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Poder

17 de Julio de 2015

Fernando Atria desdramatiza en la idea de chutear la nueva Constitución, pero siempre y cuando el “Proceso Constituyente” avance

El abogado constitucionalista indicó que "la única cuestión que cabe preguntarse es en qué momento del proceso se avanza ahora. Porque de lo contrario, hacer una especie de saludo a la bandera constitucional y entonces no hacer nada y aparentar que están haciendo cosas, eso va a ser un punto más que va a aumentar el desprestigio de la política institucional".

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El abogado constitucionalista que trabajó en la campaña de Michelle Bachelet, Fernando Atria, le puso paños fríos a la idea de que durante este gobierno chutee la nueva Constitución para la próxima administración, claro que siempre y cuando el “proceso constituyente” avance en ese sentido.

En entrevista con el diario La Tercera, Atria señaló lo anterior y agregó que “la única cuestión que cabe preguntarse es en qué momento del proceso se avanza ahora. Porque de lo contrario, hacer una especie de saludo a la bandera constitucional y entonces no hacer nada y aparentar que están haciendo cosas, eso va a ser un punto más que va a aumentar el desprestigio de la política institucional”.

Uno de los puntos que destacó el jurista fue que las voces que estaban a favor de dejar las cosas como estaban en materia constitucional debieron callar durante el periodo de campaña y “tragarse la nueva Constitución y otras reformas”. Pero “lo que está pasando ahora, a partir del nuevo gabinete, es que el diagnóstico del grupo de quienes querían seguir como estábamos, tiene ahora mayor influencia que el grupo que quería introducir transformaciones profundas. Y eso también se manifiesta en el tema constitucional”.

Al ser consultado por la influencia de Burgos en este sentido tiene algo que ver, considerando que no cree en una AC por ejemplo, Atria manifestó que “supongo que algo de eso hay. Quienes hacen ese diagnóstico, lo que están diciendo es que por fin la Concertación de siempre recobró su posición de poder en la Nueva Mayoría”.

“Si se archiva la nueva Constitución o, en vez de archivarse se hace un tipo de saludo a la bandera para poder decir ‘cumplimos’, será un antecedente más en el desprestigio institucional”, apuntó, aunque precisó que “que termine este gobierno sin una nueva Constitución no necesariamente es incumplir una promesa de campaña. La promesa de campaña era que íbamos a tener una nueva Constitución, pero una nueva Constitución no depende sólo del gobierno. Lo que sí depende del gobierno es adoptar un curso de acción que lleve hacia allá y que sea suficientemente serio. Si el gobierno lo asume y avanza y no alcanza a terminarlo, eso es parte de lo que es normal en la política. Hasta ahora la Presidenta ha mostrado que tiene ánimo de cumplir esa promesa por la vía de empujar un proceso constituyente”.

En otros pasajes de la conversación criticó las interpretaciones que le dan a todas las declaraciones de la Presidenta Bachelet: “Me sorprende la manera en que todo lo que ella dice sobre esto se interpreta creativamente. En una entrevista radial le preguntaron si habría plebiscito en septiembre y ella dijo que no…en este segundo tiempo del gobierno hay mucha gente que quiere que el tema constituyente no sea prioridad… No tiene sentido pronunciarse sobre un proceso en particular si la condiciones pueden cambiar. La pregunta es si las condiciones del realismo sin renuncia se están moviendo en el sentido contrario. Hay que esperar.

Otro punto que abordó el abogado constitucionalista fue su parecer sobre la idea de que en el Congreso se haga una nueva Constitución y que luego por plebiscito se ratifique. En esa línea contestó que “es la peor solución de todas. Va a pasar exactamente lo que pasó el 2005. Se va a promulgar un nuevo texto con las manos alzadas y lágrimas en los ojos, todos van a celebrar que hayan sido capaces de deponer sus diferencias partidarias por el bien de Chile y un tiempo después, que ni siquiera van a ser dos años sino dos días, va a haber una reacción de que de nuevo nos hicieron la misma del 2005. Lo único que va a hacer es santificar una negociación que ocurre bajo la amenaza de que si no llegamos a acuerdo, seguimos con la Constitución vigente. Si todo va a ser igual, ese plebiscito no va a ser más que un tongo.

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