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18 de Diciembre de 2014

Especial Cuba: Luis Corvalán: “Fidel Castro no se metió jamás en el PC chileno”

Esta entrevista fue realizada al ex secretario general del Partido Comunista en agosto de 2006, en el especial que The Clinic publicó ese mes sobre Cuba. Corvalán falleció el 21 de julio de 2010, pero antes comentó con esta revista sobre el traspaso de poder a su hermano Raúl y sobre la simpatía con que veía la vía chilena al socialismo.

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Después de que Fidel cediera el poder a su hermano, hay quienes aseguran que ahora empieza la transición…
-Nooo, esos son sueños ¿Y transición a qué? ¿a dónde va a haber transición? En Cuba se elige el Parlamento y allá los parlamentarios no ganan plata; los eligen por barrios o por distritos y aquí no tenemos algo democrático. ¿Qué Cuba no es democrática por qué no hay diarios de oposición y no existe El Mercurio? ¡Puta! ¿Y quién quiere que exista El Mercurio? Y para que haya un Mercurio allá, la plata tendrían que mandarla los norteamericanos y tener sirvientes y traidores ¿y para qué? ¿para que vuelva el capitalismo y las industrias de propiedad particular? ¡No!

Otros afirman que es el bloqueo el que ha mantenido a Fidel en el poder…
-¿45 años de bloqueo? Fíjese cómo se ha aguantado eso. Y además del bloqueo, cuando cae el socialismo en la Unión Soviética, pierde el principal comprador de la producción de azúcar cubana y al país que lo ayudaba. Entonces, 45 años de bloqueo y luego otros 20 de la caída de la U.R.S.S. y se las arregla igual, con inteligencia y con el apoyo popular. Inteligencia porque abrió las puertas de Cuba al turismo. Y en Cuba no se tortura. Jamás.

Pero se persigue a los opositores…
-¿A qué opositores? Hay un número determinado de gente que está en contra de Fidel, pero no se le va a dar un diario u oportunidad de recibir plata de Norteamérica para desenvolverse. Porque acá están los documentos de la CIA y todos los chilenos los conocen. Aquí recibieron dinero de Estados Unidos todos los partidos, menos los comunistas y los socialistas. Y El Mercurio también.

¿Qué cree que pasará cuando muera Fidel? ¿Se recicla Cuba o sigue tal cual?
-Mire, yo espero que él supere este transe. Pero algún día va a morir, es evidente. Yo creo que el régimen sigue. Habrá cambio de estilo. Su hermano Raúl tiene otro estilo. Es un buen orador, pero no un orador tan vehemente. Es natural que sea diferente. Ricardo Lagos era un mandamás y ahora es diferente (el gobierno de Bachelet), pero el pueblo cubano no va a camino al capitalismo.

¿Cómo era la relación de Allende con Castro?
-De amistad, franqueza y confianza. Fidel Castro miró con mucha simpatía la promoción chilena, que se hacía de una manera tan distinta a Cuba. Cuando fuimos a La Habana estaba García Márquez, que es muy amigo de Fidel. Allá, Fidel anunció que Cuba se desprendía de 50 mil kilos de azúcar en ayuda del gobierno popular chileno. Y así fue, en momentos en que la situación económica del país no era nada de buena.

Ustedes veían a Castro como modelo, ¿hay algo que le critique?
-Como modelo, no. Por lo menos yo no ando buscando modelos. Él es una personalidad. De crítica, que habla muy largo, porque evidentemente que habla así. Pero ese es su estilo. Puede hablar dos o dos horas y media ante un millón de personas y mantiene la tensión, porque llega a la gente. Si acá alguien hace un discurso de una hora, se aburren y se van. Pero allá no. Y qué no vayan a decir que no lo hacen por la represión ¡No van a tener rodeados a dos millones de personas! ¡Si es la gente la que va!

¿Cuán importante fue Castro en la lucha contra la dictadura chilena?
-¡Pero muy importante! En el siglo pasado hubo tres grandes movimientos de solidaridad en el mundo: con los republicanos españoles durante la Guerra Civil; con Vietnam y después con Chile. Esas son las más grandes solidaridades que ha habido. Y Cuba desempeñó un papel muy grande en eso.

¿Cuánto influyó Castro en la política chilena de la UP?
-Yo creo que, desgraciadamente, no influyó lo suficiente. Él, cuando vino a Chile, estaba muy entusiasmado. Pero le preocupaban las fuerzas reaccionarias y el complot, esa cosa de que no había mano firme. Él expresó su preocupación por el volumen que estaba tomando la subversión reaccionaria. Ya esto iba a camino al golpe, a buscar la caída. Y él percibió que se pasaban de la raya y que había mucha condescendencia. Lo dijo tangencialmente, pero no como lo plantea la derecha, que dice que las relaciones de los comunistas con Fidel y con los soviéticos era que él nos daba la orientación. Eso no era así. Él no se metió jamás en el Partido Comunista.

Usted estuvo varias veces con Castro en Cuba…
-Sí, una de las veces fui con Víctor Díaz, subsecretario del Partido, y con Oyarce, que era diputado. Se sabía que el Che Guevara ya no estaba en Cuba y yo le digo a Fidel: ‘Dime dónde está el Che. Pero te pido que no me vayas a responder lo que dice la gente, que contesta ‘yo no ché’. Entonces, Fidel miró a los dos compañeros que estaban conmigo y me dijo: ‘Está en una parte y está bien’. En ese tiempo se rumoreaba que estaba en el Congo y después se supo lo de Bolivia.

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