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Planeta

27 de Marzo de 2013

La volada mística del “Doctor marihuana”

Cuando terminaba sus estudios formales de psiquiatría, Milton Flores decidió abandonar ese camino. Se sumergió en Osho, en Maturana y partió al Amazonas a conocer el culto Daime, donde aprendió el uso del ayahuasca, psicoactivo que incorporó a sus terapias con cannabis. Desde su parcela en Paine, hoy explica su mensaje.

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Fotos: Cristóbal Olivares

Lo que más le molesta a Milton Flores -57 años, psiquiatra, apodado las últimas semanas en los medios como “Doctor Marihuana”- no son los 41 días de presidio remitido que le dieron por tener 120 plantas de cannabis en su parcela, ni tampoco las cuarenta lucas que deberá pagar de multa al Tribunal Oral de San Bernardo. Lo que incomoda a Flores es lo que califica como una “sentencia poco clara”.

-Yo creo que ellos no entendieron nada de lo que se les planteó. No entendieron que estamos realizando un proceso de transformación. Ellos no están preparados para administrar justicia con elementos que son intereses superiores -dice al teléfono luego de conocer la sentencia.

El fin de semana anterior, cuando Milton Flores todavía no sabía si debía partir a la cárcel ese mismo lunes o no, lo visitamos en su parcela en Paine. Allí, Flores habló de su proyecto – su “viaje”, dice- que comenzó en 1987 con la fundación de “Triagrama”, iniciativa de un equipo profesional “dedicado a investigar acerca de fisiología esencial de lo humano”, según se explica en su sitio web. Su equipo lo componen las psicólogas Paulina González y Gabriela Torres, que viven con él.

Flores asegura que, todos estos años de trabajo, lo han llevado a resolver trastornos como esquizofrenia en etapa aguda, casos borderline, depresiones y adicciones. “Hemos probado que el cambio de paradigma es algo trascendente”, dice. “En este momento la jugada nuestra es poner en jaque a la justicia. Se ha producido el debate, los medios de prensa han abierto el espacio, lo han tratado bastante bien, con bastante altura. Si yo entro a la cárcel voy a ser la víctima de un sistema”, agrega.

-Para el proceso de fondo que nosotros estamos haciendo, somos más peligrosos en la cárcel que afuera- dice Milton Flores.

¿A qué te refieres con ese proceso de fondo?

-Nosotros venimos desde fines del ’87 trabajando en salud mental, y lo que uno encuentra es que en la base de todo está la falta de habilitación para incluir dentro de la conciencia dimensiones más esenciales de la vida humana. Un cambio de paradigma: esa es la meta nuestra. El artículo 19 de la Constitución establece que hay libertad de pensamiento y conciencia para profesar un culto, y cuando esa libertad está garantizada, puede ocupar para sus ritos lo que estime necesario.

¿La decisión de no aceptar el juicio abreviado pasa entonces por enfrentar ese cambio de paradigma?

-Estamos porque las cuestiones cambien; están las elecciones este año, hay varios que dicen que este tema, la relación con la cannabis, tiene que ser estudiada y resuelta, lo plantearon los comunistas, lo planteó Rossi, Marcel Claude. El otro día en Mentiras Verdaderas, Jaime Bellolio dijo que aquí había una propuesta de salud pública. Es algo bien transversal. Es un momento donde Chile puede hacer una gracia.

 La Santa María

El 27 de octubre de 2011, Milton Flores estaba en el segundo piso de su casa en Paine viendo en la televisión a Tomás González -“que estaba haciendo alguna gracia”-, cuando llegó su hijo mayor a buscarlo, escoltado por Carabineros. Venían por la “Santa María”, como Flores le llama a la marihuana.

-A mi hijo le pillaron dos plantas y el fiscal, que tenía una carpeta y no sabía cómo cerrarla, le dijo, “tengo antecedentes de que tu papá tiene plantas, así que hagámosla cortita, yo te cierro la carpeta, vamos por las buenas para allá donde tu papá y después lo sacamos fácil y listo”. O sea, en el marco del fiscal, tirando buena onda -cuenta Flores.

Pero tu hijo te tenía que inculpar a ti.

-Claro, pero me iba a sacar en una salida alternativa. Entonces, mi hijo dijo bueno y los trajo para acá. Yo lo vi a él angustiado. Pero yo sabía lo que iba a pasar.

