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Opinión

17 de Marzo de 2024

Columna de Gloria Hutt: La importancia de poder confiar

"Las personas plantean la necesidad de contar con más policías en la calle. Algunos alcaldes piden patrullas militares. Detrás de todo eso, está la urgente necesidad de recuperar la confianza", escribe la exministra Gloria Hutt, en su columna para The Clinic de esta semana. "Cuando la principal autoridad encargada de perseguir los delitos es objeto de una acción judicial por posible delito de corrupción, asesta un golpe mortal a la credibilidad de la institución completa", agrega, respecto al allanamiento de la casa y posterior formalización del Director General de la PDI, Sergio Muñoz.

Por Gloria Hutt

Este viernes hemos sido impactados por la noticia del allanamiento a la casa y la oficina del Director de la Policía de Investigaciones de Chile. Cuando lo leí, recordé la importancia fundamental de confiar.

Por razones familiares, viví dos años en Bonn, Alemania, en los años 90, cuando se estaba
trasladando la capital a Berlín. Debo decir que esos fueron años muy plenos. Me sentí particularmente cómoda con la vida muy estructurada y las formalidades que abundan en ese país. A mi regreso, algunas personas me preguntaban si el aterrizaje a nuestro entorno había sido muy duro, pensando en tener que dejar atrás esas características tan representativas de esa sociedad.

De ellas me llevé, sobre todo, lo agradable que era conducir allá. En el acto, hay un profundo sentido cívico que permite confiar. Cada persona tiene deberes y derechos y más importante, cada uno tiene plena conciencia de su rol, y de las consecuencias de no cumplir con lo que le corresponde. Saben que aquello que hagan o dejen de hacer, afectará a otros.

El resultado de eso, es la construcción de una sólida red de confianza, que permite a cada
ciudadano desplegar sus talentos, aficiones y conocimientos. Quien vive en sociedad, sabe que cuenta con un soporte sólido de su comunidad. Por esto, la puntualidad no es una mera manía o tradición, sino una forma de contribuir a que el país funcione bien. Pagar en el bus, ceder los asientos, cumplir el horario y un sinnúmero de tareas de rutina, se transforman en un tejido que cual red de trapecistas, resguarda a las personas.

Confiar en los liderazgos y acabar con la crisis

La relevancia de tener esta “sensación de confianza”, crece en la medida que se eleva a los roles de liderazgo local, regional y especialmente, nacional. Poder confiar en los liderazgos públicos es clave. No solo por las obvias implicancias en términos de expectativas de la ciudadanía. También por la resonancia pública que tienen estas figuras. Son verdaderos referentes de modelos de comportamiento.

Los índices de confianza en Chile revelan muy malas condiciones. Cuando se trata de partidos
políticos, está en el rango de 2%
. El confiar, puede estar determinada por ciertas características que se repiten en las acciones de los representantes de las instituciones. Un informe de Almabrands de 2023, identifica cinco atributos: transparencia, responsabilidad, respaldo, empatía y cercanía. Las dos primeras, son especialmente importantes en la credibilidad de las instituciones públicas. En cómo y cuánto podemos confiar en ellas.

Estamos atravesando una etapa compleja de seguridad. La ansiedad que eso genera en las
familias no es fácil de mitigar. Las personas plantean la necesidad de contar con más policías en la calle. Algunos alcaldes piden patrullas militares. Detrás de todo eso, está la urgente necesidad de recuperar la confianza.

Cortar de raíz la corrupción

Cuando la principal autoridad encargada de perseguir los delitos es objeto de una acción judicial
por posible delito de corrupción, asesta un golpe mortal a la credibilidad de la institución
completa.
Debilita los esfuerzos de persecución criminal y abre un nuevo flanco en la desconfianza
ciudadana, particularmente en aquello que transversalmente se declara como su principal
preocupación.

En casos como éste, no hay espacio para dudas: se debe cortar de raíz todo atisbo de corrupción. Si
ocurre en un caso financiero o en una investigación por crímenes o secuestros, es igualmente
grave. Si aquellos encargados de hacer cumplir la ley terminan transgrediéndola, abren espacio para que organizaciones delictuales de todo tipo, encuentren un camino fácil para instalarse y consolidarse.

El problema pasa a ser entonces de seguridad nacional. La espiral del deterioro, se hace inmanejable. Y respecto a la PDI, hay que actuar rápido para despejar la eventual existencia de casos de corrupción en cualquiera de sus niveles y de cualquier tipo. Porque al igual que con la crisis, mientras las soluciones sigan formulándose en forma similar al control de delitos comunes, será muy difícil debilitar el avance de prácticas criminales cada vez más peligrosas.

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