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Cultura

5 de Agosto de 2014

Puerto Ideas trae a Chile al escritor israelí David Grossman

El escritor israelí más relevante de las últimas décadas, severo crítico de las políticas militares de su gobierno, integra la lista de nombres que adelantó Puerto de Ideas para su festival de este año en Valparaíso.

Por

David Grossman

Imagen Youtube

El 10 agosto de 2006, en el contexto de la Segunda Guerra del Líbano, David Grossman (Jerusalén, 1954) armó una conferencia de prensa junto a dos escritores de su país para pedir al gobierno de Israel un cese al fuego y la negociación de salidas pacíficas. Dos días después, un oficial golpeó la puerta de su casa para informarle que el sargento Uri Grossman, su hijo de 20 años, había muerto en el Sur del Líbano alcanzado por un misil de Hezbolá. El novelista publicó una carta que comenzaba así:

“Hace tres días que prácticamente todos nuestros pensamientos comienzan por una negación. No volverás a venir, no volveremos a hablar, no volveremos a reír. […] En estos momentos no quiero decir nada de la guerra en la que has muerto. Nosotros, nuestra familia, ya la hemos perdido. Israel hará su examen de conciencia, y nosotros nos encerraremos en nuestro dolor”.

Ese encierro duró muy poco. Pronto estuvo de vuelta para cuestionar, ahora mucho más, la compulsión belicista de su gobierno y la inexplicable renuncia al diálogo entre las partes. Por mientras ha seguido escribiendo largas y exitosas novelas, urdidas a fuego lento, entre las cuales destaca inevitablemente La vida entera (2010): una madre judía, cuyo hijo se ha enrolado en el ejército, se lanza a caminar por el país sin rumbo, sin tregua, sin celular, con el solo objetivo de no estar en su casa cuando lleguen a avisarle que su hijo ha muerto. Hablar de su hijo mientras camina, recordar su vida en voz alta, es su forma de mantenerlo vivo a pura negación. Grossman empezó a escribir la historia seis meses antes de que su hijo Uri entrara al ejército: “Por aquel entonces yo tenía la sensación de que escribiendo, de alguna manera, estaba salvando a mi hijo de la muerte”. Para cuando Uri murió, el libro estaba casi terminado.

Si sus novelas evitan la explicación cándida, reduccionista, lo mismo corre para su activismo por la paz. No es Grossman un pacifista de corazón blando: “No embellezcamos la situación”, declaraba en 2010, “Oriente Próximo nunca ha aceptado el derecho de Israel a existir. Aunque no lo idealizo, quiero tener un Ejército muy fuerte porque no confío en la buena fe de los países árabes. Como entiendo, también, que no confíen en nosotros”. Dicho esto, ha sido un crítico incansable de los “nacionalistas bárbaros y salvajes” de la extrema derecha israelí: “un pequeño grupo devoto que ha secuestrado una nación entera”, usando los traumas del pueblo judío para mantenerlo en un estado de desesperación constante y así borrar de la conciencia colectiva cualquier esperanza de paz, cualquier consideración por el otro. Cierto es que Hamas vive del mismo negocio, pero ése es para Grossman el mayor triunfo de la derecha israelí: aterrar a todo un pueblo con la idea de que, aun siendo más fuertes, están atrapados por la lógica de quien dirige al más débil.

En la carta ya citada, le escribía a su hijo muerto: “Eras el izquierdista de tu batallón, pero te respetaban porque mantenías tus posiciones sin renunciar a ninguno de tus deberes militares. […] Decías que, si había un niño en el coche que acababas de detener, lo primero que hacías era tratar de tranquilizarle y hacerle reír. Y te acordabas de aquel niño, más o menos de la edad de Ruti, y del miedo que le dabas, y lo que él te odiaba, con razón. […] De Uri aprendí que debemos defendernos, sin duda, pero en los dos sentidos: defender nuestras vidas, y también empeñarnos en proteger nuestra alma, empeñarnos en protegerla de la tentación de la fuerza y las ideas simplistas, la distorsión del cinismo, la contaminación del corazón y el desprecio del individuo que constituyen la auténtica y gran maldición de quienes viven en una zona de tragedia como la nuestra”.

El Festival Puerto de Ideas volverá a reunir en Valparaíso a pensadores, científicos y artistas de la primera fila mundial. Para esta cuarta edición (del 7 al 9 de noviembre) ya están confirmados, además de Grossman, el historiador neoyorquino Robert Darnton (director de la biblioteca de Harvard y experto en bibliotecas digitales) y el antropólogo francés Bruno Latour, quien estudia la relación entre naturaleza y cambio social y se permite llamar a Slavoj Zizek “un viejo cretino”. La cartelera del Festival terminará de conocerse en septiembre.

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