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Cultura

10 de Junio de 2014

Jodorowsky y el estreno de “La danza de la realidad” en Chile: “Si renunciaran todos los jurados del Fondart, iría”

Pasaron 24 años para que Alejandro Jodorowsky, hoy de 85 años, volviera a hacer cine. Fue en 2013 cuando realizó “La Danza de la Realidad”, película filmada en Tocopilla y basada en la biografía del autor publicada en un libro homónimo, que se convirtió en best seller en 2001. El film cuenta su vida y la historia de sus padres, Jaime Jodorowsky y Sara Prullansky en Tocopilla, en el contexto de la llegada del militar Carlos Ibáñez del Campo al poder, y la posterior persecución de su padre por ser comunista y judío. Representado por Jeremías Herskovitz, Alejandro Jodorowsky tiene nueve años en la historia contada en la película que se estrena este 19 de junio en los cines chilenos.

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jodorowsky efe

“La Danza de la Realidad” se presentó en Cannes y ha dado la vuelta al mundo proyectándose en distintos festivales y salas de cine, logrando una buena audiencia en Estados Unidos donde ha cosechado buenas críticas de los periódicos más importantes del país, como el New York Times y el Washington Post. Pero en Chile la cosa ha sido un poco más difícil: no obtuvo ayuda del Fondart, costó encontrar salas donde la quisieran estrenar y fue calificada para mayores de 18 años, lo que el autor considera un “golpe económico muy fuerte, como para hundir la película”.

Hasta ahora Jodorowsky no había hablado del estreno de La Danza de la Realidad en Chile, y en entrevista con The Clinic Online no dudó en decir que los jurados del Fondart que no le otorgaron financiamiento eran unos verdaderos cretinos.

La Danza de la Realidad contó con un 50% de financiamiento francés, con la inversión de Michel Seydoux; otro 25% mexicano a través del mexicano Moisés Cosio; un 12,5% chileno-japonés por Xavier Guerrero Yamamoto, y el resto es del propio director. Por eso, Jodorowsky, medio hastiado en el teléfono desde París, dice que su película es “francesa, mexicana y tocopillana, más que chilena, porque Tocopilla me ayudó”.

Con sus siete películas, Jodorowsky logró forjarse el prestigio que goza hoy en el mundo del cine arte, y sus películas han sido exhibidas en Cannes y en el MoMa de Nueva York, entre otros connotados lugares. Conversamos también sobre el resto de su carrera cinematográfica, los mitos que rodean a La Montaña Sagrada, la película que financió John Lennon, y Dune, mega-film que nunca realizó y que contaría con la presencia de Salvador Dalí, Orson Welles y Mick Jagger, entre otros gigantes.

Además, nos contó de su nuevo proyecto cinematográfico “Juan Solo”, de cuando le tiró el tarot a Michelle Bachelet y también aprovechó de quejarse porque a Alexis Sánchez le dieron una calle en Tocopilla y a él no. “Me tenían listo pero me borraron y se la dieron al futbolista”, disparó.

-¿Por qué hiciste la película?
Bueno esa pregunta es surrealista porque ¿por qué quiere uno hacer algo? Yo no sé, de pronto, es como un sueño. ¿Por qué soñaste esto? ¡Porque lo soñé! De pronto, por una serie de circunstancias decidí hacer la Danza de la Realidad, eso. ¡Ah! ¡Ya, ya ya! ¡Ya sé por qué! Porque Xavier Guerrero –productor del film- se presentó a mí como un joven entusiasta y dijo que tenía 250.000 dólares para que yo haga una película, que él los ponía. Bueno, entonces yo también pongo dije, pero con eso no hacemos una película, y me dijo “sí, pero en Chile el Fondart nos va a donar 400.000 dólares y vamos a hacer a hacerla”. Y entonces yo dije: “si hacemos la película en Chile, será La Danza de la Realidad que sucede en Tocopilla”. Pero se equivocó porque no nos dieron nada jaja.

-Claro. ¿Qué te pareció que no te dieran el Fondart?
Bueno, me parece realmente una estupidez, jaja. Porque acabo de recibir una medalla del Senado de Francia por fomentar las relaciones culturales entre Chile y Francia. Luego, la película está en todas las ciudades de Estados Unidos y la ha ido muy bien en taquilla. Será estrenada en Japón, tuve el primer premio en Suiza, entonces hay que ser muy cretino para no ayudar a la cultura chilena y después, cuando presentamos en Cannes y pasa todo, dicen “’!ah! la industria chilena ayuda a sus artistas”.

