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Opinión

21 de Septiembre de 2013

Annabelle, la muñeca diabólica en la que se basó parte de la película “El Conjuro”

¿Crees en los objetos poseídos?, ¿Malditos?, ¿En muñecas embrujadas que se mueven solas, y que incluso pueden llegar a matar? ¿No? Parece la historia de una película de terror, lo sé… Pero mi amigo, ¡créeme! Esta es una historia real y aterradora sobre una muñeca llamada Annabelle.

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Vía Marcianos

El caso de Annabelle fue investigado por nada menos que la famosa pareja demonólogos e investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren. Para los que no recuerdan, son los mismos que investigaron, por ejemplo, el caso en Amityville, una de las mayores tragedias en los EE.UU. y que más tarde se convirtió en una película de culto. Aunque Ed ya ha fallecido, Lorraine sigue participando siempre en las investigaciones paranormales en “Paranormal State” (Estado Paranormal en el Canal Bio) Por invitación de Ryan Buell.

El caso que veremos a continuación, de la muñeca Annabelle, es uno de los más famosos de los Warren y fue registrado en el libro “The Demonologist“. El texto ha sido tomado de la página oficial de la pareja Warren y se tradujo al español.

La maldición de la muñeca del diablo conservada en el Museo Ocultista de los Warren

En 1970, una madre compró una vieja muñeca de trapo Raggedy Ann* en una Hobby Store (Tienda especializada en muñecas de colección). La muñeca era un regalo para su hija, Donna, por el día de su cumpleaños. Donna, en aquel momento, era una estudiante universitaria, se preparaba para graduarse en enfermería y vivía en un pequeño apartamento con su compañera Angie (también enfermera). Muy contenta con la muñeca que su madre le había regalado, Donna la colocó sobre la cama como decoración y no le prestó más atención hasta unos pocos días más tarde. Con el tiempo, Donna y Angie se dieron cuenta de que parecía haber algo muy extraño y aterrador en la muñeca. La muñeca aparentemente se movía sola, al comienzo fueron movimientos relativamente imperceptibles, como cambio de una posición a otra, pero con el tiempo el movimiento se hizo más notable. Donna y Angie llegaban a casa y encontraban a la muñeca en un lugar completamente diferente a dónde la habían dejado. A veces, encontraban a la muñeca con los brazos y las piernas cruzadas en el sofá, otras ocasiones en posición vertical, de pie, apoyada en una silla en el comedor. Varias veces Donna puso a la muñeca en el sofá antes de salir para el trabajo, y al regresar a casa encontró a la muñeca de nuevo en su habitación, en la cama y con la puerta cerrada.

Los Mensajes.

Annabelle, la muñeca, no sólo se movía, sino que también escribía. Transcurrido aproximadamente un mes de la primera experiencia, Donna y Angie comenzaron a encontrar mensajes con lápiz sobre un papel de pergamino que decía “Ayúdanos” y ” Ayuda a Lou”. La letra parecía pertenecer a un niño pequeño. La parte que da miedo de los mensajes no eran los textos, sino la forma en que fueron escritos. En esa época, Donna no tenía papel pergamino en su casa donde se pudieran escribir esos mensajes. Entonces, ¿De dónde venían?

La Medium.

Una noche Donna llegó a casa y encontró la muñeca nuevamente en una posición diferente a la que había dejado, esta vez en su cama. Donna ya sabía que esto era típico de la muñeca, pero de alguna manera sintió que esta vez era diferente, algo no andaba bien. Un sentimiento de temor se apoderó de ella cuando, al inspeccionar la muñeca, vio lo que parecían gotas de sangre en la parte posterior de las manos y en el pecho. Aparentemente de la nada, un líquido rojo aparecía en la muñeca. Asustadas y desesperadas, Donna y Angie decidieron que era el momento de buscar asesoramiento de personas expertas en el tema.

Sin saber a dónde ir, las jóvenes contactaron a una médium y una sesión fue realizada en la habitación. Fue entonces cuando a Donna se le presentó el espíritu de Annabelle Higgins. La médium relató la historia de Annabelle a Donna y Angie. Annabelle era una jovencita que vivía en la propiedad antes de la construcción de las viviendas, en lo que fueron los “momentos felices” de su vida. Tenía tan sólo siete años cuando su cuerpo sin vida fue encontrado en el campo dónde ahora había un complejo de departamentos.

El espíritu le dijo a la vidente que se sentía cómoda con Donna y Angie, y que quería estar con ellas y ser amada. Sintiendo compasión por Annabell y su historia, Donna permitió que la muñeca continuara “poseída” por Annabell para que se quedara con ellas. Sin embargo, pronto descubrieron que Annabelle no era lo que parecía. Esto no fue un caso común y definitivamente aquella no era una muñeca normal.

El relato de Lou.

Lou era un amigo de Donna y Angie que había estado con ellas desde el día en que llegó la muñeca. A Lou nunca le agradó la muñeca y en varias ocasiones advirtió a Donna que era mala y que debía deshacerse de ella. Pero Donna tenía un vínculo afectuoso con la muñeca y sin dar demasiado crédito a los “sentimientos” de Lou se quedó con ella. La decisión de Donna sería un terrible error.

