su primera incursión en el narcotráfico. El año pasado hizo la película “El Cartel de los Sapos”. ¿Tiene algún interés especial en el tema?
A mí el tema me gusta, nunca voy a decir que lo tengo vedado. Es algo que permite hablar de la contradicción humana, la aventura en este mundo. La paradoja, el absurdo humano es lo que a mí me interesa de las historias. Sea en plan comedia, en plan de thriller, en plan de telenovela. No creo que la gente se vea reflejada en la televisión, sino que la gente está buscando algo en la televisión pero no encuentra nada, es una búsqueda constante.

Cuando salió la teleserie en Colombia, prohibieron unos álbumes relativos a Pablo Escobar por considerarlos mala influencia. ¿Cree que Pablo Escobar puede ser mala influencia para los jóvenes?
Mira, eso es algo que no se puede detener. Pablo Escobar es el chico del barrio popular que terminó desafiando a un país. Entonces en los barrios populares de Medellín tú ves que los chicos usan camisetas con su cara.  Yo no creo que la gente esté persiguiendo ser mala. Dudo mucho que alguien nazca queriendo ser malo. Creo que la gente quiere defenderse, creo que la gente quiere salir adelante. Pablo Escobar no se creyó el cuento del Estado, un Estado que ha sido muy arrogante con el pueblo, que no ha tenido una presencia seria y que ha traicionado la confianza que la gente le ha dado. Y Pablo Escobar es el chico del barrio que logró enfrentarlo, que logró desafiarlo.

¿Es una apología entoncea a su figura?
Siento que esto no es una apología y que detrás de esto no se le está dando un valor a la violencia y al narcotráfico como tal. Es alguien que salió de ahí simplemente. Tú puedes salir de la olla, como decimos en Colombia, de muchas maneras. Estudiando, teniendo un golpe de suerte, y Escobar salió de la olla, de la pobreza, a través del narcotráfico y con mucha astucia. Es deplorable, es discutible, sí, pero lo hizo.

¿Hay gente en Colombia que siga respetando a Escobar?
Hay un barrio en Medellín donde Pablo Escobar le dio mucha ayuda a la gente, y la gente insiste en llamar ese barrio como “El barrio de Pablo Escobar” aunque el Estado ha intentado cambiarle el nombre sistemáticamente. Pero los habitantes lo siguen relacionando con Escobar y es la forma de decir “este es el barrio de alguien del pueblo que dejó de ser el pueblo y se enfrentó al Estado”. Es algo de revancha social lo que hay detrás de esto.

¿Cree que lo que pasa con su teleserie tiene alguna similitud con lo que pasa por ejemplo en Chile cuando sale una serie o película que aborda la dictadura? Mucha gente también sale a decir que hasta cuándo, que hay que superar esa historia y dejarla atrás de cierta forma…
Sí, es exactamente lo mismo. Desconozco mucho, pero supongo que en Argentina y Chile deben decir por qué otra película de la dictadura, de Pinochet. Pero es que las películas y las series nunca están terminando de contar la historia. Y es lo que pasa con “No”, la película de Pablo Larraín, que no está en los Óscar por el tema, está en los Óscar porque es una buena película. Y aquí en Colombia se pueden hacer todas las películas que quieras del tema del narcotráfico y afuera se van a valorar simplemente por si son buenas o son malas. No son buenas porque hablen o no del narcotráfico, y eso es un mal que tenemos en Colombia, que no se puede hablar de eso. Es como cuando hay alguien en la familia que es ladrón y no se puede hablar de él, es absurdo.

Vea el primer capítulo de la novela

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