Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Planeta

1 de Agosto de 2013

La marihuana debe legalizarse: 5 buenas razones

Proponemos 5 argumentos para hacer aún más evidente la urgente necesidad de adoptar una legalización estratégica de la marihuana y así combatir, con eficiencia, la pesadilla del narcotráfico

Por



Vía PijamaSurf

En la actualidad resulta difícil imaginar un argumento razonable que favorezca mantener la marihuana en la región de lo ilegal. Cada vez son más voces que, desde distintas trincheras, denuncian la urgencia de adoptar la legalización regulada como parte de una nueva estrategia para hacer frente al narcotráfico y neutralizar las múltiples consecuencias que acarrea este fenómeno. Entre los personajes que han recomendado la despenalización de esta planta se incluyen ex-presidentes latinoamericanos, intelectuales, escritores, empresarios, artistas y otros. A continuación, para introducir este breve artículo pro legalización, comparto una serie de citas que evidencian la tendencia:

“Enfrentar simplemente el narcotráfico mediante una guerra entre narcotraficantes y gobiernos, incluso con el Ejército, es un grave error”.
Carlos Fuentes en el marco del Festival Hay, en Cartagena, Colombia.

“La legalización. No hay otro camino. Es un camino difícil y arriesgado, pero creo que la represión conduce a lo que estamos viendo: un crecimiento de la producción, de la distribución y del consumo de las drogas, a pesar de las vertiginosas sumas que se gastan en esa política represiva.”
Mario Vargas Llosa en entrevista con el diario uruguayo, El País.

“Sugiero que experimenten modelos de regulación legal de las drogas (con cannabis, por ejemplo)”
Jimmy Carter, ex-presidente de EUA, en un Open Ed que publicó el NY Times

“Cuarenta años de inmensos esfuerzos no lograron reducir ni la producción ni el consumo de drogas ilícitas […] frente a la ineficacia y las consecuencias desastrosas de la guerra contra las drogas [reconocido] el fracaso de la estrategia prohibicionista y la urgencia de abrir un debate sobre políticas alternativas”
Informe firmado por F. H. Cardoso, C. Gaviria y E. Zedillo, expresidentes de Brasil, Colombia, y México

“Creo que esto (la legalización de la marihuana) es algo que debemos hacer y es una alternativa mucho más interesante y más sólida, benéfica para el País, que esta guerra fallida de Felipe Calderón contra el narcotráfico, que no está ganando y que no puede ganar”.
Jorge Castañeda, ex ministro de asuntos exteriores de México.

“Es tiempo de terminar la guerra contra las drogas a nivel mundial. Debemos de dejar de criminalizar a los consumidores. Salud y tratamiento es lo que debiéramos de estar ofreciéndoles, y no una prisión. Las malas políticas sobre drogas afectan literalmente a cientos de miles de personas y comunidades alrededor del mundo”.
Richard Branson, fundador de Virgin

Y tras esta breve selección de voces “reconocidas”, las cuales representan a diversos sectores de la sociedad, entonces procedamos a enlistar cinco buenas razones para promover la despenalización de la marihuana, como parte de una estrategia que conlleve beneficios en materia de salud pública, seguridad, finanzas e incluso de cultura cívica.

1- Dinero

La criminalización de la marihuana comenzó a promoverse en las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos, pero fue a partir de la década de los 70, bajo el gobierno de Nixon, cuando se oficializó este nefasto concepto de “la guerra contra las drogas”, una campaña que, respaldada por autoridades y medios de comunicación, impuso en el imaginario colectivo la idea de que las drogas son malas y que hay que combatirlas a costa del presupuesto público, el bienestar social e, incluso, el sentido común.

