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Opinión

21 de Marzo de 2014

Francisco Huenchumilla, intendente de La Araucanía: “A este país le hace falta mirarse al espejo y se va a dar cuenta que no tiene los ojos azules ni el pelo rubio”

Es la primera autoridad de Estado que pide perdón a mapuches y a colonos, llama a los fiscales al orden en sus funciones, convoca a todos los sectores involucrados al diálogo y enfrenta el conflicto chileno-mapuche como un tema político, no de seguridad pública. Huenchumilla dice que no hay temas ni personas tabúes en el camino para solucionar el problema y que es necesario “calmar los espíritus para no apagar el incendio con parafina”.

Ana Rodriguez
Ana Rodriguez
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La familia de Huenchumilla es de Temuco. Él, su papá, su abuelo, su bisabuelo. “Ahí estamos hace como veinte mil años”, dice riendo. Su padre era un hombre de la vieja guardia militar. Su madre murió muy joven de tuberculosis cuando Huenchumilla tenía once años. Era chilena y sus abuelos españoles.

Su padre, “mapuche completo”, hablaba muy bien el mapudungun. Su abuelo participó en la última batalla que hubo en Temuco en 1881. Su abuela murió el año 57 casi a los cien años. No hablaba el castellano y de las cinco hermanas de su padre, tres tampoco lo hacían y vestían a la usanza.

A Huenchumilla no le transmitieron la lengua. Siempre vivió en la ciudad y en ese tiempo, dice, era un tema tabú.
-Los padres no querían que uno supiera hablar mapuche para evitar el racismo. Yo fui siempre de la ciudad, así que mi padre probablemente quiso evitarme ese sufrimiento- explica.

En su casa no se practicaban las tradiciones, porque su padre era militar y por vivir en la ciudad, aunque por familia paterna conoció perfectamente la vivencia en comunidades.

Para su padre siempre fue importante que se educaran. Huenchumilla, buen alumno de siempre, siguió el camino del estudio. Terminó la educación secundaria y entró a la escuela de Derecho de la Universidad de Chile, allá por el año 64. Fueron sus profesores Lagos y Aylwin.

Huenchumilla fue después un exitoso abogado en Temuco. Luego entró a la política. Todo un proceso, recuerda.

-Yo diría que el proceso de identidad fue largo y me ha perseguido toda la vida. Ha sido un proceso de maduración en la medida en que yo he ido adentrándome en el tema. Nunca lo dejé afuera. A uno lo persigue la vida. Los años van acompañados de muchas vivencias, experiencias que van al lado de uno- dice el ahora intendente de la Araucanía.

Huenchumilla fue en el camino alcalde de Temuco en dos períodos, diputado, subsecretario de Marina, ministro Secretario General de Gobierno. Hace ocho años se retiró de la vida política, hasta que Bachelet lo nombró este mes Intendente.

Cuando fue alcalde de Temuco, ¿cómo le tocó experimentar la situación de frontera en la que está la ciudad?
-He sido el primero en casi todo. Fui el primer alcalde mapuche que tuvo la ciudad de Temuco, pero yo siempre he tratado de cumplir mis tareas y no pasarme de listo donde no me corresponde. Cuando yo fui alcalde de Temuco fui alcalde de Temuco. Cuando fui diputado, fui diputado. Son funciones distintas. Es primera vez que me toca asumir un cargo político ejecutivo en que tengo que hacerme cargo directamente de cuestiones relacionadas con el mundo mapuche. Todos los otros cargos son experiencia de gestión política y administrativa, pero que van por otro lado. En cambio, este es un cargo netamente político.

A una semana de ser designado, sus declaraciones ya tienen a la prensa revuelta. El perdón a los mapuches y colonos, la crítica a los fiscales…
-Yo ya estaba retirado de la primera línea porque pensaba que había cumplido una tarea y que había que darle paso a otra gente. Cuando acepto es porque siento que el programa de la presidenta Bachelet me da piso a mí para hacer cosas diferentes, y porque la presidenta quiere encarar el “conflicto mapuche”. No estoy aquí para ser un intendente que ejerce más de lo mismo, porque mi vida antes era mucho más linda y más tranquila y regalada de gustos. Estaba feliz de la vida, no andaba buscando una pega.

