¿Humo blanco o bomba de humo en los ojos?

¡Francesco, Francesco, Francesco! grita la Plaza San Pedro incrédula. Minutos antes mi amiga y yo apostábamos con nuestros vecinos de Plaza qué nombre habría elegido el nuevo Papa, todos apostaron por nombres conocidos Paolo, Pietro, Giovanni, Clemente, ya caché que estaba en un grupo na’ que ver conmigo pero como reina la cordialidad y el respeto en estos lugares, o sea es improbable que alguien te escupa dije: yo quisiera y me espero un Francisco porque es signo de humildad y voto de pobreza, prometo que me miraron y callaron…na’ de raro! Sí pues, porque la gallá que se reúne bajo la lluvia una tarde fría cuando era improbable que saliera humo blanco, es gallá por lo general fanática y conservadora. No es la gente que llegará desde mañana a Roma, ese será el primer cambio: Roma se llenará de argentinos (uyyyy!) de latinoamericanos pero sobre todo de gente que ama el mensaje de Francisco de Asis, y esa es la gran novedad.

Llegúe a San Pedro como a las 18.00, lluvia tenue, aire fresco y la emoción de estar presenciando un momento histórico. Estaba lleno pero aun era posible circular con tranquilidad. Los carabineros italianos como siempre echando la talla y coqueteando con todas y todos. No frecuento la Plaza San Pedro, nunca fui a ver a Ratzinger ni a Wojtila, pero esta vez algo me impulsa a participar, una luz de cambio me llevó a seguir esta elección.

La curia romana está desgastada y desprestigiada, como lo está la política italiana, que aun no sabe cómo reaccionar frente a la bofetada de Grillo (Pepe Grillo) que recibió un apoyo popular inesperado en estas últimas elecciones. Grillo, un outsider de la política y su movimiento 5 estrellas consiguieron el 25% de los votos. Es la voluntad popular que quiere un cambio verdadero. Ese mismo cambio es el que se propone con este Papa del fin del mundo, que anda por Buenos Aires en micro y que apareció ayer en el balcón de San Pedro adornado solo con una cruz (no usó la estola bordada en oro de todos sus predecesores)

Volvamos a la Plaza, pasan los minutos y nos mojamos, mi amiga me dice tendremos que volver mañana, yo le digo se están demorando mucho, capaz que sale humo blanco, Lombardi dijo que sería un Cónclave breve. Debo reconocer, no sin cierto pudor que cuando salió el humo blanco me temblaron las piernas de emoción, y a mi amiga, laica como yo idem ¿qué fue lo que nos envolvió? ¿ El poder de la multitud creyente? Estar en un momento histórico, ciertamente, pero hay algo más hay como las ganas de creer en el cambio, de estar presenciando un cambio epocal! Sí, un Papado distinto….

¡Ay, povera me, parece que al fin y al cabo me desbordó esa gata marica ex ursulina que llevo dentro! Porque ya más calmada en mi casa, fuera del círculo mágico que se creó en esa Plaza imperial, dejando de lado el chovinismo sudaca que cargo y el goce de un espectáculo magnífico, me vino en mente la frase más famosa del cine y la literatura italiana: “SI QUIEREN QUE TODO PERMANEZCA COMO ESTÁ, ES NECESARIO QUE TODO CAMBIE” (Gattopardo) o sea ¡Qué todo cambie para que nada cambie!, entonces FRANCISCO puede ser una bomba de humo en los ojos sólo para continuar el reinado de la depravación, de la ceguera y del ostracismo en que está convertida la iglesia católica y peor aún, ¿acaso no son los jesuitas los que siempre se han creído del lado del bien, los humildes, los puros, los que combatieron contra los protestantes? Pueden ser peor que los curas aristócratas lobbystas, pedófilos y ladrones que ya conocemos, ¡UNO QUE CREE EN LA PUREZA Y LA ÚNICA VERDAD VERDADERA PUEDE SER DE TERROR!