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Poder

22 de Octubre de 2014

Más de cien personalidades envían carta al Papa Francisco criticando duramente a Ricardo Ezzati

Un grupo de 105 personalidades del arte, la cultura y la política enviaron una carta al Papa Francisco pidiendo enviar una Visita Apostólica al Arzobispado de Santiago para evaluar el proceder del Cardenal y Arzobispo Ricardo Ezzati, luego de la polémica de los tres curas -Aldunate, Puga y Berríos- que habrían sido denunciados al Vaticano por sus opiniones sobre educación, aborto y homosexualidad.

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Un grupo de 105 personalidades del arte, la cultura y la política enviaron una carta al Papa Francisco pidiendo enviar una Visita Apostólica al Arzobispado de Santiago para evaluar el proceder del Cardenal y Arzobispo Ricardo Ezzati, luego de la polémica de los tres curas -Aldunate, Puga y Berríos- que habrían sido denunciados al Vaticano por sus opiniones sobre educación, aborto y homosexualidad.

La carta tiene como firmantes a la presidenta de la Feuc, Naschla Aburman, el ex diputado Andrés Aylwin, el actor Héctor Noguera, el abogado Roberto Celedón, el ex ministro de Agricultura Jacques Chonchol, el cineasta Andrés Wood, la periodista María Olivia Mönckeberg y el jurista Nelson Caucoto, entre otros, según informa Bío Bío.

“Querido papa Francisco, para encontrar cauces de solución, y por el bien superior de nuestra Iglesia, queremos solicitar respetuosa y responsablemente, que tenga a bien considerar la venida de una Visita Apostólica al Arzobispado de Santiago, para evaluar objetivamente la delicada situación descrita”, finaliza la misiva que reclama por la administración de Ezzati.

Cabe recordar que el Arzobispado, con Ezzati a la cabeza, se vio envuelto en una fuerte polémica luego que trascendiera en la prensa que tres sacerdotes de marcada tendencia progresista fueran denunciados al Vaticano. José Aldunate, Mariano Puga y Felipe Berríos, han emitido opiniones disidentes a la cúpula de la Iglesia sobre temas como la homosexualidad, la reforma educacional o el aborto.

Para los autores de la misiva, “los sacerdotes involucrados (…) se han ganado el cariño y respeto de la mayoría de los chilenos. Ellos son el rostro comprometido y acogedor de una Iglesia cercana a los pobres y perseguidos. Ellos son referentes morales y personas creíbles por su coherencia evangélica, cautivando a multitud de niños, jóvenes y adultos, sin distinción de clase, credo ni ideología. Es sabido que la voz de estos sacerdotes incomoda, entre ellos, a algunos obispos y a grupos vinculados a la Iglesia que ejercen poder”, recalca la carta.

Pero la denuncia a los tres curas mencionados -de la que el Arzobispado se retractó diciendo que fue una petición de la Nunciatura- no fue el único tema tratado. Las personalidades, además, criticaron el manejo económico de la Iglesia dirigida por Ricardo Ezzati, citando el episodio que ligó a la institución a la supuesta apropiación indebida de una filial de Soprole.

“En la Iglesia chilena, vemos opacidad económica que afecta su imagen pública. Los fieles tenemos derecho a conocer con transparencia las fuentes de financiamiento y los gastos de nuestra Iglesia, así como la administración de su patrimonio y los vínculos comerciales con algunos grupos económicos. Nuestra Iglesia necesita liberarse del apego al poder del dinero, que inhibe la libertad evangélica de los pastores. A modo de ejemplo, está la demanda judicial de una familia contra el Arzobispado de Santiago por 200 millones de dólares, por la supuesta apropiación indebida de parte de la propiedad de la filial de SOPROLE, Sociedad Procesadora de Leche del Sur S.A”.

Además, los autores criticaron la forma en que el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, ha llevado la dirección de la institución. Según argumentan, ha faltado “prudencia pastoral cuando el arzobispo de Santiago ha protagonizado una persistente y reñida confrontación pública en la discusión de la Reforma Educacional, donde la Iglesia aparece defendiendo privilegios y mecanismos de segregación que no son compartidos por todo el Pueblo de Dios. Muchos ven en ello la defensa de privilegios, más que servicio al Bien Común. En los denominados temas valóricos, la falta de serenidad y un estilo confrontacional impiden que la riqueza magisterial de la Iglesia ilumine el diálogo social, consiguiendo tensionar la vida cívica del país”, aseguran.

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