¿Por qué sabías?

-Por como nosotros trabajamos, por nuestras prácticas espirituales, aparece esta información. Yo sabía que este momento iba a llegar y que teníamos que tener una trayectoria impecable.

Flores muestra un sector del terreno donde estaban las matas de marihuana que le encontraron. Señala un corral de un metro por dos: ahí había cuatro matas de 60 centímetros y 116 plantitas en un almácigo.

-Nosotros plantamos siempre, todos los años. Plantamos siete, diez, doce plantas al año: después las secamos, las guardamos y las consumimos. Para todos- dice.

¿Qué pasó entonces?

-El fiscal empezó a proponerme salidas alternativas y nosotros ya teníamos claro que queríamos sacar esto para la tribuna y que la salida alternativa implicaba someterse a la lógica de la que nosotros justamente queríamos trascender: o era enfermo o era delincuente. Le dije, el problema aquí es que la lógica suya no me resuelve el problema a mí. Yo estoy ejerciendo mis derechos, soy médico, soy profesional, vengo buscando respuesta a problemas que no están resueltos en la sociedad y eso tiene que ver con un cambio de paradigma. Bueno, ahora estamos aquí, tenemos que apechugar. Esta huevá no puede seguir así. Es muy grosera, es muy estúpida. Es muy humillante tener que soportar una matriz estúpida. No somos tontos. La inteligencia tiene que primar. Hay que aplicar las conclusiones que el conocimiento científico ha generado, hay que aplicarlo en la convivencia y eso es lo que hay que hacer, ahora ya. Están las condiciones y este es el momento.

¿Por qué crees que se prohíbe la marihuana?

-Hay varios planos. Primero es que la legalización compromete intereses de farmacéuticas, intereses del narcotráfico. A los que más les interesa que la marihuana esté prohibida es al narcotráfico y a las farmacéuticas. O sea, los que lucran con la debilidad humana. Después, cuando uno tiene una mirada más espiritual, todas las herramientas que están al servicio de la expansión de la conciencia y del advenimiento de la espiritualidad comprometen el estatus que tienen todas las personas que en esta lógica que hoy opera ocupan puestos de poder y están muy apotingados ahí, echados en los laureles. La evolución de la humanidad va hacia la expansión. Y hay resistencia. Porque eso implica recrear toda la distribución del poder. En el plano más espiritual del análisis, claramente hay resistencia a la expansión. Y la cannabis es una herramienta que es de fácil…

Es una maleza.

-Claro, todo el mundo la puede transportar. Es muy fácil. Todo el mundo puede adquirir poder a través de ella. Es una planta de poder y entonces evidentemente hay una intención en que se rechace. Hoy, por ejemplo, la espiritualidad está secuestrada en manos que claramente demuestran la perversión y que no tienen dedos para el piano, no tienen habilidades para conducir la responsabilidad de lo espiritual y lo han materializado.

¿Cómo son tus terapias?

-En este momento no tenemos terapias. Tenemos prácticas. Por ejemplo, estamos los dos acá y yo te pido: siente, préstale atención a la sensación de tu glúteo en contacto con la banca.

Ajá.

-Se pide registrar una organicidad que habitualmente no registra y despierta. Entonces, es posible prosperar en la jerarquía de la observación. Acá la cosa es poder pasar a una dimensión más objetiva de la percepción. Hacemos movimiento, baile, la invitación es a sentir el cuerpo, la existencia, a mirar los pensamientos, a trascender la dimensión de lo pensado y contemplar el pensamiento. Nos levantamos a las seis de la mañana. Fuego, amanecer. En silencio, habiéndonos puesto una “Santa María” y recibimos el trinar o el despertar de los pajaritos. O cantamos himnos sagrados cuando usamos cannabis con ayahuasca. Es un proceso, una cura. Entonces se produce la expansión, se te abre la cosa y tú tienes que saber cómo mantenerte, para eso tiene que haber un rito.

Entonces, Milton Flores se pone de pie y se mueve de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, simulando un baile ritual. Dice que en los rituales uno no se va “en la volada” para perderse en el ego, en la propia fantasía, “sino que acá buscas que la apertura te habilite para conquistar un grado más de presencia”.

Cuéntame qué drogas has probado.

