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LA CALLE

30 de Septiembre de 2013

Preguntas fundamentales: ¿Qué chucha es la conciencia y por qué tal vez sea imposible de responder?

Vía PijamaSurf “La conciencia es uno de esos muchos términos que parecen, en este caso quizá paradójicamente, blindados ante el procesamiento, y definición, racionales. Si bien este concepto ha protagonizado discursos místicos, teorías psicológicas, y acercamientos científicos, además de plagar la retórica cotidiana, lo cierto es que siempre, al menos en mi opinión, queda una […]

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Vía PijamaSurf

“La conciencia es uno de esos muchos términos que parecen, en este caso quizá paradójicamente, blindados ante el procesamiento, y definición, racionales. Si bien este concepto ha protagonizado discursos místicos, teorías psicológicas, y acercamientos científicos, además de plagar la retórica cotidiana, lo cierto es que siempre, al menos en mi opinión, queda una especie de margen, como si algo nos indicará que nada de lo que podemos construir, y mucho menos comunicar, racionalmente, bastara para cubrir su sentido”, expone el sitio Pijamasurf para intentar responder qué chucha es la conciencia.

La palabra conciencia, exponen, proviene del latín conscious, y se compone de con (juntos) y scio (conocer), lo cual sugiere un conocimiento compartido, o una especie de acuerdo perceptivo. Por ejemplo Hobbes, es su Leviathan, habla de que “Cuando dos o más personas conocen el mismo hecho, entonces se dice que concientes sobre esto, el uno ante el otro”. En este sentido la conciencia pareciera una especie de eco resonado que surge en al menos dos personas, y que al comprobar esta resonancia, entonces se le legitima como algo conciente.

Una perspectiva occidental

En occidente, uno de los primeros pensadores en tratar de deshebrar fue Descartes, quien a partir de su influyente dualismo definió una relación opuesta entre lo inmaterial (el rex cogans de la mente) y lo material (el res extensa del cuerpo) –y en algún punto climático de esta interacción se ubicaría la conciencia. Tras varios acercamientos posteriores, y luego del surgimiento de la mecánica cuántica, científicos acusaron la imposibilidad de la física tradicional para explicar el fenómeno conciente –en respuesta surgieron teorías alternas, entre ellas la del Cerebro Holonómico, de Karl Pribram, inspirada en la naturaleza holográfica propuesta por David Bohm.

En 1976, el británico Richard Dawkins, en su libro The Selfish Gene, advirtió que “la evolución de nuestra capacidad para simular parece haber culminado en la conciencia subjetiva. Y el por qué esto sucedió me parece el más profundo misterio que enfrenta la biología moderna”. Mientras que un par de décadas después, un grupo de neurocientíficos publicó, con una humildad poco popular en la ciencia, una significativa apología:

No tenemos idea del cómo emerge la conciencia a partir de la actividad física del cerebro, y tampoco podemos determinar si la conciencia puede emerger en sistemas no-biológicos, por ejemplo las computadoras. A estas alturas el lector esperará encontrar una minuciosa y precisa definición de la conciencia. Pero quedará decepcionado. Conciencia aún no se ha convertido en un término científico que pueda definirse cabalmente. Definiciones precisas de diversos aspectos de la conciencia emergerán más adelante… algo que en esta fase resulta prematuro. (Human Brain Function, p. 269, capítulo 16 “The Neural Correlates of Consciousness”, 2004)

Budismo y conciencia

En la dimensión mística, particularmente en el budismo, el concepto de conciencia ha sido aún más recurrido que en la ciencia. Y a pesar de que en ocasiones parece transmitirlo con mayor fidelidad, su traducción a un plano de entendimiento racional también resulta insuficiente. El budismo, por ejemplo, advierte que la conciencia no puede definirse como tal, sino que su esencia está diseñada para experimentarse.

Dentro de la escritura conocida como Majjhima Nikaya, que compila 152 discursos atribuidos a Buda y sus discípulos, encontramos el siguiente pasaje:

Dependiente de la vista y las formas, la conciencia visual emerge. El encuentro entre los tres, es el contacto. Mediante el contacto se crea el sentimiento. Lo que uno siente, entonces lo percibe. Lo que percibimos lo pensamos, y nuestros pensamientos son reproducciones mentales. Con aquello que nosotros hemos mentalmente reproducido como la fuente, la percepción y las nociones que resultan de esta reproducción mental, acosan al hombre con respecto a su pasado, futuro, y a las formas presentes que son entendibles mediante la vista.

Tal parece que en un contexto budista la conciencia se refiere a la sucesión de elementos psico-físicos, es un proceso que, aunque siempre replicable, florece y luego se aleja, y que incluye múltiples ingredientes, como la percepción, la sensación, el sentimiento, y el procesamiento de esta información en nuestra mente.

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#cerebro#conciencia#Mente

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