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Entrevista Canalla

16 de Diciembre de 2022

Pedro Barraza, vocalista de Los Vikings 5: «A Dios le encanta la cumbia»

pedro barraza

Fin de año es el momento de la cumbia. Fiestas, celebraciones, Año Nuevo. Aquí, el líder de una de las bandas de cumbia más solicitadas de Chile, habla de la realidad de esta música. Habla de las rivalidades en este mundo. Y también habla de Dios, del cristianismo, de drogas, de homosexualidad, del estilo de baile de los chilenos, de plata, de ritmo y del futuro eterno de la música.

Por

Pedro Barraza, vocalista y figura de Los Vikings 5, la relevante banda de cumbia, afirma, con los ojos entrecerrados y la voz baja, que Dios permanentemente le comunica sus pensamientos. Hablan a diario, dice con seriedad. Y luego la cara de este hombre, emblema de la cumbia Viking desde el 2001, la voz de la chacota, el cantante de los embalados, el que corea el Candombe San José, o grita anualmente Un Año Más Qué Más Da, adquiere un matiz de profeta y entonces señala:

-Dios me lo ha dicho…

-¿Qué?

-“Me gusta la cumbia, hijo”.

-¿A qué apunta?

-A Dios le encanta la cumbia, compadre.

Pedro tiene su alma untada en Jesucristo y también en la Fortaleza Sagrada y por eso dice, febril, que todo lo que él sabe, todo, “…todo está en la Biblia, hermano”. Por eso, él, a ratos, dice, “bendiciones amigo”, sin una razón religiosamente concreta. O de pronto, en mitad de un debate,  abre los ojos y dice “Mateo 24: 36…´Los que hacen el mal, harán el bien…´”. Y por eso también Pedro no dice garabatos, ama con decoro, no se introduce sicotrópicos aún cuando tenga momentos desanimados e incluso en los instantes encendidos en que una cumbia genera la explosión tribal y los chilenos bailan sin ritmo pero aferrados con ímpetu a la piscola, Pedro no siente atracción por el alcohol. Pedro es un cantante divino. Pedro es la cumbia del Señor. Y Pedro es el dios de la cumbia de Coquimbo, su ciudad natal, epicentro de un Viking 5, cuna del ritmo.

-¿Qué más le ha dicho Dios?

-Hablamos de todo, amigo. Bueno, la verdad es que a Dios le encanta la música.

-¿Alguna música en específico? ¿Rock, baladas, Mozart?

-Todas las músicas las hizo Dios, amigo.

-¿El metal lo hizo Dios?

-La música del metal es un producto de Dios, pero no las letras. Las letras las hacen los humanos.

-¿Dios está animado?

-Dios siempre tiene fe.

De manera que Pedro Barraza es un cristiano que canta desde hace veintiún años en Los Vikings 5. Antes era un coquimbano que cantaba a solas, o que dedicaba bíblicas baladas al Señor, acomodado al piano, donando melodías a la iglesia. Y, también, antes de ser una estrella, un renombrado CumbiaStar, Pedro era un endeudado que sufría muchas tensiones comerciales. “Me tocó duro”, resume. “No pude estudiar”, se recrimina. “Salí de un colegio que daba formación laboral”, aclara, revisando su trayectoria. ¿Y la música? “Era un aficionado”, contesta. De manera que Pedro era un afinado integrante de la clase media estresada, el hijo de un cantante de living, su padre, un melódico progenitor que lo nutrió de afinación y cristianismo. Pedro desliza que por años buscó un destino. Cantó en secreto, buscó oficios, engendró hijos. 

-Y un día me crucé con la cumbia… 

-¿Qué sintió?

-Todo.

-¿Que es eso?

-Para mí la cumbia es todo. La cumbia me lo ha dado todo.

Ocurrió a principios del siglo 21: Pedro Barraza, el evangélico, recibió una oferta. A Pedro le ofrecieron, en símbolos, ser una celebridad. Liderar la tradicional banda de cumbia Los Vikings 5, creada a fines de los años sesenta. A Pedro lo instruyeron para generar baile y ritmo. Lo hicieron vestirse con una chaqueta dorada, una chaqueta celeste, verde, morada, el atuendo de la fiesta, el look de la parranda, además en el escenario debía sincronizar un paso de baile cortito con el trompetista, con el sereno señor de la guitarra, invitar a batir palmas, Qué Dice Mi Gente Linda, A Ver Esas Palmas, Eh, Eh, Eh, y Pedro comenzó bruscamente otra vida. 