-Precisemos drogas. Entiendo tu pregunta.

Sé que ibas a decir eso.

-Droga en farmacología es toda sustancia que tiene algún efecto, la droga analgésica, anestésica. En ese marco, esa es una definición. En términos de drogas, de los psicoactivos, que son a los que se alude más directamente, hay legales e ilegales. Un antisicótico es un psicoactivo. Ahora, los enteógenos, que son una categoría de los sicoactivos, he probado San Pedro, hongos, éxtasis; de los artificiales, ácido, para probar, experimentar. Probé un par de veces cocaína para saber. Me cargó. No le encontré ni una gracia. Y cannabis y ayahuasca. Esa es mi experiencia. El uso sistemático, incorporado, como parte de mi vida, es la cannabis y la ayahuasca, que nosotros lo usamos en el contexto de las prácticas que usa la doctrina Daime y con harta plasticidad para incorporar en algunas circunstancias la metodología chamánica.

¿Qué te pareció el LSD?

-Me parece bien el efecto pero yo prefiero el natural, porque garantiza un equilibrio armónico. La intervención de la inteligencia humana no garantiza que las proporciones estén naturalmente distribuidas. Habiéndolo probado y encontrado espectacular el efecto, prefiero lo más esencial, tener mis plantitas y tener práctica, un proceso continuo. Nuestra convivencia está sintonizada con un eje espiritual. Cuando tenemos las prácticas, los ritos, es para profundizar.

¿Y los pitos, cómo te gusta fumártelos?

-Ahí aparece el tema de la expansión de la conciencia para restablecer los vínculos con lo sexual, por ejemplo. Habitualmente la cosa erótica arrastra y pervierte, y uno queda atrapado en el goce y pierde la conciencia. Hemos usado cannabis para promover la realización del sexo y eso permite la recuperación de una concepción mucho más natural y preciosa respecto a esa materia. Entonces, ¿cómo me gusta fumar pito? En esas circunstancias. Tú meditas, y cuando tienes al otro en la misma frecuencia es una experiencia muy potente. Es una puerta hacia dios muy interesante, muy inteligente, donde aparecen condiciones muy favorables para obtener progresos. Es un clímax espiritual. A la ayahuasca se le dice que es como tener un coito espiritual.

Y la “Santa María”: ¿enrolada, en bong?

-Tenemos pipitas de agua, vamos probando. Ponte tú, leche con cogollo, queques. Aquí se entretienen las dos mujeres haciendo experimentos.

La leche es bien heavy

-¡Fuerte! Pero lo interesante de la vía digestiva es que es de efecto prolongado. Hoy día lo que hacemos es que fumamos la “santita” alrededor de un fuego en la mañana o en la noche, después entramos al salón, abrimos el trabajo. Son experiencias sagradas.

Flores camina hacia una loma que hay en su jardín, donde tiene instalada una cruz de Caravaca, que representa, según explica, la primera y la segunda venida de Cristo.

-Es el advenimiento de una paz espiritual, que es lo que yo entiendo como la pega de este caballero, “oigan, dejen de cabecear moléculas, hay un reino trascendente que está aquí y lo demás es paja, ilusión”.

¿Qué es eso de cabecear moléculas?

-Cuando te pones a dar vueltas en tus pensamientos, y pensái, y estai con alguien, y no sé qué, no sé cuánto, y no está contigo.

Caldo de cabeza.

-Caldo de cabeza, cabecear moléculas, cabecear mojones, cada uno le pone a su forma. Es ese acto de estar despreciando el momento por estar prestándole atención a sus consideraciones teóricas. ¿Terminamos de conversar?

¿Quieres decir algo más?

-Hacer una invitación. Nosotros consideramos que este es un momento lleno de oportunidades para ese metacambio que es necesario alcanzar para prosperar, resolver y comprender mejor el problema de la desintegración con los mapuches, el problema de la distribución de la riqueza, son todos elementos que, cuando se incluya una lógica de otra categoría, deberían haber mejores condiciones para resolver. Aprovechemos el momento, ya que se ha abierto la coyuntura. Aquí hay una propuesta en desarrollo. La gente que tenga ojos para ver, que se sume. Esto tiene que ser comunión en un plano trascendente. Aquí hay una propuesta pacífica.

 

 

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