Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

5 de Mayo de 2015

Sumit Bisarya: “Cualquier proceso de reforma constitucional trae incertidumbre porque nunca sabes hasta dónde va a llegar”

El director del Programa de Fortalecimiento de la Constitución en el Instituto Internacional de la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), Sumit Bisarya, es uno de los asesores externos vía convenio de cooperación de IDEA con el Gobierno para llevar adelante el "Proceso Constituyente" anunciado por la Presidenta Bachelet la semana pasada. Desde La Haya, el experto señala que por la información proporcionada desde el Ejecutivo "se barajan varias opciones" para el proceso que se llevará adelante desde septiembre próximo y agrega que a pesar de las aprensiones "a veces hay que vivir con una cierta incertidumbre temporal en aras de la legitimidad a largo plazo". Además, asegura que independiente del método que se elija "ninguna de estas opciones es más o menos democrática que la otra, sino que todo depende de los detalles".

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

Sumit Bisarya IDEA

El director del Programa de Fortalecimiento de la Constitución en el Instituto Internacional de la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), Sumit Bisarya, es uno de los asesores externos -vía acuerdo de cooperación- del Gobierno para llevar adelante el “Proceso Constituyente” anunciado por la Presidenta Bachelet la semana pasada.

Desde La Haya, en conversación con The Clinic Online, el experto señala que cualquier proceso de reforma constitucional trae una cierta incertidumbre “porque nunca sabes hasta dónde va a llegar el proceso”, pero que de alguna manera dicho tránsito anunciado para Chile “es una estrategia de prevención de conflicto o inestabilidad futura”.

Sin señalar cuál es la mejor opción para hacer un cambio constitucional en nuestro país, dice que no le sorprende que nuestro país inicie este camino después de 25 años de democracia porque el modelo de transición chilena es visto como exitoso y asegura que independiente del método que se elija -asamblea constituyente, comisión del Congreso o de expertos- “ninguna de estas opciones es más o menos democrática que la otra, sino que todo depende de los detalles”.

¿Cuál es la relación con Chile y su rol en el proceso constituyente que se iniciará en Septiembre?

Chile es un Estado miembro de IDEA (Instituto Internacional de la Democracia y la Asistencia Electoral) y son un estado miembro crucial que como tal ha estado muy envuelto en todas las políticas que hemos desarrollado dentro de IDEA. A fines del año pasado firmamos un acuerdo de cooperación con la Segpres (Ministerio Secretaria General de la Presidencia) para cubrir una serie de áreas y actividades. En relación al proceso constitucional, hemos estado en Chile dos veces y hemos tratado de proveer información comparada sobre procesos constitucionales que se desarrollan en el mundo.

¿A su juicio cuáles son los ejemplos de procesos constituyentes parecidos que se pueden aplicar en Chile? 

Es muy importante recordar que cada país y cada contexto es diferente en sí mismo y que no se puede comparar país con país. Antes de nuestras dos visitas a Chile estuve en una conferencia que se realizó en Uruguay donde también se trataba procesos constitucionales comparados. Había expertos que hablaban de casos latinoamericanos, entonces lo que traté de proveer es ejemplos de otras regiones también. Los asuntos eran bastante específicos, entonces se trataba el país o el contexto donde la comparación fuera más informativa. Por ejemplo, en términos de participación se habló de Irlanda, Islandia, Noruega, Kenia, Sudáfrica, etcétera.

En Chile desde hace algunos años se viene hablando de un cambio constitucional profundo, porque se han hecho cambios pero no profundos. Ahora hay una convicción del Gobierno de hacerlo. ¿Cómo ven ustedes que se lleve adelante ese cambio constitucional? ¿Cuál crees que es el mejor mecanismo?

Por nuestras conversaciones en Chile parece que hay varias opciones sobre la mesa. Pero la información clave que recibimos es que la participación pública debía ser mayor que en otros procesos de reforma anteriores. Les explicamos varios mecanismos, varias formas, de manera comparada, como se ha hecho en otros países, como se ha envuelto o tratado de involucrar al público en procesos constitucionales. Pero como asesores externos tampoco podemos decir cuál es el proceso más adecuado para Chile sino que es algo que los actores en Chile tienen que decidir por sí mismos. Lo que hemos hecho es ofrecerles un abanico de posibilidades.