Pero hablando estrictamente de las consecuencias financieras de esta campaña, la cual fue imitada por decenas de países que siguieron la política estadounidense, es importante considerar dos variables: por un lado la monumental cantidad de dinero que se invierte en combatir el tráfico de estupefacientes y en castigar el consumo. Para dimensionar los recursos empleados con este fin, basta señalar que en Estados Unidos, durante 2010, se gastaron más de 40 mil millones de dólares (según estimaciones de Drugsense.org). Por otro lado, también vale al pena mencionar la cantidad de dinero que se deja de recaudar en la arcas públicas a partir de una despenalización regulada que implicaría grandes beneficios fiscales para un gobierno. Un estudio realizado en 2008 por Jeffrey Miron, economista de Harvard, concluyó que la legalización de las drogas le reportaría al gobierno estadounidense ahorros por $44,100 mdd, más ganancias por $32,700 mdd, sumando un beneficio total de $76,800 millones –en caso de despenalizar solo la marihuana, esto se traduciría en $13,700 mdd. Recientemente 300 economistas, entre ellos algunos laureados con el Premio Nobel, han enfatizado en el estudio de Miron, aprobando sus cálculos y promoviendo su conclusión pro legalización.

Cabe destacar que no solo se trata de evidenciar los beneficios económicos de dejar de combatir las drogas según la actual estrategia, sino reconocer que a pesar de los gastos que se realizan, la violencia y los índices de consumo son mucho mayores hoy de lo que eran cuando se inauguró esta guerra. Es decir, es un gasto poco efectivo y que, invertido en otros rubros, podría generar un mucho mayor bienestar social.

2- Seguridad

Todo tipo de prohibición de una sustancia, ante la cual existe una demanda, detona el surgimiento de grupos criminales que responderán a ella sin importar los costos que conlleve la actividad. Básicamente se trata de una dinámica esencial de los sistemas económicos: en donde quiera que haya una demanda, se gestará un mecanismo para satisfacerla, así de fácil. Al regularizar el mercado de la marihuana, reglamentándolo de acuerdo a criterios similares que los que se emplean para el alcohol, entonces estos grupos criminales son automáticamente neutralizados, pues quedan despojados de su mercado y por ende de los ingresos que les permiten operar.

Para muestra de la violencia que generan las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas, tan solo en México podemos referirnos a los 60,000 muertos que aproximadamente ha cobrado la lucha anti-narco en este país. Y por si no fuera suficiente esta tenebrosa cifra, también debiésemos de considerar el medio millón de desplazados, personas que se han visto obligadas a abandonar sus ciudades de origen ante la viva amenaza que este fenómeno representa y, en un plano menos tangible, los millones de mexicanos que han visto trastornada su calidad de vida, así como sus derechos fundamentales como seres humanos, todo como una consecuencia más de la insólita estrategia aplicada por su gobierno.

3- Salud

En el rubro de la salud social también resulta fácilmente cuestionable la penalización de la marihuana, sobre todo si tomamos en cuenta que está científicamente comprobado que esta, como muchas otras plantas, tiene propiedades medicinales que pueden ser de gran utilidad para el tratamiento de distintos males, ya sea recurriendo a la planta misma en su estado natural o como componente activo de medicamentos elaborados industrialmente. Recientemente algunas entidades de Estados Unidos han adoptado la permisión de la marihuana medicinal —popularmente aceptada como sustancia auxiliar para los enfermos de cáncer. Además, decenas de grupos étnicos han recurrido históricamente a la ganja como recurso medicinal con resultados probadamente efectivos. Sobra decir que el hecho de que la marihuana sea ilegal entorpece su aprovechamiento como una sustancia curativa, marginando así a la población de las bondades de un benéfico ingrediente.

4- Libertad (responsabilidad cívica)

La criminalización de la marihuana atenta contra el sentido de libertad que inspira a uno de los derechos fundamentales del ser humano. Si bien es cierto que en todo estado es indispensable la prohibición de actos o actividades específicos, presumiblemente utilizando como criterio el respeto al bienestar común y a los derechos del otro, prohibiciones como la que se ciñe sobre el consumo de esta planta, la cual responde más a misteriosas agendas económicas y principios ideológicos que a la persecución genuina del bien social, terminan por atentar contra el derecho y la capacidad de una persona para tomar las decisiones que, en su opinión, mejor le convengan. Vale la pena recordar que el uso de cannabis data de hace miles de años y que más allá de una actividad recreativa que ha sido estratégicamente satanizada por los medios y las autoridades, existen muchas personas que ven en esta planta un catalizador para fines diversos, entre ellos el desarrollo espiritual o la inspiración artística, ante lo cual su penalización se presenta como una medida evidentemente ridícula.

Sigue leyendo haciendo click aquí.

Notas relacionadas