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LA CARNE

27 de Marzo de 2013

Lo que he aprendido de poner los cuernos

Vía Vice Llamadme precoz o desarrollada antes de hora, pero la primera vez que le puse los cuernos a un novio fue mucho antes de follar por primera vez. Tenía 14 años y llevaba saliendo tres meses con un niño del colegio, cuando me dejé besar por Matteo en una playa en Bodrum. De camino […]

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Vía Vice

Llamadme precoz o desarrollada antes de hora, pero la primera vez que le puse los cuernos a un novio fue mucho antes de follar por primera vez. Tenía 14 años y llevaba saliendo tres meses con un niño del colegio, cuando me dejé besar por Matteo en una playa en Bodrum. De camino al hotel, sin arrepentirme nada de nada le envié un mensaje a mi novio diciéndole que le echaba de menos.

Desde esa tarde, siempre he pensado que poner los cuernos es un tipo de maldad necesaria, una parte de la vida por la que pasamos todos inevitablemente, en ambos lados del espectro: desde los simples halagos, hasta las terribles ETS. Tú lo sabes, yo lo sé, hasta tus padres lo saben. Todos tus amigos lo saben y cada una de tus parejas lo sabe. Todos somos culpables de estas dos cosas. Pero eso sí,  mentirte a ti mismo es peor que poner los cuernos.

A pesar de que el hecho de liarte con alguien que no sea la persona a la que has jurado fidelidad es una mierda para todos los involucrados, no deja de pasar cada día. Así que he pensado en compartir todos los conocimientos que he ido acumulando durante mis días de perra canalla. Espero que os ayuden cuando os encontréis en la Avenida del Adulterio y empecéis a sudar al sentir que sois unos seres humanos despreciables.

NO EXISTE LA DEFINICIÓN DE PONER LOS CUERNOS

Por alguna razón, las revistas de mujeres y hombres se empeñan en crear códigos de forma obsesiva para ayudar a las parejas a reconocer cuándo están poniéndole los cuernos a su media naranja. Algunos discutirán que sólo cuenta cuando interactúan los genitales de ambas partes, y que lo de enviar fotos guarras de tu pene erecto realmente no se puede definir como poner los cuernos. “¡Sólo tuvimos cibersexo!” Eso le oí decir al novio de mi hermana mientras le echaba de casa de nuestros padres.

Milongas. Cualquier cosa que involucre a una tercera parte (nota: puedes abusar del porno y matarte a pajas sin fin) se considera como una actividad extraescolar. Esto incluye, aunque no se limita a: enviar whatsapps guarros, sexo por teléfono, tocar una teta, tocar un culo, mear encima de alguien, hacer manitas o intentar besar a alguien, ser rechazado y apartarse con la cara de querer echar la pota de lo mal que te sientes contigo mismo por intentar escapar de tu corazón en pena a través de tu boca.

Ah, y el factor de estar borracho mientras haces todas estas cosas, no las hace más perdonables. Claro que, cada una de estas cosas por separado, no te hace ser una persona infiel. Pero todas indican que estás en el camino de serlo y, en la pura esencia de las cosas, es completamente lo mismo.

ENGAÑAR A TU PAREJA QUIERE DECIR QUE ALGO NO FUNCIONA EN VUESTRA RELACIÓN

Cuando estás feliz y satisfecho sexualmente en tu relación, no tienes ningún interés en salir de caza ni de recrearte en la ropa interior de otra gente. Echando un vistazo a mi pasado infiel, todas las veces que lo he sido coinciden en que ocurrieron en un momento en el que yo era medio consciente de que tenía problemas con mi pareja y me sentía eternamente desganada.

Otras veces no me gustaba demasiado el tío que con el salía. O se había mudado a otro país para hacerse cienciólogo. Cualquiera que sea tu razón, poner los cuernos puede ser realmente algo bueno, porque a menos que tengas cero alcance introspectivo, es una entrada bastante efectiva hacia la claridad. En cuanto te encuentras buscando furtivamente las partes sudorosas de cuerpos de extraños en salas/calle/gimnasio/baños te das cuenta de que estar acostumbrada a cómo te abraza tu novio por las noches no significa que estés eufórica con tu relación.

NO SEAS IDIOTA

Esto quiere decir que no se lo tienes que contar a tus amigos, ni hacer el guarro con amigos de tu pareja, a menos que odies con ganas a la persona con la que estás y desees humillarle hasta el punto de que sólo escuche canciones de Nick Drake y se lave la boca una vez al mes, mientras que lo único que hace en su vida es darle a refrescar a tu página de Facebook. Toda esa mierda de que la verdad siempre sale a luz se basa en que todo el mundo es subnormal y comparte sus indiscreciones con otros subnormales. Yo le he puesto los cuernos a todos mis novios. Espera, ¿sí? ¿Tú crees? Da igual, porque no hay manera de saberlo porque yo no soy idiota. 

Así que tú tampoco lo seas. Si necesitas desahogarte cuéntaselo a tu madre (ella te quiere más e ignorará las cosas infames que haces a los demás porque te parió) y si necesitas follarte a alguien del entorno que compartes con tu pareja, fóllate a su mejor amigo. Éstos siempre tienen más que perder que tú y guardaran bien el secreto.



JAMÁS SE LO DIGAS

Sólo lo haces para vomitar tropezones de culpabilidad, porque piensas que lo único que puede hacerte funcionar como una persona otra vez es decir la verdad, bajar la cabeza y esperar tu sentencia (que secretamente esperas que sea el fin de la relación, porque si te gustara lo suficiente no le hubieras engañado. De esta manera puedes seguir con tu vida, con la seguridad de ser un ser humano responsable y decente que, bueno, la ha cagado alguna vez pero tiene los cojones de admitirlo.

Arrogante de mierda. El privilegiado que se beneficia de la verdad en esta situación eres tú. Este tipo de exorcismo de culpabilidad te convence de que la única manera de acabar con todo es hacer que tu amante te odie. Sólo que esto no funciona. Jamás te odiarán, estarán profundamente enamorados de ti durante años y se odiaran a ellos mismos por ello.

Enhorabuena, has arruinado una vida.

HAY UNA MINÚSCULA POSIBILIDAD DE QUE PONERLE LOS CUERNOS A TU PAREJA BENEFICIE A TU RELACIÓN


Tu relación es un cuadro, pero los dos ponéis tanto empeño en tiraros pedos silenciosos bajo el edredón que compartís, que no os dais cuenta. Por descontado, lo que has hecho está mal, pero también es mucho más emocionante que estar refunfuñando todo el finde mientras hacéis maratones de Curb Your Enthusiasm. Además, te deja entrever a qué sabe la promiscuidad sin tener que serlo de forma íntegra y follarte a mil personas diferentes.

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#Columna#cuernos#vice

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