¿Cómo se enfrenta este problema?
-En la Araucanía tenemos una sociedad fragmentada. Hay un problema de convivencia que nace junto con la Araucanía, cuando el Estado chileno llega allá, porque llega de mala manera, despojando de sus tierras a los mapuche, que eran dueños de toda esa parte, del Biobío hasta el Toltén, habían celebrado tratados internacionales, parlamentos con la corona española y en consecuencia era una sociedad de mucho bienestar, era una rica sociedad ganadera, de comerciantes. El Estado chileno llega y empobrece al mundo mapuche. Y a ese mismo territorio trae personas diferentes, trae criollos y extranjeros como colonos en el momento inoportuno y al lugar inadecuado. En los problemas sociales de esa naturaleza, 130 años no es nada. Está el ejemplo de Perú y Bolivia. Con Perú estuvimos en La Haya por un tema de hace 130 años, la misma época. El objetivo político central es cómo logramos resolver el problema de fragmentación y de convivencia que tiene esta sociedad. No puede seguir siendo más de lo mismo en las políticas públicas que se han hecho pensando que es un problema de pobreza. No es un problema de pobreza, aunque hayan muchos pobres. Es un problema político.

Siempre se ha tratado el tema como problemas de pobreza, educación y seguridad pública.
-Claro, como si fuera un problema que está en la región del Maule y resulta que no es así, hay problemas políticos y hay un pueblo que es anterior al Estado chileno. Yo que he conocido a toda la elite dirigente chilena, las clases dirigentes chilenas, políticas y de todo tipo, te encuentras con que hay un profundo desconocimiento de cómo se formó el Estado en esa zona del sur. La mejor demostración es que ha habido un silencio total de todas las clases dirigentes chilenas cuando instalo este tema. ¿Algún partido político, alguien, aparte de la prensa, ha dicho algo al respecto? Aplaudiendo o criticando, pero algo. Hay un profundo desconocimiento, nunca ha estado en la agenda este tema. Por eso hay tanto escándalo. A este país le hace falta mucho mirarse al espejo y se va a dar cuenta que no tiene los ojos azules ni el pelo rubio.

RACISMO, CLASISMO E IGNORANCIA
Cambiar la percepción también pasa por el tema judicial. Dijo que los fiscales no se tienen que comportar como cazarecompensas, que no hay que violar el principio de objetividad.
-Y los fiscales saltaron. Yo y los fiscales y los jueces somos funcionarios cumpliendo la finalidad del Estado. Y por tanto llamo a que si tenemos una cuestión político social álgida en la Araucanía, todos tenemos que ser prudentes y portarnos a la altura del problema de Estado que tenemos. No corresponde estar haciendo comentarios y opiniones que vayan a exacerbar los ánimos. Tenemos que calmar los espíritus para no apagar el incendio con parafina. Ese es mi llamado simplemente a los fiscales, que sean prudentes, que entiendan que estamos en una situación compleja, difícil. En los juicios ser rigurosos y objetivos en el establecimiento de los hechos, esa es su tarea. Y los jueces su tarea es juzgar conforme a los méritos del proceso.

Y la ley antiterrorista, ¿se seguirá aplicando?
-Eso está en el programa de la presidenta Bachelet, de que no se va a aplicar. Es muy claro y no hay nada más que decir.

Con las forestales, ¿cómo se reconvierte el trato?
-Hay que sentarse a la mesa. Estoy hablando con todos, porque el diálogo y la conversación es un método de trabajo. Mientras no se dialoga uno no puede saber la profundidad de los problemas. Nadie le va a contar a uno si uno no va para allá.

¿Va a haber algún tipo de mea culpa en esta pasada de la presidenta por los errores cometidos durante los gobiernos de la Concertación? ¿Y los casos de Catrileo, Mendoza Collío y Lemún?
-Yo soy intendente y no me corresponde pronunciarme sobre las autoridades, en ese terreno no voy a entrar.
Pero a su juicio, ¿debería haber algún tipo de reparación hacia esas víctimas y sus familias?
-Como digo, no voy a entrar en materias que corresponden al ámbito político nacional, soy un simple intendente de provincia y un modesto militante de base.

¿Cómo ha sido la reacción de los colonos ante este perdón que pidió? Es primera vez que se les considera así, siendo que son el jamón del sándwich.
-Ellos están de acuerdo, han habido muchas cartas de apoyo en los diarios de la zona. Me reuní con la multigremial dos horas, fue una reunión franca, conversamos con las cartas sobre la mesa. Y acabo de estar con el señor René Urban, de Ercilla, y otros propietarios, y voy a seguir reuniéndome con todos. No hay temas tabúes ni personas con las que yo no vaya a reunirme para tratar de resolver este problema político.