-¿Por qué crees tú que no te lo dieron?
Si yo no sé quién es el jurado del Fondart cómo te lo puedo decir. Debe haber un cura entre ellos ¿no? Algo así.

-Ahora el Consejo de Calificación Cinematográfica, dependiente del Mineduc, calificó tu película como prohibida para menores de 18 años y la producción de tu film se ha quejado. ¿Qué te parece?
Desde ya en Chile los distribuidores se portaron cobardes porque decían que es una película artística, no nos interesa, queremos películas de acción americanas, esas dan dinero. Fue muy difícil conseguir un distribuidor y luego fue muy difícil conseguir las salas. Se consiguió. ¿Y cómo se consiguió? Yo decidí, por ser Chile, no pedir ningún avance en dinero. Generalmente se pide a los distribuidores un avance. En Japón pagaron 100.000 dólares por tener la película. A pesar de eso, fue difícil. Y cuando se logra eso, ponen la calificación para 18 años disminuyendo el público. Es un golpe económico muy fuerte, como para hundir la película, como para hacerla pasar como algo inmoral, todas esas tonteras, entonces no sé qué pensar, te juro.

-¿Vendrás al estreno en Chile?
No, no voy. ¿Cómo voy a ir? Jajaja. Si renunciaran todos los jurados del Fondart iría, te juro que iría pero tendrían que renunciar.

“Esta película es tocopillana, más que chilena”

Alejandro Jodorowsky rodó La Danza de la Realidad durante varias semanas en su natal Tocopilla, reconstruyó su casa de infancia y la tienda de su familia y cuando pensó dónde podía estrenar mundialmente el film pensó en Tocopilla. “Se tiene que estrenar ahí”, dijo. El acuerdo no fue difícil con su productor, Xavier Guerrero y se alistó todo para concretar su sueño. La idea era hacer una alfombra roja donde pasara todo el pueblo vestido de gala pero la falta de apoyo de la mayoría de las empresas locales lo impidieron y finalmente se realizó una sencilla pero emotiva proyección en el Estadio Ascanio Cortés ante unas 8.000 personas, que se vieron a ellos mismos o a sus familiares aparecer como extras en la película de Jodorowsky, que no pudo asistir por razones de salud y de trabajo, aunque envió un video agradeciendo a la ciudad por todo su apoyo.

-Grabaste toda la película en Tocopilla. ¿Cómo fue ese proceso?
Sí, estuve dos meses preparándola en Santiago, cinco semanas en Tocopilla y otras dos en Santiago de vuelta. Yo me fui de Tocopilla cuando tenía nueve años. Nunca más volví y la encontré idéntica. Las mismas casas, las mismas calles, todo, excepto la tienda de mi padre –La Casa Ukrania- que se había quemado justo al lado del cuartel de bomberos, jaja. Era un hoyo negro en medio de la calle y yo la reconstruí tal cuál era.

-Viviste durante algunos días en la casa de su niñez, ¿no? ¿Cómo fue esa experiencia?
Vaya pregunta. Si yo te lo preguntara a ti ¿tú sabrías la respuesta? Es algo muy fuerte emocionalmente. No sólo dormir en el lugar donde dormía, andar en la calle por donde andabas. Para mí la calle 21 de mayo era una calle no más, una cuadra, con una plaza enfrente, era mi mundo, mi universo, era inmenso, y cuando llegué era chiquito. Es una gran diferencia la mirada infantil a la mirada de adulto. Es como retroceder en la memoria… imagínate que la peluquería donde me raparon cuando niño estaba ahí, la atendía un japonés, y entré a verla y ¡me encuentro con el mismo japonés! casi me desmayé. Era un viejo de ochenta años, y en realidad era el hijo del japonés que yo conocí y estaba ahí con la peluquería igual, no había cambiado ni un mueble. O sea, que yo volví al pasado. ¿Qué crees que me va a producir? Un choque emocional fuerte ¿no?