-La cumbia cambió mi vida.

-¿Ganó plata?

-Sí, amigo. Pero conservé la humildad.

-¿Ganó plata el 2022?

-Tocamos bastante. Tuvimos muchos conciertos. Volvimos a los escenarios, volvió el cariño de la gente, el aplauso, el contacto humano. 

-¿Y ahora llegó la hora de la verdad, Pedro?- señala fríamente el reportero.

-¿A qué se refiere, señor?

-Diciembre, Pedro.

-¿Eh?- Pedro se altera. 

Y ahí el reportero le especifica que toda banda de cumbia, por estos días, en el fragmento preponderante del último mes, se juega el salario del año siguiente. Hay una acumulación de fiestas. Los cierres de año en las empresas, la escalada de happy hours, el Año Nuevo. Y todo eso, en Chile, se condimenta con cumbia.

-Es cierto- A Pedro le brilla el bolsillo.

-¿Confirma que en estos días se juega la economía del 2023?

-No tanto. Nosotros tocamos todo el año. La concentración mayor de recitales ocurre en Fiestas Patrias. Bueno, y en Año Nuevo. Pero siempre estamos tocando.

Y la conversación deriva en las cifras ¿Cuánto cobran Los Vikings 5 por un recital, una hora y media de cumbia encendida? “No tengo la menor idea”, admite Pedro. En Chile, ya sabemos, no se habla de cifras, hay un recato monetario en toda la población. Se habla de deudas, pero no de platas. Pedro añade: “Hermano, depende. Debe ser entre los dos millones y medio y los cuatro palitos”. Y Pedro, sin complejos, afirma: “Yo lo único que sé es que me llevo el 14% de cada recital”, confiesa. Y el reportero, a prisa, esboza un cálculo y concluye que Pedro Barraza, el vocalista de Los Vikings 5, es actualmente una persona en paz.

-Son exitosos- le dice el reportero. 

Pedro, vestido de negro y amarillo, con los colores de Coquimbo Unido, sonríe.

-Gracias. Bendición, amigo.

-Pero…

-Diga, hermano…

Y se genera un suspense forzado. Un silencio dotado de dramaturgia.

Lo que pasa es que al interior de la cumbia también hay discrepancias. Hay egos. Hay dioses. Hay luchas a codazos. Toda banda de cumbia quiere, por ejemplo, apropiarse del hit “Un Año Más”. La cumbia, por momentos, parece un abrazo forzado. 

El reportero mira fijamente al llamativo cantante de Los Vikings 5 y lentamente le pregunta:

-¿Cómo es el submundo de la cumbia?

Y Pedro cierra los ojos.

Y quizás se comunica con Dios.

Cumbia por dentro

-Mire- opina Pedro- sí…hay envidias. Sí, a veces hay algunos que quieren pasar por sobre los otros…

-¿Tiene un ejemplo?

-Cuando un grupo de cumbia quiere cobrar mucho menos que los otros grupos de cumbia…

-¿Desordena el mercado?

-Claaro- reclama Pedro-, y Los Vikings 5, con sesenta años de experiencia, no pueden cobrar menos. De ninguna manera. Nosotros tenemos una trayectoria, ¿se fija?

-¿Hay codazos en las internas de la cumbia?

-Mire…cuando usted me conozca se dará cuenta que yo sólo le voy a entregar mi honestidad- comenta enigmáticamente Pedro Barraza. 

-¿El reggaetón superó a la cumbia?

-Yo le tuve más miedo al axé.

-Eso es de fines del siglo 20, Pedro…

-Fue terrible- suspira.

Pedro recuerda días de tensión musical. El brote del axé, con un ejército de maceteados, íconos tostados, el bíceps luciendo un tatuaje. La anatomía con elasticidad. Y Pedro, con la chaqueta verde agua y el mocasín lustrado, pensó lo peor: “Hasta aquí llegamos”, se dijo, abrumado. “Hasta aquí llegó la cumbia. Entró Brasil”, apuntó. La tormenta, sin embargo, se superó con más cumbia. Con nueva cumbia. Con cumbia creativa. Con jóvenes en el corazón del ritmo.

