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Planeta

11 de Marzo de 2013

¿Por qué mentimos en las encuestas de sexo, alcohol o alimentación?

Muchas personas no dicen toda la verdad cuando aceptan responder una encuesta sobre el consumo de alcohol. Pero, ¿en que otras áreas mentimos a los investigadores? “Tomo un jerez ocasional. Puramente medicinal”. Esta es una escena clásica de comedia británica. Un bebedor empedernido diciendo una pequeña mentira sobre cuánto toma a su doctor u otra […]

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Muchas personas no dicen toda la verdad cuando aceptan responder una encuesta sobre el consumo de alcohol. Pero, ¿en que otras áreas mentimos a los investigadores?

“Tomo un jerez ocasional. Puramente medicinal”. Esta es una escena clásica de comedia británica. Un bebedor empedernido diciendo una pequeña mentira sobre cuánto toma a su doctor u otra autoridad.

Pero la tendencia a ofrecer una imagen menos honesta de nuestros hábitos y estilo de vida no está restringida sólo al alcohol. La gente también tiende a engañar sobre cuánto ejercicio hacen o qué tan frecuente tienen relaciones sexuales.

Se puede llegar a entender que las personas quieran proyectar una imagen positiva a sus amigos, familia y colegas. Pero, ¿por qué mentir a los investigadores?

Después de todo, el hombre o la mujer de la agencia consultora no te puede ordenar que hagas dieta o dejes el vino.

Este es un misterio que durante décadas ha sido el quebradero de cabezas de científicos sociales. Incluso tienen un nombre para ello: deseabilidad social sesgada.

“La gente responde a encuestas en la manera que piensa que debería hacerlo. También conocido como mentir”, dice Kate Fox, una experta en la cultura de alcohol y bebida que ha realizado investigaciones tanto para el gobierno británico como para la industria de bebidas.

“Por este motivo, uno tiene que apelar a otros métodos para descubrir realmente qué está pasando”. Este fenómeno es particularmente problemático cuando se trata de “pecados” como alcohol o comida.

¿Autoengaño?

Reino Unido es uno de los muchos países, incluido Estados Unidos, que tiene una “cultura de bebida ambivalente”, señala Fox. “Tenemos una relación moralmente cargada con el alcohol, una relación de amor-odio. Es un poco como la fruta del pecado”.

En las regiones con una “cultura integrada de la bebida”, como los países latinos, la bebida “es un asunto moralmente neutro, sólo un poco más controversial que el café o el té”. Es fácil ver por qué la gente quiere quedar bien, incluso ante un encuestador con carpetita en mano que acaba de conocer.

Pero, ¿qué pasa cuando el encuestador se va? ¿O les da el cuestionario para que lo llene en privado? Estas son tácticas usadas por los investigadores para tratar de disminuir la deseabilidad social sesgada.

“Aun así quieres proyectar una imagen positiva de ti mismo, aunque la encuesta sea anónima”, explica Bobby Duffy, director del Instituto de Investigación Social Ipsos Mori.

Fue a partir de los años ochenta que se empezó a percibir una disparidad entre las ventas de alcohol en el Reino Unido y la cantidad de gente que admitía beberlo.

“La gente tiene expectativas irreales sobre lo que hacen otras personas y eso afecta la forma como respondemos”.

“Creen que los otros toman mucho menos alcohol, hacen más ejercicio y tienen más relaciones sexuales, lo que cambia sus puntos de vista de sus comportamientos”.

Nota completa en BBCMundo.com

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