-Hiciste el estreno mundial de La Danza de la Realidad en Tocopilla ante 8.000 personas. ¿Por qué lo quisiste hacer así? No es muy común estrenar una cinta de este calibre en una ciudad tan pero tan pequeña.
Fue para burlarme de los tapices rojos, de la cosa de las estrellas, las huevadas de la televisión, toda esa porquería. El cine para mí es un arte puro no esa porquería industrial e imbécil, entonces, decidí presentarla donde se debía. Mi película es francesa, mexicana y tocopillana, más que chilena, porque Tocopilla me ayudó. Todos trabajaron. Más de trescientas personas haciendo de mineros todos hambreados, el ex alcalde hizo su papel de alcalde, todo el mundo colaboró. Había que parar el tráfico por las calles y lo pararon. Realmente fue una ayuda increíble. Fue muy emocionante trabajar con ellos porque para ellos es muy importante ser conocidos. En este momento como La Danza de la Realidad se está dando en todo el mundo, objetivamente, Tocopilla es la ciudad más conocida de Chile.

El cine de Jodorowsky

Jodorowsky comenzó con los largometrajes en 1968 con Fando y Lis, y ganó fama mundial con El Topo y La Montaña Sagrada, de 1970 y 1973 respectivamente. Después se mantuvo alejado de las grandes pantallas hasta 1989 cuando lanzó Santa Sangre, y en 1990 incursionó en un cine más industrial con El Ladrón del Arcoiris, con Peter O’Toole a la cabeza, pero no se sintió cómodo con las presiones de las productoras. Tanto, que pasó 24 años fuera de las salas de cine hasta el 2013, que filmó La Danza de la Realidad.

Sin embargo, fue durante los 70’s cuando su nombre estuvo de moda en el ambiente artístico, esotérico e intelectual, gracias a sus películas de cine arte cercanas a la metafísica, la espiritualidad y el simbolismo. Con esta impronta logró que John Lennon, el rey de los hippies, le pasara un millón de dólares para que hiciera La Montaña Sagrada, que iba a contar con el protagonismo de George Harrison, que se bajó del proyecto para que no le limpiaran el culo en cámara. Años más tarde, sería Marylin Manson el músico que se interesaría en su trabajo, proponiéndole grabar una película inspirada en La Montaña Sagrada, pero nunca encontró financiamiento y todo quedó en nada.

-La Montaña Sagrada fue financiada principalmente por John Lennon… ¿cómo recuerda ese episodio de su carrera?
Sí, sí. John Lennon le pidió a su agente, Allan Klein –también productor de la película-de darme un millón de dólares para yo hacer lo que quisiera, y me lo dieron.

-¿Y cómo fue ese encuentro?
Mira, yo fui con mi fotógrafo, estaba John Lennon, Yoko Ono y había un activista contra la guerra de Vietnam que se llamaba Jerry Rubin, que había escrito un libro que se llamaba “Do It!”. Y estaban los tres ahí, en su departamento. Yo fui con mi fotógrafo Rafael Corkidi y me senté con ellos que estaban tratando de escribir la letra de una canción. Y Corkidi no se sentó, y yo le dije después, “oye Corkidi ¿por qué no te sentaste?” y me dijo “es que estaba tan impresionado que no pude doblar las rodillas”, jajaja. Entones claro, eran las super-star de la época, pero yo estaba joven y nunca me impresioné mucho con las cosas de éxito. Yo me lo tomé naturalmente. Me invitaron, admiraban mi película y me sentí muy bien, comprendido.

-Oye, hay un mito respecto a La Montaña Sagrada que dice que tus actores tomaban LSD para el rodaje y así lograr ese aire místico que tiene.
Eso es una mentira pues oye. Eran gringos, gente que correspondía al personaje, no eran actores. Y bueno, en privado yo no sé qué toman ni que fuman, ese no es mi asunto, pero para filmar todo el mundo sobrio ¿eh? Es muy difícil filmar.

