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11 de Octubre de 2024

Estudio de la Universidad de Oxford revela que amamos con el cerebro y no con el corazón

La sensación de recompensa creada producto de los neuro-transmisores revelaría mejor el sentimiento del amor en el cuerpo humano. Esto, a diferencia de la velocidad de los latidos del corazón como se ha creído durante años.

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Al parecer, no es relevante para el cuerpo que al sentir “amor” se produzca un latido acelerado en el corazón. Tampoco que éste sea el símbolo universal del enamoramiento. Según un estudio de la Universidad de Oxford publicado, el amor romántico o el deseo sexual se explicaría mejor a través del estudio de la fisiología del cerebro que por los latidos.

El amor por las parejas románticas, los amigos, los extraños, las mascotas y la naturaleza formaron parte del estudio, que se publicó esta semana en la revista Cerebral Cortex de Oxford University Press.

Según la investigación, la actividad cerebral se ve influenciada no sólo por la cercanía del objeto amado. Es distinta si se trata de un ser humano, de otra especie o de la naturaleza.

En los resultados, el amor compasivo por los extraños fue menos gratificante y provocó menos activación cerebral que el amor en relaciones cercanas. Mientras tanto, el amor por la naturaleza activó el sistema de recompensa y las áreas visuales del cerebro, pero no las áreas sociales del cerebro.

Reveló cómo diferentes áreas del cerebro se activan según los “tipos de amor” que una persona puede sentir

Usamos la palabra “amor” en una variedad desconcertante de contextos. Ahora, gracias a la investigación publicada en la revista Cerebral Cortex, existen imágenes más completas del cerebro para saber por qué utilizamos la misma palabra para una colección tan diversa de experiencias humanas.

El estudio, dirigido por la filósofa Pärttyli Rinne, involucró a 55 adultos (29 mujeres y 26 hombres) de entre 28 y 53 años que, al menos, tenían un hijo. Se utilizaron resonancias magnéticas para medir la actividad cerebral mientras pensaban en seis tipos de amor

“Ahora ofrecemos una imagen más completa que las investigaciones anteriores de la actividad cerebral asociada con diferentes tipos de amor”, afirma Pärttyli Rinne, el filósofo e investigador que coordinó el estudio. “Está el amor por los hijos, por la pareja, por los amigos, por los desconocidos -la “compasión-, por los animales y la naturaleza”, continúa.

El amor paternal fue el que generó la activación cerebral más intensa. Según Rinne, esta forma de amor “activa profundamente el sistema de recompensa del cerebro. Especialmente en el cuerpo estriado, un área que no mostró la misma intensidad de activación en otros tipos de amor. Este descubrimiento subraya la especial conexión emocional que los padres sienten hacia sus hijos, la cual parece estar profundamente arraigada en la biología humana”.

Qué es el sistema de recompensa

Tim J. von Oertzen, neurocientífico y Director Médico del Hospital Universitario de Würzburg en Alemania, lo explica. “Los primeros estudios con resonancia magnética funciona del cerebro, mostraron la activación del área derecha y del núcleo derecho cuando los participantes miraban fotografías de sus seres queridos”. Otros estudios, según el médico, mostraron activación en áreas de la corteza, la ínsula medial y la subcorteza. Todas, áreas que forman parte del sistema de recompensa del cerebro.

“La dopamina es uno de los principales neuro-transmisores de la recompensa. Inicia sentimientos de excitación, euforia, alegría, placer. Todos relacionados con sentimientos de estar enamorado. De hecho, estos mecanismos de recompensa se activan también con otros estímulos como el sexo, las drogas, el alcohol y los juegos”, dice el especialista.

El amor, sería un mecanismo complejo con muchas facetas. Por eso hay muchos neuro-transmisores y hormonas involucradas. La oxitocina y la vasopresina también contribuyen a este sentimientos. La oxitocina se libera durante el cariño (contacto piel con piel), las relaciones sexuales, el parto y la lactancia.

Además de estimular el parto, la oxitocina aumenta los vínculos, la confianza y la calma y promueve sentimientos de euforia. “La activación simultánea de los receptores de oxitocina y dopamina incluso contribuye a las relaciones monógamas”, continúa el neurocientífico, “al igual que la vasopresina que también contribuye a la vinculación a largo plazo y al comportamiento monógamo”.

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