El pueblo mapuche está exigiendo reconocimiento constitucional, autonomía, que Chile se declare un estado plurinacional. ¿Esto está contemplado en el programa?
-Mira lo que te voy a decir, y escúchame con toda atención: esos temas están colocados por el Estado chileno. El Estado los colocó cuando aprobó el convenio 169 de la OIT, es una ley de la república. Ahí se habla de los temas culturales, de la autonomía, del reconocimiento, de la participación política, de los territorios, de los recursos naturales, de las reparaciones, de las indemnizaciones.

Pero en la Constitución no está reconocido el pueblo mapuche.
-No, estoy diciendo que en ese instrumento jurídico internacional están todos esos conceptos. Hay otro instrumento internacional que el Estado chileno firmó y es la Declaración de la ONU sobre los pueblos indígenas el año 2007. No es que algún dirigente de una comunidad perdida por ahí esté usando estos conceptos que asustan a muchos chilenos. Cuando dicen, los mapuches quieren autonomía, yo digo, está en la ley. Falta que el Estado reconozca que es plurinacional, que hay pueblos y naciones anteriores al Estado chileno y eso debe estar en la Constitución. En consecuencia falta que los indígenas participen de los órganos del Estado en tomar decisiones colectivas obligatorias. Ese es un tema político que seguramente va a surgir cuando se discuta la nueva Constitución.

Cuando presentó el libro Escucha Winka, entre otras cosas dijo que al pueblo mapuche le faltaba aspiración de poder.
– La sociedad chilena es muy ignorante respecto a estos temas, pero digamos lo siguiente: entendamos que el pueblo mapuche fue una sociedad sin Estado. Fue un poder diseminado en los lof, en los territorios, en los ayllarewes, en las comunidades. No es el típico poder centralizado del Estado moderno que tiene el monopolio exclusivo de la fuerza. Aquí el ejercicio del poder era de otra manera, pero el mundo de hace 500 años no es el mundo de hoy. En la vida uno tiene que adaptarse y el mundo mapuche se adaptó perfectamente bien a la colonización española y logró sobrevivir 400 años. Pero hoy día el tema del poder político, social, económico, intelectual, es una de las tareas que creo que están pendientes. Pero ese es mi punto de vista. Eso le toca decidirlo a las propias comunidades y sus líderes.

¿Por dónde pasa esa adaptación? Hoy en día no existe una sola voz, un solo representante. ¿Cómo se lleva el diálogo con tantas voces?
-Eso forma parte de la cuestión central. El Estado chileno tiene que comprender que se está entendiendo con un pueblo que no tuvo Estado. Por lo tanto el poder está diseminado, no es el poder típico occidental que nosotros aprendemos en las universidades, donde hay soberanía, territorio y poder. No, aquí estamos frente a una cuestión distinta, eso es lo que complejiza el problema, porque la mentalidad occidental chilena no logra entender cómo tratar con un pueblo que tiene muchísimos liderazgos y muchísimos centros de poder. Eso le da mayor complejidad al problema, pero no quita la responsabilidad del Estado de ver cómo lo enfrenta. Aquí se junta la CUT y la Confederación de la Producción y el Comercio y se acabó el tema, pero esa es la lógica de acá, no la del pueblo mapuche.

¿Qué piensa de la actuación de los medios de comunicación sobre el conflicto?
-Los medios de comunicación tienen que hacer su tarea que es comunicar, ejercer su libertad, su derecho a crítica, pero yo creo que no escapan a lo que pasa en Chile. He dicho que la sociedad mapuche no es conocida por la elite chilena, que este es un país muy racista, muy clasista. Los medios de comunicación tienen que abrirse y estudiar y aprender. El Mercurio, por ejemplo, se ha equivocado durante 150 años, no ha logrado nunca entender el mundo mapuche. Lo ha tratado muy mal. Son muy duros de cabeza. Y La Tercera -me estoy tirando con todo contigo- tiene un dueño muy inteligente a quien yo conozco, entonces me gustaría que esa inteligencia se reflejara en los enfoques, para tener una mirada más acorde con los tiempos, con niveles culturales diferentes. La prensa escrita sobre todo está en deuda intelectual, por su incapacidad para entender estos procesos.

Pedro Cayuqueo te comparó en una columna con Obama.
-Jajaja. Gracias al amigo Pedro, pero soy un modesto militante de base, nunca he estado en las élites, he estado en la elite política, pero me he retirado y no formo parte de esos círculos santiaguinos sociales ni de ninguna naturaleza.

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