Osvaldo Andrade sale del silencio sobre el Nueragate: “No se acerca siquiera a una asociación delictiva como el caso Penta”

El presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, terminó con el silencio que había mantenido acerca del polémico crédito que el Banco de Chile entregó a la esposa de Sebastián Dávalos, luego de una reunión privada entre la pareja y el dueño y vicepresidente de la entidad, Andrónico Luksic. A través de una entrevista en El Mercurio, el diputado explicó que no había hablado con los medios producto de una intervención quirúrgica a la que se sometió el 4 de este mes, un día antes que estallara el “Nueragate”: “Estuve en la clínica hasta el día lunes. Todavía no estoy de alta y por esa razón he estado fuera de circulación, y sé que algunas personas han estado preocupadas por mi silencio. He estado atento a la situación desde las noticias, no he tenido involucramiento desde el punto de vista de hablar con gente, porque prefiero recuperarme bien”.

Andrade se refirió a la renuncia de Dávalos, señalando que “hizo lo que correspondía y eso habla bien de él. Uno podría ser crítico de que pasó mucho tiempo, pero no cabe ninguna duda de que tomó una decisión, lo hace pidiendo perdón y eso lo enaltece”, aunque señaló también que “esto en general no debió durar tantos días”. Añadió que la renuncia “es un ejemplo interesante respecto de cuántos se han visto estos días involucrados en situaciones, incluso con carácter delictual, que han asumido la existencia de irregularidades y no han tenido la suficiente solvencia para tomar una decisión de esta naturaleza. En el caso de Sebastián Dávalos no hay ninguna situación de irregularidades desde el punto de vista funcionario, legal, penal o administrativo, pero aun así, desde el punto de vista de responsabilidad política, toma esta decisión que habla bien de su condición. Yo habría esperado conductas semejantes en situaciones mucho más graves de otros personeros de la derecha, que no han tomado decisiones similares”.

El diputado dijo que observó el caso “con preocupación”, señalando que “cuando el sello del Gobierno es la lucha contra la desigualdad y el abuso, estas cosas van en la línea contradictoria, no son coherentes y desde ese punto de vista, indudablemente constituyen un perjuicio para el Gobierno y para su gestión política”.

Además se refirió a la situación específica del crédito por $6.500 millones de pesos a la empresa Caval, propiedad de Natalia Compagnon, esposa de Sebastián Dávalos, aún cuando la sociedad contaba con un capital de sólo $6 millones de pesos. Todo esto luego de una reunión privada entre Andrónico Luksic y la pareja Dávalos-Compagnon: “El hecho de que haya habido una intromisión directa en la negociación con el banco habla de una situación anómala”. Agregó, sin embargo, que si bien puede haber un “reproche ético” al actuar de Dávalos, el tema “no se acerca siquiera a una asociación delictiva como el caso Penta, que estaba destinado a defraudar al fisco y con esos recursos enriquecer a sus autores y, del mismo modo, financiar a un conglomerado político. Son cosas de magnitud distinta”.

Recalcó que si bien se trató de un tema “entre privados”, existe “una connotación pública inesquivable, que además pareciera que ha sido un buen negocio para todos porque hasta el banco tengo entendido que ha ganado”. Si bien Andrade dijo que la opinión publica esperaba una explicación, agregó que ésta no debe venir de la Presidenta: “Yo creo que ella no tiene nada que decir al respecto, no corresponde. Que tenga una relación familiar es un dato, pero no la obliga a emitir un pronunciamiento al respecto. Ella ha dado demostraciones demasiado palmarias respecto a lo que son sus compromisos políticos y éticos en estos planos. Los que tienen que dar explicaciones son los involucrados. Queda nítido que la Presidenta en esto no tiene absolutamente nada que ver y cualquier cosa que se insinúe al respecto es una canallada y una bajeza increíble”.

Andrade también se refirió brevemente a la naturaleza del cargo que tenía Dávalos, usualmente ocupado por la Primera Dama. Dijo que si bien estas situaciones no deben enfrentarse “al calor de un acontecimiento en específico”, se debe generar una discusión acerca del “formato de estas instituciones y la manera en que debieran ser administradas. A mí nunca me ha gustado que esto tenga vinculación con el carácter personal de los individuos que cumplen estas funciones, como las primeras damas, pero creo que esta discusión deberíamos separarla del hecho mismo porque se contamina”.