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Opinión

17 de Marzo de 2013

Cómo dejar de creer en Dios

Vía Revistareplicante.com La mayoría de las personas en el mundo son religiosas, aunque hay una creciente población de no creyentes —unos 350 millones— que no ha sido muy bien estudiada, a pesar de que hacerlo nos aportaría información sobre nuestro desarrollo evolutivo como especie, pues se cree que hemos evolucionado para creer en entidades supranormales […]

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Vía Revistareplicante.com
La mayoría de las personas en el mundo son religiosas, aunque hay una creciente población de no creyentes —unos 350 millones— que no ha sido muy bien estudiada, a pesar de que hacerlo nos aportaría información sobre nuestro desarrollo evolutivo como especie, pues se cree que hemos evolucionado para creer en entidades supranormales (Dios, el Diablo, los ángeles, fantasmas…).

La falta de creencias religiosas es producto de diversas razones cognitivas, motivacionales y culturales. Ser ateo no puede explicarse solamente como producto de un esfuerzo cognitivo que nos hace pensar que es imposible la existencia de seres sobrenaturales.

Curiosamente, la explicación de por qué se pierde la creencia religiosa es el reverso de la moneda de por qué sí se cree en Dios. Para que una persona crea en Dios deben cumplirse cuatro condiciones: debe ser capaz de formarse representaciones mentales intuitivas de los agentes supernaturales; debe estar motivado a creer que esos agentes son reales y que son una fuente relevante de significado, comodidad y control; en tercer lugar, debe recibir retroalimentación cultural de que esas entidades son creíbles y que comprometerse con ellas es importante; por último, se debe mantener ese compromiso al no hacer uso del pensamiento analítico. Fallar en cualquiera de estos requisitos puede desembocar en el ateísmo.

Ceguera a la mente de los dioses
Todos los agentes supernaturales son descritos con creencias, deseos e intenciones, las cuales usan en su interacción con los humanos (para, por ejemplo, ayudarlos en sus ansiedades existenciales o monitorear su conducta social). Esto quiere decir que para creer en dioses se necesita una habilidad que se llama mentalización, o capacidad de conceptualizar a los demás sujetos con creencias, deseos o intenciones propios.

Hay suficiente evidencia de que la mentalización es necesaria para la creencia en dioses. Cuando las personas piensan en Dios o rezan se activan las mismas áreas cerebrales implicadas en la mentalización [Schjoedt, 2009]. El razonamiento de los niños sobre Dios es paralelo al desarrollo de la mentalización [Taylor y Carlson, 1997].

Por lo tanto, cualquier problema o disminución en la capacidad de mentalizar causará una ausencia o disminución de la creencia religiosa y de la existencia de entidades sobrenaturales. Esto tiene apoyo en los estudios que se han hecho con los autistas, quienes tienen una severa deficiencia en mentalizar y tienen bajísimas creencias religiosas, cuando las tienen [Norenzayan y cols., 2012]. También se corrobora esta afirmación al haberse realizado estudios con los hombres, ya que en general son menos religiosos que las mujeres y tienen también menos habilidades para mentalizar que las mujeres [Stark, 2002].

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