¿Cuántas opciones pueden ser?

Puedes tener una opción que dice que la gente está representada en el Congreso y es el Congreso el que tiene que decidir la reforma constitucional. O se puede tener una asamblea de ciudadanos que han sido elegidos por sorteo y forman parte de un grupo de amplia representación pública. O puedes tener una asamblea constituyente donde los ciudadanos eligen directamente a sus representantes, aparte de los representantes que ya tienen en el Congreso. O puedes tener una comisión que va a lo largo del país preguntándole a la gente su opinión sobre diversos asuntos que sean importantes para la constitución y el país. Pero hay dos cosas importantes para elegir la opción adecuada: Ninguna de estas opciones es más o menos democrática que la otra, sino que todo depende de los detalles. Y segundo, es importante involucrar al público pero también lo es involucrar a las elites políticas porque son ellas las que al final deciden cuál es el texto que va a pasar. Básicamente, en el caso de Islandia, por ejemplo, hubo un grupo de ciudadanos que decidió hacer un borrador de constitución sin involucrar a los partidos políticos y al pasar el texto por el Parlamento ellos no lo aprobaron. Entonces, tiene que haber comunicación entre la participación ciudadana y los representantes políticos que ya hay.

Actualmente en Chile este proceso viene en un momento en que la política está muy desacreditada. Hay mucha desconfianza hacia el parlamento, los partidos políticos y el Gobierno. ¿Cómo se lleva adelante el proceso con la situación actual de estas instituciones?

Existe un discurso que dice que una asamblea constituyente es más democrática que si el Congreso lo decide por la vía constitucional, pero que ese no es siempre el caso. Por ejemplo, en Venezuela, donde se hizo una asamblea constituyente sin embargo, la motivación principal pareció ser la de saltarse el poder del Congreso. Por eso siempre hay que ver modelos comparativos. Siempre hay maneras de consultar a la población al mismo tiempo que el Congreso decida el texto final de la Constitución, pero también se puede tener una fuerte participación pública, sin necesariamente requerir una asamblea constituyente. En el caso que decidan que este proceso sea a través de una asamblea constituyente, van a tener que resolver muchas cosas como cómo se elige a los representantes de esta asamblea, cuántos van a ser, para que esta institución no sea un símbolo populista sino que una solución democrática.

En el caso chileno, el Congreso ejerce un rol muy importante de fiscalización y modificación de reformas. ¿Cuál creen ustedes que debe ser el rol del Congreso chileno en esta reforma constitucional?

Tiene que ser una de las partes principales de la negociación política. Eso es lo que dice la Constitución también.

¿El hecho de que se haga o no un plebiscito hace más o menos democrático el proceso? Cuando se piensa en este proceso, hay actores que exigen un plebiscito para definirlo.

Yo creo que hacer un referéndum a veces puede crear legitimidad, pero también puede confundir un poco más la situación. Este es el caso de Egipto donde se eligió primero una Constitución con el 30% de aprobación y un año después se decidió otra Constitución con un 40% de aprobación. El asunto es que ambos campos representaban lados contrarios en el debate constitucional. Es decir, los referéndum no siempre son decisivos ni necesariamente representan la opinión de la población, entonces hay que tener un poco de cuidado. Es muy blanco y negro porque solo se puede elegir entre un sí y un no, pero es realmente difícil sacarle los matices a esas decisiones.

En Chile se le achaca muchos de los problemas que tenemos en la actualidad a la Constitución de 1980, hecha en dictadura. ¿Qué piensan ustedes de esa Constitución? ¿Qué tan malo es?

Es muy difícil responder dado que solo he visitado dos veces Chile, pero cuando Bachelet hizo su última campaña electoral anunció como promesa hacer un cambio constitucional y fue elegida por una amplia mayoría, así que parece que al menos entonces había apoyo para una iniciativa así.

Bachelet habló de constituir cabildos ciudadanos para recoger las inquietudes y elegir dónde se concentrarán las fuerzas en este texto. ¿Cómo se lleva a cabo en la práctica un proceso de este tipo?