-¿Y es verdad que George Harrison iba a ser el protagonista de La Montaña Sagrada?
Es realmente cierto. Hasta lo puse en un libro. Porque le gustó mucho el guión, Allan Klein –productor del film y de The Beatles- fue el que se los dio a leer a ellos. Y Harrison dijo que quería ser el personaje del ladrón, y yo lo fui a ver al hotel Plaza que está frente al Central Park en Nueva York. Tenía un piso entero para él y estaba entero vestido de blanco, impresionante. Me recibió como si fuera un gurú. Y me dijo: “quiero hacer la película”. Y yo me puse feliz, claro, porque iba a ser un golpe formidable. “Pero hay una escena que no quiero hacer”. ¿Una escena cuál?, le dije yo, “pues cuando el maestro me limpia el culo en una pileta donde hay un hipopótamo, yo no quiero mostrar mi ano”, me respondió, jajajaja. Entonces yo le dije: “Usted tiene que vencer su ego, va a ser para todos los jóvenes una prueba inmensa de un astro que muestra el ano, que ha vencido el ego y se da al arte”. “No puedo”, me dijo al final. Y bueno, yo lo rechacé. Le dije que no podía hacerlo con él, y busqué a un actor desconocido, a un cómico –Horacio Salinas, actor mexicano-. Si yo lo hubiera aceptado hoy en día sería millonario ¿sabes? Pero se hubiera desvirtuado porque cuando tú usas una estrella te van cambiando las cosas y ya no puedes hacer lo que quieres. Las estrellas son muy nefastas para el cine de arte.

-La Montaña Sagrada es una especie de ruta mística de tus personajes hacia su propia liberación, ¿es cierto que está basada en el Eneagrama, el sistema psicológico de clasificación de personalidades que haría popular, entre otros, el chileno Claudio Naranjo?
Sí. Mira, yo tuve que interpretar en esa película a un maestro, y bueno, yo no era un maestro y entonces conseguí a Oscar Ichazo, que tenía un grupo que se llamaba Arica en Estados Unidos y él vino a México a iniciarme. Y me enseñó el Enegrama y yo organicé mi película en torno a eso. Después se hizo muy famoso. Cuando hice La Montaña Sagrada eso no se conocía, se conocía en privado no más, era esotérico. Y luego se dio a conocer y ahora todas las librerías esotéricas tienen libros sobre el tema con autores como Claudio Naranjo, que fue discípulo de Ichazo. Y bueno, eso viene de Gurdjieff, un esoterista genial que llegó a Francia y luego fue a Estados Unidos a comienzo del siglo XX.

Escena de un ritual chamánico en La Montaña Sagrada

Jorodowsky’s Dune, el mega film con Dalí, Welles y Jagger que nunca vio la luz

Después de La Montaña Sagrada, allá por 1973, Jodorowsky pensó su proyecto más ambicioso: realizar Dune, una película de 12 horas basada en la novela de ciencia ficción de Frank Herbert. El proyecto era millonario y pretendía ser épico: para su elenco ya tenía confirmados a Salvador Dalí, Orson Welles y Mick Jagger, entre otros. Pero la idea no llegó a realizarse y se convirtió en un no-film de culto, tanto así, que el 2013 se estrenó “Jodorowsky’s Dune”, un documental de Frank Pavich que cuenta toda la historia detrás del proyecto y que ahora lucha por competir en el Oscar 2015.

-En el tráiler de “Jorodowsky’s Dune” dices que Dune pretendía recrear la experiencia del LSD en el cine y así cambiar la mente de las personas que la vieran. ¿No era un poco excesiva la idea?
Mira, cuando tú tomas LSD, según lo que me han dicho, y según lo que vi, porque Oscar Ichazo para enseñarme a ser el maestro de La Montaña Sagrada me hizo tomar una dosis de eso que me duró ocho horas para iniciarme, vi muchas imágenes. En el cine es igual, ves muchas imágenes. Cuando lo relaciono con el LSD o el ayahuasca o lo que sea, me refiero a que la persona conozca su alma, es decir, la belleza de su mundo interior, es eso. Todos nosotros tenemos millones y millones de neuronas cerebrales y llevamos un mundo interior fantástico. La labor del arte es despertarte la belleza interior, aprender a verla.

-Ya. En Dune iba a actuar Dalí y te iba a cobrar 100.000 dólares -50 palos chilenos- por una hora. ¿Qué iba a hacer en la película?
¡Oye pero quieres que te cuente toda la historia pues! Mira, Dalí iba a ser el emperador loco de la galaxia. Pero yo le dije que como me quería cobrar 100.000 dólares, yo lo arrendaba una hora como actor, y como no le podía pagar más, iba a hacer un modelo hiperrealista de él para que el robot actuara, con un actor adentro. Y dijo que sí siempre que el muñeco se lo regalara después para su museo. Y yo le dije que sí. Pues bueno, después nunca se hizo la película y no se concretó nada.

