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Opinión

20 de Marzo de 2014

El pasado comunista del fundador de la escuela Nazi

Antes de convertirse en eventual director de una escuela nazi, Godofredo Rodríguez fue militante de las Juventudes Comunistas en los años ochenta. Participó en protestas y cortes de luz hasta que abandonó el partido porque se aburrió de las reuniones. “Siempre fui fascista”, dice hoy. Sus amigos y cercanos, lejos de condenarlo, piden que retome su tratamiento siquiátrico.

Ester Huerta y Claudio Pizarro
Ester Huerta y Claudio Pizarro
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Godofredo Rodríguez Pacheco saltó de Chiloé a los portales noticiosos luego que se difundiera su última extravagancia: la creación de una Escuela de Arte Nazi en Ancud, denominada Augusto Pinochet Ugarte, cuyo logo decidió adornar con una inmensa esvástica. “Esto supera todo lo aceptable”, dijo el ex diputado Gabriel Ascencio, y amenazó con exigir al intendente de la región prohibir su funcionamiento.


De ahí en más la suerte de Godofredo ha sido dispar: un grupo de diputados pidió al gobierno investigar el financiamiento de la escuela y apareció haciendo morisquetas frente a las cámaras cuando lo detuvieran en la calle por una antigua acusación de robo. Un detalle que pretende dar luces sobre la personalidad del líder que, entre otras cosas, propone generar una propuesta nacionalista pensada desde Chiloé y educar a las futuras generaciones derechistas de la zona. Esta aspiración, sin embargo, choca directamente con su trayectoria política. Una historia que la mayoría de la gente de Ancud la conoce al dedillo. Porque Godofredo Rodríguez, mucho antes de convertirse en eventual director de una escuela nazi, fue un comunista de tomo y lomo, al igual que su padre. Un luchador social, según muchos de sus antiguos camaradas.

-Yo conocí a un resistente frontal contra la dictadura. Él era un líder, un luchador popular revolucionario que, conjuntamente con otros jóvenes en Chiloé, arriesgó su vida- cuenta Mario Calderón, antiguo camarada.

Godofredo, consultado por The Clinic, reconoce que fue dirigente comunal de las Juventudes Comunistas en la década de los ochenta. También, según algunos conocidos, militó en las Juventudes Rodriguistas donde incluso le habría tomado juramento a varios compañeros y en su propia casa habría editado el órgano de difusión de las Milicias Rodriguistas. Godo, como lo llaman amistosamente en Ancud, niega categóricamente esta última filiación.

-Nunca he sido rodriguista, siempre participé en el ámbito de las células del partido comunista. Nunca siquiera asistí a una reunión del Frente Manuel Rodríguez. Eso no existió, y si existió, nunca me invitaron. La gente puede decir cualquier cosa en esta guerrilla informática. Te puedo presentar personas que sostienen que yo oficié de cura para hacer algunas operaciones de inteligencia adentro de un confesionario. Es imaginación- asegura Godofredo.

Otros van más allá y aseguran que Godo, luego de desvincularse de las milicias rodriguistas, fue tratado de traidor e intentaron matarlo. También que fue detenido dos veces y torturado por la CNI. “Deben estar escribiendo un cuento chino”, retruca Rodríguez.

Su participación en protestas de la época, sin embargo, es corroborada por cercanos al otrora líder comunista. “Lo recuerdo con pañoletas en las barricadas, en cortes de luz y cadenazos… Lo que se conoce de él en la isla de Chiloé dista mucho de lo que uno pudiera pensar de una filiación nacionalista”, recuerda otro ex compañero.

Pero no sólo de protestas vivió Godofredo. También se lució en las peñas tocando charango. “Lo más hermoso era escuchar su música, era un excelente músico instrumentista, tocaba el charango, la guitarra, admiraba a Víctor Jara, era un folclorista, un artista con ganas de rescatar la cultura popular”, recuerda Mario Calderón.

Nadie sabe con exactitud cuándo toda esta filiación “charango-lila” se fue a las pailas. Algunos especulan: “Parece que las convicciones de Godito no eran tan profundas como las hacía parecer, porque si una persona de izquierda después se cambia a un movimiento de ultraderecha, yo no creo que la tenga muy clara. Nadie en su sano juicio se da vuelta la chaqueta así”, asegura Oreste Mora, ex secretario del PC en Ancud.

Godofredo tiene otra explicación para semejante voltereta. “Siempre fui fascista”, dice. Y en algo contribuyó a su alejamiento, asegura, fueron las opiniones vertidas en las reuniones del partido. “Me fui porque no me gustaba como describían la situación política, era una ridiculez total. Poco serio, poco profesional. Eran cosas fuera de la realidad, insensatas. Puros temas de análisis coyuntural”, recuerda.

Drogas, Hitler y ovnis

Si hay una fecha en que Godofredo cambió drásticamente, aseguran en Chiloé, fue luego de la muerte de su padre. Don Godo, su progenitor, le heredó una vieja casona de Alerce en la esquina de calle Colo Colo con Goycolea y un antiguo restorán familiar que comenzó a administrar. Al poco tiempo quebró. “Al final terminó tomándose todo el copete y godito empezó a quedar cada vez más rayado”, cuenta otro vecino.

-Él quedó muy solo después de la muerte de su papá, y eso debe haber tenido un impacto muy fuerte en su salud- comenta Oreste Mora.

Esta soledad, aseguran quienes lo conocen, lo hizo entusiasmarse por las plantas. Tanto así que construyó un invernadero en la parte trasera de su casa donde comenzó a cultivar marihuana. De aquella fecha datan sus primeras detenciones. Dos de ellas del año 2008 por infracción a la ley 20 mil. Cuentan que estuvo “guardado” un año y que salió de la cárcel con depresión. Luego inicia un tratamiento psiquiátrico ambulatorio que al poco tiempo abandona. Es en este periodo que Godofredo empieza a viajar y en Chaitén conoce a un grupo vinculado al hitlerismo esotérico. Lee con voracidad a Miguel Serrano, se raya con los ovnis e invita a sus nuevos amigos a su casa. “Ahí comienza a renegar de la revolución y de todo lo que había creído”, agrega Mario Calderón.

Las tertulias con sus nuevos compañeros derivan pronto en denuncias por ruidos molestos y es detenido varias veces. También, detallan algunos conocidos, comienza a relacionarse con algunos militantes de la UDI en la zona. “Personas que en su foto de perfil tienen a Hitler y Pinochet”, recalcan. Godofredo comenzó lentamente a ensimismarse y mantener cada vez menos relación con sus vecinos. Es por eso que muchos hoy se extrañan sobre el origen de la escuela.

-Fue algo raro lo de la escuela. Es impactante porque su familia siempre fue de izquierda. La gente que conoce la historia de la familia puede tener interpretaciones que de repente no son las más justas. No sé qué ha pasado con su vida. Yo le tengo mucho cariño, era un chico sonriente, se veía feliz…- comenta un resignado Nelson González, arquitecto que vivió en Chiloé y conoció a la familia de Godofredo.

No son pocos los que piensan que el proyecto de la escuela no es otra cosa que un delirio místico que responde a una descompensación psiquiátrica. Algunos, más que condenarlo, piden ayuda. “A mí me gustaría que ayuden a Godofredo, que su familia, sus ex compañeros de curso del liceo que están muy extrañados y también tristes, lo lleven a que tome la decisión de volver a su tratamiento porque, efectivamente, él está en un estado crítico. Queremos que vuelva a ser una persona que tenga la dignidad que se merece”, pide Mario Calderón.

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