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Nacional

19 de Octubre de 2014

Carlos Peña: Sorprende que haya católicos que se molesten con el llamado de atención a curas Berríos, Aldunate y Puga

Esas reacciones muestran una clara incomprensión de la naturaleza de la Iglesia Católica, dice el rector de la UDP en su habitual columna de El Mercurio.

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carlos peña A1

En una semana muy agitada para la iglesia católica, ya no sorprenden condenas como la de John O’Reilly, lo que efectivamente no deja de llamar la atención es que haya feligreses que salten ante situaciones como la petición por parte del nuncio al Arzobispado de antecedentes por los dichos de los curas progresistas José Aldunate, Mariano Puga y Felipe Berríos.

“Esas reacciones muestran una clara incomprensión de la naturaleza de la Iglesia Católica“, dice Carlos Peña en su habitual columna del domingo en El Mercurio.

El rector de la UDP explica que esas airadas reacciones es, evidentemente, no comprender que “la Iglesia se concibe a sí misma como la depositaria de una verdad que habría recibido, a la vez, por revelación y por tradición”; y por tanto posee “una cierta ortodoxia, un puñado de puntos de vista acerca de la condición humana que juzga irredargüiblemente verdaderos y que un católico no puede discutir”.

Pese a que esta institución se concibe como el pueblo de Dios, no se refiere a este primer término (pueblo) en su significado más intrínseco, es decir, democrático.

La iglesia católica, es más que sabido, “no es ni una asamblea de librepensadores, ni una sociedad de debates, ni un seminario de libre discusión acerca de los asuntos públicos, ni una suma de líderes carismáticos”.

Peña insiste entonces en que ¿por qué se extrañan de que El Vaticano investigue con esmero si acaso las opiniones de sus miembros están o no de acuerdo con la ortodoxia? Pero ¿qué esperaban? ¿Aplausos para quienes piensan distinto? La Iglesia Católica incurriría en una grave contradicción performativa si proclamara que es maestra de verdad y de moral, y, al mismo tiempo, permitiera que algunos de sus miembros la pusieran en duda”.

En síntesis, si la Iglesia fuera un jardín de dudas, un ámbito en el que las interrogantes de lo humano pudieran florecer sin ninguna restricción, simplemente dejaría de ser lo que es.

Entonces -plantea Peña- Que la ortodoxia es fundamental en la Iglesia Católica y que por eso es lo más natural del mundo que custodie las opiniones, explica por qué, como observó Max Weber, ella “castiga al hereje, pero es indulgente con el pecador”.

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