-¿Y Jagger, qué iba a hacer?
¡No te puedo contar toda la película! Estaba Gloria Swanson también que estaba vieja que iba a ser la papisa de las monjas iluminadas. Cada cual tenía un rol, muchos otros actores. No me vas a creer así que no te digo más.

Trailer de Jorodowsky’s Dune

-Jajaja. Oye, siempre dices que el cine no genera dinero y que es un arte sagrado al que no le viene bien el lucro, pero definitivamente ganas plata. ¿Con qué ganas entonces?
Con el cómic. Yo hago un libro cada dos meses. Trabajo siempre con cinco dibujantes, es como una industria. Y ese es un arte industrial pero digno. Ahora precisamente estoy dibujando “Los hijos del Topo” con un dibujante mexicano. Va a estar fantástico.
Y claro, porque el cómic se vende mucho más que la literatura, a menos que sean best seller, acá en Francia se vende mucho.

-A propósito del cómic, fuiste el creador y guionista de El Incal, junto al dibujante francés Moebius, que se convirtió en uno de los cómics más vendidos de la historia de Europa y ha sido traducido a una veintena de idiomas. Ahora, el director de Drive, Nicolas Winding, espera llevar El Incal al cine. ¿Sabes si efectivamente se realizará?
Está tratando pero pidió que le dieran quince años de derechos. Calculó que le iba a costar 200 millones de dólares, entonces para conseguir el financiamiento necesita mucho tiempo, algún día lo hará.

-Usted y Moebius demandaron a Luc Besson por supuestamente plagiarle el cómic El Incal en “El Quinto Elemento”, la famosa película. ¿Sigue pensando eso?
Ni yo ni Mobieus, fue el editor del Incal, pero perdió el juicio. ¿Sabes por qué? Porque Moebius nos traicionó y se puso a trabajar con Besson para hacer “El Quinto Elemento”. El dinero lo atrajo. Y, claro, no es un plagio, pero tiene muchísimo: la ciudad pozo, los personajes, ¡si llamó hasta al mismo dibujante! Él es muy conocido de agarrar cosas además, a mi no me molesta que me roben, es como un homenaje.

-Dicen que le diste a Katsuhiro Otomo, el dibujante japonés creador del manga Akira el final del que quizás sea el cómic más importante de Japón. Es delirante… pero ¿es verdad?
Jaja, sí, sí, eso lo tengo que aclarar. Mira, es que cuando fui a presentar Santa Sangre a Japón me dijeron que a qué personalidad quería conocer y yo dije Otomo, porque quería trabajar con él, y de hecho, íbamos hacerlo, firmamos un contrato y todo pero él abandonó el cómic después. Entonces bueno, tú sabes que los japoneses son muy cerrados en sí mismos, pero cuando beben son muy abiertos, y Otomo me invitó a un restorán chino, fuimos servidos por una geisha japonesa y pidió una botella de whisky, jaja. Y yo no bebo ni bebía alcohol, porque mi hígado me lo impide. Pero por civilización bebí con él, me emborraché como nunca y él me dijo que no podía terminar Akira. Entonces, tomé un lápiz y le hice una raya en una servilleta y no me acuerdo qué le dije. De pronto, en una entrevista, él contó que yo le había dado el final de la serie, pero soy inocente porque no me acuerdo qué le dije, jajaja.

-¿Tienes otro proyecto cinematográfico en mente?
Sí, sí. Ya tengo la mitad del dinero. Estoy buscando la otra mitad. Será en México y se va a llamar “Juan Solo”, es un cómic que yo hice, dibujado por un gran dibujante que se llama George Bess, y lo voy a hacer en película. Es la historia de un nene que encuentran en la basura, lo han tirado, y él tiene que subir por todos los escalones de la sociedad, desde el hampa hasta la cultura, hasta que llega a sacrificarse por el pueblo, él da su vida, llega a la santidad, al sacrificio. Si todo va bien ¿ves tú?, comenzaríamos a prepararla en diciembre, porque tengo que descansar, estoy muerto de cansancio. De hecho, esta entrevista la hago porque me caíste simpático y porque me gusta The Clinic, si no no la haría, estoy agotado.

-¿Para Juan Solo tienes actores confirmados?
El actor principal será mi hijo Adán. Yo trabajo con mis hijos no trabajo con estrellas. Y un actor secundario será Brontis, que en La Danza de la Realidad es el protagonista.

