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Opinión

26 de Abril de 2013

Cómo lo “social” se convirtió en sinónimo de “pobre”

Vía Elmundo.es Cuando Victor Klemperer estudió la lengua del Tercer Reich, observó algunos aspectos mediante los que se imponía una concepción política totalitaria. El más evidente era el deslizamiento de significado en las palabras. Así, por ejemplo, “héroe” debía ser traducido por “mártir” o “voluntario” por “obligado”. Gracias a una estrategia de repetición, pobreza imaginativa […]

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Vía Elmundo.es
Cuando Victor Klemperer estudió la lengua del Tercer Reich, observó algunos aspectos mediante los que se imponía una concepción política totalitaria. El más evidente era el deslizamiento de significado en las palabras. Así, por ejemplo, “héroe” debía ser traducido por “mártir” o “voluntario” por “obligado”. Gracias a una estrategia de repetición, pobreza imaginativa y sentimentalización, la nueva semántica se volvió eficiente.

En nuestro idioma (y en los del entorno) hay un deslizamiento que llama la atención: es el que va de “social” a “pobre”. No deja de ser curioso que un término de carácter universal, cuya raíz es “sociedad”, se haya trasladado a otro que indica una exclusión, la de los pobres. De este modo, “viviendas sociales”, “fondos sociales”, “ayudas sociales”, “servicios sociales”, “asuntos sociales” o “comedores sociales” sólo tienen una interpretación posible. El colmo es ya la expresión “políticas sociales”, que ilumina la distinción entre lo que es político y lo que es social, como si fueran dos sujetos que pueden avenirse o no. La causa es otro deslizamiento: el que ha convertido “política” en “autoridad”, arrancando su raíz (“polis”, ciudad, comunidad).

A su vez, “pobre” se comporta por represión de su sentido, dando lugar a “desfavorecido”, término que carece de una interpretación concreta, ya que el favor perdido al que alude no se sabe de dónde procede, si de la Fortuna, el Destino, Dios, la Vida o la falta de habilidades de los actores. Por supuesto, nunca procede de la política, que previamente ha tenido la precaución de señalar y de mantener las distancias semánticas.

En la comunicación ideológica dominante, profesionales de la política y de los medios, este paradigma lingüístico se ofrece sin fisuras. Hay acuerdo, lo que quiere decir que hay acuerdo en todos los elementos que se definen dentro del sistema. Resulta innecesario actualizar cómo la repetición, la pobreza expresiva o la sentimentalización ayudan a que se propague.

No es de extrañar, por tanto, y sí de agradecer, que la réplica a este empleo de lo “social” venga precisamente de las alternativas que se ofrecen al estado de cosas. Y, de esta forma, “empresas sociales”, “redes sociales” y “movimientos sociales” vienen a significar lo contrario (lo contradictorio, más bien) de aquel uso que los profesionales de la comunicación ideológica dan a lo “social”. En este segundo caso, significa “sociedad”, de todos, para todos. Haciendo, por lo demás, de lo “político” un uso inclusivo, sometiéndolo al universal que lo ha originado: comunidad, sociedad, polis.

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