Hay muchas maneras diferentes de organizar algo así. Un elemento principal es que exista un órgano y organismo constituyente, que puede ser una comisión o un comité. En Albania, por ejemplo, crearon una ONG que salía a preguntarle a la gente sus opiniones sobre una reforma constitucional o sus opiniones de manera general sobre sus problemas y deseos para una nueva Constitución. Y en estos días con las nuevas tecnologías, la gente puede tener diálogos por Facebook o Twitter o por donde sea. Sí existen tres puntos muy importantes que este órgano constituyente debería tener: es que debería ser seleccionador, de manera que se asegure su legitimidad de la mayor parte sino de toda la sociedad chilena; debe actuar de manera muy transparente, informando de su mandato y también del proceso que vaya a llevar a cabo; y finalmente, cuando produzca sus resultados debe ser independiente de posiciones partidarias. He oído discusiones sobre si el referéndum debe suceder antes o después de que el proceso constitucional comience o finalice y mi posición es que el público debe estar involucrado en todo momento. Incluso durante las discusiones en el Congreso la gente debe sino participar o al menos ver, leer y opinar sobre lo que está sucediendo.

Cuando Bacheler realizó este anuncio, un sector político del país comenzó a hablar de los riesgos de cambiar la Constitución. El ministro de Hacienda del gobierno anterior, Felipe Larraín, señaló que esto era riesgoso para la estabilidad y continuidad del desarrollo económico chileno. ¿Es efectivo esto? ¿Hay países que han sufrido estancamiento o ha impactado en la economía el proceso constituyente?

Normalmente los países que se meten en un proceso constitucional ya están en una crisis, previamente a ello. Entonces, es difícil ver ejemplos de un país que se haya metido en un proceso constitucional y que dicho proceso haya resultado en una crisis, porque ya lo estaba anteriormente. Es realmente una excepción que un país se meta en una reforma constitucional donde no hay realmente una crisis, no hay ninguna guerra, ni un conflicto interno tan grave que fuerce un cambio constitucional. Pero al mismo tiempo es una estrategia de prevención de conflicto o inestabilidad futura. Países donde no hay crisis, donde el desarrollo económico es relativamente bueno, y sí ha habido un proceso y no ha resultado en una desestabilización del sistema, por ejemplo en Irlanda. Ahí ha habido una convención constitucional y acaban de tener un plebiscito, pero claro hubo una crisis económica en 2008. Luxemburgo está haciendo ahora también, pero es difícil compararlo. Ahora no puedo pensar en un país donde haya estabilidad institucional y económica donde actores políticos hayan decidido meterse en un proceso constitucional de reforma por legitimidad política, no sólo del gobierno y las instituciones sino que también de la Constitución. Habiendo dicho esto, cualquier proceso de reforma constitucional trae una cierta incertidumbre porque nunca sabes hasta dónde va a llegar el proceso, pero por otra parte -o sería mejor plantearse- que quizás es mejor vivir con esa incertidumbre temporal y de corto plazo en aras de la legitimidad a largo plazo y de tener una estructura institucional y constitucional más apropiada.

Tomando en cuenta el panorama global de cómo se mira Chile desde afuera, les sorprende que nuestro país inicie un proceso constituyente. Y conociendo ya un poco algo de esto, les sorprende también que después de 25 años de democracia no se haya hecho un cambio profundo a la Constitución llevada adelante durante la dictadura de Pinochet.

En todas las regiones a las que vamos, tanto en África como en Asia, incluso en Europa, se ve a Chile como un caso de transición muy exitosa de la dictadura a la democracia y todo el mundo quiere aprender de la experiencia chilena y sobre cómo han hecho para hacer esta transición tan exitosa. Y quizás parte de la respuesta es precisamente que se ha tardado 25 años, que se han hecho reformas paulatinas, poco a poco, hasta llegar a un momento en que ahora sí se pueda hacer una reforma más profunda a la Constitución. No sé si conoces que acabamos de publicar el libro de lecciones aprendidas en momentos de transición, donde recogemos varios ejemplos. En el caso de Chile entrevistamos a los presidentes Lagos y Aylwin y el volumen fue editado por Sergio Bitar, y precisamente el capítulo sobre Chile es uno de los que más nos piden, el que más interés despierta.

Notas relacionadas