Nacional
30 de Septiembre de 2014El exconvicto que defiende firmemente a John O’Reilly: “Hay una persecución contra la Iglesia”
Cristián Espinoza se sienta en Tribunales junto a los padres y apoderados del Colegio Cumbres que llegan todos los días a mostrar su apoyo al sacerdote acusado de abusar de dos exalumnas. Dice que el cura, líder de los Legionarios de Cristo, le ayudó a conseguir trabajo y que es "absolutamente inocente".
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Cristian Espinoza llega casi todos los días pasadas las 10:30 de la mañana con la misma ropa al juicio de John O’Reilly: Un overol gastado, gris con rayas rojas a los lados y un polerón con capucha debajo. Se sienta con los cerca de 10 apoderados del Colegio Cumbres que cada día llegan al Centro de Justicia a apoyar al sacerdote irlandés acusado de abusar supuestamente de dos alumnas entre 2007 y 2012. Cuando hay un receso, aprovecha para saludar con un abrazo y una sonrisa a los apoderados, y, por supuesto, a O’Reilly, líder de los Legionarios de Cristo y a quien considera “absolutamente inocente”.
El juicio comenzó el viernes 1 de agosto y durante este tiempo el Ministerio Público han presentado todas las pruebas que acreditarían el delito del religioso contra dos hermanas, que en la actualidad tienen 8 y 12 años. Es ahora el turno de la defensa de presentar su caso, para lo que han estado citando a declarar principalmente a funcionarios del colegio, particularmente de la administración, ya que los supuestos abusos habrían sido en una de las oficinas.
Desde el inicio del juicio, e incluso ya desde agosto del año pasado, en la formalización de O’Reilly, Espinoza ha mantenido su vigilia. Es católico, aunque tiene amigos “en todas las religiones” y “rematáo”, como dice él. Se refiere a personas que han sido condenadas por segunda vez y por “por cosas graves”, dice. Cuenta que conoce a O’Reilly hace cinco años y que “ha ayudado a mucha gente a través de sus contactos con empresas de fundamentos cristianos”. Dice que el sacerdote ha ayudado a muchos exconvictos a encontrar trabajo: “Los ha sacado del área delictual. El rematado de la cárcel es un delincuente que ha cometido graves faltas, o sea, estái prácticamente sentenciado. Si imagínate que para una persona con antecedentes es difícil conseguir trabajo, pa un rematáo es cien veces más difícil. Él consigue trabajo para personas que tienen este problema”. Espinoza además agrega que a O’Reilly “no le gusta que se sepan estas cosas pero yo las digo porque es la realidad. Y por eso lo venimos a apoyar”.
Espinoza se suma a una decena de apoderados del colegio que se turnan cada día para estar en las audiencias que duran desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. Unos llegan temprano y se van antes del mediodía y otros llegan pasadas las 11 y se quedan hasta el final; pero siempre hay alguien en las bancas que están en la fila detrás de John O’Reilly y sus abogados defensores, encabezados por Luis Hermosilla. El año pasado, el apoyo al sacerdote llegó a la polémica cuando más de mil personas firmaron una carta en la que se leía: “No podemos callar frente al dolor infinito de un hombre inocente imputado por el más vil de los delitos”.
Al final de cada audiencia Espinoza espera paciente a que O’Reilly hable con sus abogados y esté listo para salir. Le sujeta la puerta y se va caminando tras él, lo alcanza y conversan hasta llegar al auto del religioso. Dice que pertenece a la Pastoral penitenciaria de la Iglesia Católica y siente que el caso contra el cura es “una injusticia” y que “hay mucha persecución contra la Iglesia, de gente que quiere que la Iglesia no opine. Hay gente muy mal intencionada. Y la forma de sacar al pueblo de la Iglesia es mintiéndole, diciendo: ‘no, estos son abusadores. Estos están haciendo cosas malas’. Veo que es un juicio injusto porque con plata de todos los chilenos estarle pagando a un fiscal para que siga un caso donde ¡la única denuncia es que el sacerdote le regaló dulces a la niña y le dio la mano!”
El Ministerio Público, sin embargo, ha presentado peritajes psicológicos e informes que definen al cura como una persona de “baja autoestima, conducta narcisista e inmadurez de tipo sexual”. También han declarado, además de las menores, sus padres y la trabajadora del hogar de la familia. La defensa, por su parte, ha intentado acreditar, a través de las profesoras y funcionarias del colegio, que las niñas tenían problemas de conducta y que su madre es excesivamente aprensiva.
El abogado Hermosilla, según una nota de Emol, ha dicho que “la madre incluso ha reconocido que en el año 2010 ella amenazó tanto al superior de los Legionarios de Cristo como al sacerdote John O’Reilly respecto a denunciar la existencia de supuestos abusos”. Y agregó que “bastaba con que ella insinuara una cosa de esa naturaleza para que afectara gravemente a la Congregación”.
Espinoza insiste en que se comprobará la inocencia del padre O’Reilly y dice que “la gente del pueblo no es tonta”. Cuenta que está agradecido de “dios y la religión” porque ha visto el cambio que puede ejercer en las personas. “Eso hace que estemos conversando y no te estemos asaltando, golpeando. Y dios tiene derecho a meterse en todas las cosas. Nómbreme otra institución fuera de la religión que esté con los pobres los 365 días del año en cualquier población: no hay ninguna. ¿El The Clinic en qué ha ayudado? Naaa, aónde. Pal ’73 el Clinic ¿adónde estaba? ¡Ni existía! La Iglesia estaba jugándosela por la gente pobre y por los más necesitados”.
Antes de insistir en la inocencia de O’Reilly, dice que la mayoría, el 95% de los internos son religiosos. También aprovecha de decir que “The Clinic debería ser agradecido de dios y la religión. Nosotros creemos en un ser superior. Yo no creo en el humanismo. El humanismo va a ser imperfecto, no importa el color político. Pero un ser superior que creó el universo y todo, es superior a todos los fundamentos humanos. Y la religión con sus virtudes y sus defectos viene de un ser superior. Y el Clinic no debería burlarse de las cosas sagradas. Dios y la religión frenan la maldad en nosotros contra usted, contra todas estas personas. No te hace santo ni bueno, y por eso dios y la religión son tremendamente respetadas en las poblaciones bravas. Pueden faltarle el respeto a cualquier aspecto humano pero a dios y la religión, no”.