-¿Los chilenos saben de cumbia?

-No tanto- y ríe.

-¿Los chilenos saben bailar la cumbia?

-No tanto- y ríe más.

-¿Los chilenos sólo bailan la cumbia cuando están curados?

-Afirmativo- y ríe más aún.

Y, al analizar el estilo de baile de los chilenos, recuerda a una estrella, Armando Henríquez, un acordeonista colombiano, quien, tras visitar Chile fue encarado por la prensa.

-¿Qué opina de los chilenos, Armando?

-Me gustan los chilenos. 

-¡Qué bueno!

-Pero me gustan cuando están sentados.

Y Pedro ríe a carcajadas y ahora se pone a tocar en el piano una cumbia cristiana. Y opina y canta. O canta y dialoga. Este Viking está inyectado de melodía tropical. De algún modo es, piensa el reportero, como Valentín Trujillo cuando musicaliza una conversación.

-Eh eh eh…- embala Barraza.

-Señor Barraza…- interviene el reportero.

Se detiene. Se acaba la fiesta. El Viking Five desenchufa el órgano.

-¿A quién pertenece la canción Un Año Más?- preguntamos.

Pedro recurre a las estadísticas.

-Los Vikings 5 la grabaron en 1977. Tommy Rey junto a La Sonora Palacios la grabaron en 1979…más claro echarle agua, amigo…

Y, adherido al dato helado, zanja un mito.

Junto con Dios

“La política está llena de suciedad”, lanza en un instante Pedro Barraza. El cantante fue candidato a constituyente y “por suerte perdí, así no tuve que estar en ese circo”. Y dice: “Hay que sanar heridas”. O dice, en formato cristiano: “Tenemos las manos para castigar, pero no tenemos las manos para levantar al otro”. 

-¿Sabe qué otra cosa que aprendí?- pregunta el músico.

-Diga, Pedro.

-No podría ser Presidente de la República…

-¡Una lástima! ¿Por qué lo dice?

-No sé tener plata, amigo. 

-Eso se aprende…

-No, amigo. Yo lo único que sé es creer en Dios.

Y, otra vez, bíblico, se pone al piano y canta una balada cuya letra ha sido extraída de las Sagradas Escrituras. Y Pedro se torna el vikingo cristiano.

-¿Entonces no ha necesitado de drogas?

-Jamás.

-¿Apoya la cannabis medicinal?

-Si es por una cosa medicinal, está bien.

-¿No brinda con vino?

-Tomo Fanta bien fría. Pero le diré algo…

-Qué.

-La Biblia dice que Jesús tomó vino…eso abre una puerta…no se puede decir que el vino es malo…

-¿Y los cristianos se tensan con el tema del matrimonio igualitario?

Mientras sus dedos recorren un piano, Pedro responde:

-”Y Dios hizo a una mujer y a un hombre”…No hizo a un tercero…Yo no tengo nada contra los homosexuales o las lesbianas. Yo creo que sería un buen amigo de ellos. No estoy en contra de lo que hacen, siempre y cuando eso no me moleste.

-¿Y le molestaría si un hombre le coquetea?

-Bueno, si me coquetean les llega un combo en el hocico.

Y se produce un silencio cargado.

Y Pedro retoma el piano y canta:

“El Maestro de Galilea/ Pasa por aquí/ Deja que te toque/ Y recibe la bendición”…

-¿Y es usted el dios de la cumbia?

-Jajaja. Lo importante es la cumbia, no yo. Y yo sólo te digo que en Las Bodas de Caná (una boda a la cual asistió María y Jesús)…debería haber habido un grupo de cumbia…

-¿Dios pide cumbia?

-Yo creo que Dios pide cumbia.

-¿La cumbia morirá?- magnifica el reportero.-Los músicos pasan, la cumbia siempre quedará- y este hombre, propietario, entre otras cosas, de treinta chaquetas de colores y de una Biblia que revisa tres veces al día, este cantante que mezcla la euforia y el cielo, se prepara para la agitación del fin de año. Son días de muchos ingresos y mucha oración: va a nacer Jesús y se viene Un Año Más. Entonces, justo antes de improvisar un arreglo en el piano, el Viking 5, conmovido, otorga su bendición.

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