Lou se despertó una noche de un sueño profundo en evidente pánico. Más de una vez había experimentado pesadillas recurrentes. Sólo que esta vez, de alguna manera, algo parecía diferente. Era como si estuviera despierto, pero sin poder moverse. Miró alrededor de la habitación, pero no pudo distinguir nada inusual, y entonces sucedió. Mirando hacia abajo en dirección a sus pies, vio a la muñeca, Annabelle. Ella comenzó a deslizarse lentamente por su pierna, y luego al pecho, ahí se detuvo. En cuestión de segundos la muñeca comenzó a estrangularlo. Lou, paralizado y jadeando al punto de asfixia, se desmayó. Lou despertó a la mañana siguiente, seguro que aquello no había sido un sueño, estaba decidido a deshacerse de la muñeca y del espíritu que la poseía. Lou, sin embargo, tendría más de una terrible experiencia con Annabelle.

Preparándose para un viaje al día siguiente, Lou y Angie estaban buscando mapas solos en el apartamento. La casa parecía extrañamente silenciosa. De repente, sonidos de personas hablando se escucharon desde la habitación de Donna, temiendo que alguien hubiera entrado, Lou decidió ir a averiguar quién o qué estaba allí, caminó tranquilamente hacia la puerta y esperó hasta que los ruidos se detuvieron antes de entrar y encender la luz. La habitación estaba vacía a excepción de Annabelle que yacía en el suelo en una esquina.

Lou escudriñó la habitación buscando signos de una entrada forzada, no había nada fuera de lugar. Pero a medida que se acercaba a la muñeca tenía la impresión de que alguien estaba detrás de él. Cuando se volvió rápidamente se dio cuenta de que no había nadie más allí. Poco después, en un instante, se encontraba agarrándose el pecho, acurrucándose del dolor, con cortes profundos y hemorragias. Su camisa estaba manchada de sangre y al abrirla, sobre su pecho había lo que parecían siete marcas de garras distintas, tres verticales y cuatro horizontales, todavía estaban calientes como unas quemaduras. Estas marcas se curaron casi inmediatamente, al día siguiente apenas podían distinguirse y para el segundo día se habían ido por completo.

Investigación Paranormal: Los Warren.

Donna finalmente estaba dispuesta a creer que el espíritu de la casa no era una niña, sino un espíritu no humano demoníaco por naturaleza. Después de la experiencia de Lou, Donna sintió que era el momento de buscar asesoramiento de expertos y, de hecho, entró en contacto con un sacerdote episcopal llamado el Padre Hegan. El Padre Hegan sentía que era un asunto espiritual y entonces la puso en contacto con una autoridad más alta en la iglesia, el Padre Cooke, quien de inmediato entró en contacto con los Warren.

Ed y Lorraine Warren de inmediato se interesaron en el caso y contactaron a Donna por la muñeca. Después de hablar con Donna, Angie y Lou llegaron a la conclusión inmediata de que la propia muñeca no estaba poseída en realidad, sino que era manipulada por una presencia no humana. Los espíritus no poseen objetos inanimados, como casas o juguetes, ellos poseen a las personas. Un espíritu no humano puede vincularse a un lugar u objeto, y esto es lo que sucedió en el caso de Annabelle. Esta muñeca era manipulada por un espíritu que creaba la ilusión de estar vivo, con el fin de obtener reconocimiento y llamar la atención. De hecho, el espíritu no tenía la intención de estar ligado a la muñeca, estaba tratando de poseer un huésped humano.

Annabelle en los brazos de Lorraine Warren, en la época de la investigación.
El espíritu, en este caso un espíritu demoníaco no humano, se encontraba esencialmente en la fase de infestación del fenómeno. Comenzó a mover la muñeca por todo el apartamento a través de teletransporte para despertar la curiosidad de los moradores con la esperanza de que le dieran atención. Y se la dieron. Cometieron el predecible error de llamar a un médium al apartamento para comunicarse con él. El espíritu no humano ahora era capaz de comunicarse con el médium, exploró las vulnerabilidades emocionales de los residentes y pretendió ser una niña inocente perdida, a la que, durante la sesión, se le dio el permiso (por Donna) de habitar en el apartamento. Así como un espíritu demoníaco es negativo, también lo son los fenómenos causados ​​por el. Despertó el miedo a través de los movimientos extraños de esa muñeca, materializó los perturbadores mensajes escritos a mano, las gotas simbólicas de sangre en la muñeca, y finalmente llegó a los ataques contra Lou, dejándole la marca simbólica de la bestia. La siguiente etapa de la infestación del fenómeno habría sido una posesión humana completa. Si estos fenómenos hubieran continuado más de dos o tres semanas, el espíritu se habría apoderado por completo, dañado o asesinado a alguien de la casa.

En la conclusión de la investigación, los Warren consideraron conveniente tener una bendición de exorcismo del padre Cooke para limpiar el apartamento. “La bendición episcopal de la casa, un documento de siete páginas que está marcado con una naturaleza totalmente positiva. En lugar de expulsar específicamente a entidades malignas de la vivienda, el énfasis está dirigido a llenar la casa con poderes positivos y Dios.”- Ed Warren. A petición de Donna, y como una precaución adicional para que los fenómenos no se produjeran nuevamente en la casa, los Warren tomaron a la gran muñeca de trapo y la llevaron consigo cuando se marcharon.

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