El Futuro Gabinete y sus Arcanos: Una Lectura Imaginaria

Para muchos el Tarot es una patraña, una farsa para incautos. Para otros un oráculo, al que consultar cada decisión. Sin embargo para personajes de la talla de Joseph Campbell, experto en mitología e inspirador de George Lucas para la producción de Star Wars, o de Carl Jung, el destacado psiquiatra Suizo, el tarot es una herramienta de conocimiento y de autoconocimiento del ser humano. Ello gracias a que en su estructura, se apela a un elemento presente en el inconsciente individual y colectivo: los arquetipos humanos.

Los arquetipos se vinculan con vivencias que son comunes a diferentes pueblos y culturas, y que son posibles de encontrar en diversas épocas. Recogen por tanto una especie de conocimiento común a toda la humanidad, que está sumergido en lo más profundo de la conciencia. Los arquetipos “aparecen” en mitos, leyendas, narraciones, cuentos, religiones, e incluso hoy, en películas de diferente cuño. Se representan en “personajes” que connotan ciertas características o rasgos particulares, que, como hemos dicho, evocan estos elementos que permanecen ocultos o latentes, pero que al presenciarlos, el ser humano los reconoce o se identifica con ellos.

En el caso del tarot, estos arquetipos están ligados con los arcanos que lo componen, de los cuales, los llamados “arcanos mayores” son los principales. Estas veintidós barajas, describen una especie de travesía, similar al “camino del héroe”, que se recorre en pos del desarrollo personal.

Así las cosas, en el contexto de las transformaciones políticas que está viviendo el país, y particularmente en relación con lo que en estas próximas semanas debiera decidir la Presidenta electa en torno a la conformación de su Gabinete, resulta interesante “jugar” con estos arcanos, e imaginar una lectura ideal.

En otras palabras, si la Presidenta Bachelet efectuase una consulta al tarot, en virtud de los grandes desafíos que tiene su próximo gobierno, esto es las reformas educacional, tributaria y constitucional en pos de reducir la desigualdad en el país, ¿cuáles serían aquellos arquetipos humanos que debieran estar presentes en su gabinete para que éste sea exitoso?

En una tirada simple de tres cartas, imaginaria por cierto, desde mi punto de vista, aquellos tres arcanos ideales para el Gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet son: El Mago (carta I); la Fuerza (carta VIII) y la Templanza (Carta XIV). Paso a explicar, desde un punto de vista político, por qué.

El Mago, representa la capacidad del ser humano para transformar, para transmutar los elementos que tiene a su disposición.

Es astuto y no elude tomar decisiones, aunque a veces, debe hacer gala de su arte de malabarista para mantener en movimiento aquellos recursos que consigue movilizar. Probablemente, su rasgo principal está en ser un gran y hábil comunicador y por ello sus dotes persuasivos son envidiables. Este arquetipo nos recuerda a Mercurio, el mensajero de los dioses. En este sentido, el Gobierno de Michelle Bachelet como este arcano, deberá ser capaz de llevar a cabo profundas transformaciones, tal y como lo anunció en su programa. Tiene a la mano muchos recursos que deberá ser capaz de combinar y movilizar para impulsarlas. Deberá también ser hábil en el aspecto comunicacional para persuadir de las bondades de estos cambios, tanto a las élites como a la base ciudadana y así reducir las acciones opositoras o los intentos de bloqueo. El ministro vocero en sus conferencias dirigidas a la ciudadanía y el ministro Secretario General de la Presidencia en su relación con el Congreso, deberían poseer con mucha potencia los rasgos de este arquetipo.

El arcano de La Fuerza por su parte, en el que se muestra a una dócil mujer controlando con gran sutileza a un león, llegando incluso a abrirle el hocico a la bestia, nos habla de una gran valentía, pero a la vez de una gran responsabilidad, fuerza interior y tolerancia. Muchas veces los embates externos son brutales, de allí la gracia de este arquetipo, que como lo plantea el arte marcial del aikido, invita a aprovechar el impulso del oponente para volcar aquella energía en favor propio.

El gobierno de la Nueva Mayoría, tendrá una corriente de opinión y de acción que querrá acelerar en extremo las transformaciones de las que hemos hablado, otros, por el contrario, querrán bloquearlas. Mientras los “reformistas desde arriba” buscarán pilotear los cambios desde La Moneda, los “reformistas desde abajo” querrán hacerlo desde la calle y los movimientos sociales, lo que eventualmente puede poner en potencial riesgo la gobernabilidad del país. De allí la importancia que los colaboradores de la Presidenta, especialmente el Ministro del Interior y de Educación, así como los de las otras carteras sectoriales sociales, sean capaces de reaccionar con tolerancia a aquellos embates, para lograr que con suavidad pero a la vez con mucha firmeza, se canalice institucionalmente las propuestas ciudadanas y de movimientos sociales. No se trata de detenerlas, pero sí, de evitar que desborden la propia acción transformadora gubernamental. Acción que debiera ser de un “incrementalismo acelerado” más que de una radicalidad extrema.

Finalmente, el tercer arcano de esta lectura imaginaria, es la Templanza, que como su nombre lo indica, hace alusión al equilibrio y la armonía. A la moderación y a la cooperación. Ya lo dijimos, el futuro gobierno enfrentará puntos de vista contrapuestos. Contrapesos que se relacionarán tanto dentro del propio gabinete (que irá desde la DC hasta el PC), como fuera de él, en la relación del Ejecutivo con los demás actores sociales y políticos del país. La presidenta Bachelet y sus colaboradores directos deberán ser capaces de armonizar estas fuerzas contrapuestas, y lo que es más importante aún, buscar el justo y moderado equilibrio, que permita avanzar pero sin tropezar ni caer ni menos involucionar.

Probablemente esta misma templanza es la que se espera de los ministros del Hacienda y Economía. Que mantengan la moderación propia que aconseja la disciplina fiscal, más aún en tiempos en los que probablemente viviremos una caída de la actividad económica mundial. Temple que también se espera del Ministro del interior, en función de su habilidad negociadora. La templanza es esencial en el mundo de la acción gubernamental, para afrontar las críticas y los juicios severos de la opinión pública y de la oposición. Palos porque bogas y también porque no bogas.

En definitiva, el arte del buen gobernar, dice mucho de la esencia de estos tres arquetipos: comunicar persuasivamente, impulsar con energía y armonizar con moderación. El gobierno no es un botín a ser repartido únicamente entre los partidarios. La democracia, como decía el viejo Polibio tiene mucho que ver con la existencia de pesos y contrapesos que hagan imposible la supremacía de nadie sobre nadie. La presidenta electa tiene hoy ese privilegio, pero a la vez ese desafío: Explicar las bondades de los cambios propuestos; impulsarlos con fuerza a través de políticas públicas y de Leyes; y armonizar con moderación los diferentes puntos de vista que se encontrarán en comités de expertos y en el Congreso. De lograrlo, Michelle Bachelet dejará un Chile 2018 mucho mejor que el 2014, especialmente en materia de igualdad y derechos garantizados para todos. Sin embargo, si por el contrario, el gobierno de la Nueva Mayoría intentase construir hegemonía para llegar a imponer sin contemplación sus iniciativas, el resultado sería una fragmentación peligrosa para el país y para su desarrollo.

(*) Doctor en Gobierno y Administración Pública. Académico UTEM y Director del sitio web politicapublica. En twitter @flowerspoint