“En Tocopilla Iban a poner una calle con mi nombre pero me borraron y pusieron al futbolista”

-En una entrevista de ABC de España dijiste que le tiraste el tarot a dos presidentes chilenos. Uno de ellos fue Michelle Bachelet, durante su primer período.
Bueno, sí, sí. Lo dije y fue una especie de indiscreción. Pero ni siquiera sé las preguntas que me hacen porque no me las dicen. A Bachelet le dije, como a todos: elija tres cartas y piense una pregunta. No me la diga y yo le voy a decir lo que dicen las cartas, porque es un lenguaje. Yo leo el tarot, no hago visiones, no leo el futuro, ni nada. Y le digo esto dice esto, esto, y esto. Si le habla, seguimos. Si no le habla, trataré de darle otra lectura. Y ella me dijo: “sí, sí me habla. Otra pregunta”. Pero nunca supe lo que preguntó y así estuvimos casi una hora y al final le dije: qué curiosidad saber lo que preguntó y me respondió: “Mire Alejandro, tal vez, cuando termine mi período le podré contar”. Pero nunca me contó porque no la volví a ver, jaja.

-¿Cuál era el otro presidente?
No me acuerdo. Es algo muy personal, llegó por algo de su hija, que se había enamorado… pero no me acuerdo. En realidad, no me quiero acordar, jajaja.

 -Ahora se está discutiendo en Chile la posibilidad del aborto terapéutico, por casos de violación e inviabilidad del feto, ¿qué te parece esto?
En todos los países civilizados eso no se discute, Chile se comporta, ¡no sé cómo! ¿Cómo pueden prohibirlo?… ¡y España está aún peor! Esas son cosas trogloditas. La mujer tiene derecho a disponer de su cuerpo. Es una cosa religiosa estúpida machista. El hijo tiene que ser hecho en el vientre con amor. Si una madre hace un hijo obligada, ese hijo va a tener una vida de perro. Es indignante. Ya la iglesia y el Opus Dei deberían ponerse en el siglo XXI y dejar de poner encima de la gente una moral caduca que viene de la edad media. Los curas tienen que casarse, porque cuando no lo hacen son degenerados y las monjas también. La religión debe ser auspiciada por parejas, papa y papisa, el tarot lo dijo en el año 1000.

-¿Educación gratuita para Chile?
Yo digo que las cosas no deben ser gratis pero deben tener un precio justo. Cuando se lucha por la educación gratis yo antes pregunto ¿qué educación.? ¿Quién la da? ¿Quiénes son los dueños de la universidades? ¿Qué ideas tienen, qué política, qué religión, qué moral? Hay que revisar el fondo, hacia dónde va. Quizás eso que estás pidiendo gratis es tu veneno. Hay que transformar la educación porque está caduca. La educación actual se refiere solo al intelecto. Como seres humanos tenemos el intelecto, la emocionalidad, la sexualidad, la creatividad y el cuerpo. Se está educando seres mutilados, a puro intelecto, y cuando es solo eso es una catástrofe.

-Pero fuera de eso no le parece excesivo e injusto que uno tenga que desembolsar 500 dólares al mes por estudiar en la universidad?
Pues claro. Es una selección de neurosis social. Es el gran desprecio de los pitucos, de las castas poderosas a los que tienen menos. Siempre son castas. Fueron los militares, hoy son otros que tienen derechos y ventajas. Y siempre hay una tremenda cantidad de pobres y eso es lo que hay que arreglar. Hay que arreglar el derecho para todos de la educación.

 -Para terminar, ¿va a hinchar por Chile en el Mundial?
Todo artista que quiere quedar bien habla bien del futbol, eso no falla. Gran admiración al fútbol, grandes alabanzas. ¡Yo en mi vida he visto un partido porque el fútbol no me interesa! Los artistas son hipócritas, porque estoy seguro que les importa un comino que le dan de patadas a una pelota. Yo no voy a estar gritando como un enajenado, es un juego patriotero y la gente le da mucha importancia. Imagínate que en Tocopilla iban a poner una calle con mi nombre pero me borraron y pusieron al futbolista –Alexis Sánchez-. Los futbolistas valen mucho más. Pero yo entiendo, está bien, no estoy celoso, no me importa tener una calle. Yo sé que con esto me inmolo, pero no me importa, ya está, no me gusta el fútbol y ya, me da igual.

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