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Cultura

28 de Agosto de 2015

Rodolfo Parada y la pugna por la marca Quilapayún: “Nosotros somos el grupo de la continuidad y de la renovación”

En medio de una fuerte polémica por la posibilidad de que no puedan utilizar el nombre ‘Quilapayún’ en Chile, los miembros residentes en Francia de esta importante agrupación celebran sus 50 años en dos conciertos en el Teatro Caupolicán junto a Inti Illimani e Illapu. Rodolfo Parada, en entrevista con The Clinic Online, abordó las etapas recientes de la carrera musical del grupo y la batalla legal que los tiene cerca de no poder presentarse más en el país bajo el nombre de la histórica agrupación. “No me atrevo a pensar que en Chile se pueda cometer un error factual de ese tipo”, reflexiona Parada y se defiende, diciendo que junto a Wang y compañía, fueron los que mantuvieron Quilapayún a flote después de su separación a finales de los ‘80. “Ellos se reagruparon recién el 2003 y ahora aparecen como los “históricos”, reclama sobre el grupo liderado por Eduardo Carrasco.

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Quilapayún CP

El Quilapayún residente en Francia, liderado por Rodolfo Parada y Patricio Wang, llegó a Chile para celebrar sus 50 años en dos conciertos junto a Inti Illimani e Illapu en el Teatro Caupolicán. Pero no han sido días tranquilos. Una sentencia de la Corte Suprema confirmó la resolución del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) de junio de 2015, que declaró desierta la oposición de Parada a la inscripción del nombre ‘Quilapayún’ por parte de Eduardo Carrasco, lo que dejaría el camino libre a que el llamado ‘Quilapayún histórico’ se quede con la marca en Chile, tal como lo consiguieron en Francia en 2007, donde Parada, Wang y el resto del grupo deben tocar bajo el nombre de Guillatún.

La sentencia de la Corte Suprema, difundida recientemente a través de las redes sociales por el grupo de Carrasco, revivió una disputa que comenzó con la separación del grupo a finales de los ’80 y que se extiende hasta el día de hoy. El Quilapayún original, duró hasta 1988, cuando varios de sus miembros, Eduardo Carrasco, entre ellos, retornaron a Chile para posteriormente volver a agruparse bajo el mismo nombre. Mientras, los que residían en Francia, según su relato, mantuvieron el grupo con vida durante la década de los ’90.

Hoy, tras la sentencia de la Corte Suprema, la disputa por el nombre se estaría acercando a su fin. Sin embargo, todavía queda un último recurso presentando por la defensa de Parada que podría demorar el regreso del expediente al Tribunal de Propiedad Industrial y posteriormente al INAPI para que todo quede zanjado.

Rodolfo Parada, un poco molesto por la situación, prefiere hablar de la celebración del cumpleaños, pero antes, nos entrega la declaración de su defensa donde cuestionan las declaraciones del Quilapayún de Carrasco sobre el supuesto fin de la disputa legal. “Se trata de un rechazo por un tema exclusivamente procesal y sin que haya hasta ahora un pronunciamento de fondo. Esto quiere decir que el procedimiento debe seguir su curso y nadie está en condiciones de saber en qué momento habrá una resolución, lo cual sólo corresponde a INAPI”, dice el escrito. Además, anuncia que “solicitarán que el Señor Carrasco se haga responsable de sus dichos, exigiendo ante la justicia que acredite en el plazo legal que efectivamente hoy es titular de un derecho sobre la Marca”, concluye el texto.

Tras los conciertos en Chile, el grupo vuelve a Francia, su país de residencia, donde también celebrarán sus 50 años, a pesar de no poder presentarse como Quilapayún. Despojados de su nombre histórico, el 29 de septiembre presentarán el espectáculo, “Guillatún canta los 50 años de Quilapayún”, usando el nombre que les es permitido utilizar en tierras francesas. Posteriormente harán dos presentaciones en España donde podrán usar sin problemas su nombre original a la espera de lo que suceda en Chile.

¿Cómo se sienten estos días cuando una agrupación tan importante cumple 50 años?
-Estamos muy felices y yo diría que estamos orgullosos porque hemos logrado llevar adelante un trabajo difícil y prolongar en el tiempo un espíritu, una estética, una fraternidad que no se ha desmentido con el tiempo. Nuestros tres últimos discos ‘Al Horizonte’, ‘A Palau’ y Absolutamente Quilapayún’, son totalmente coherentes con lo que siempre fue y ha sido Quilapayún. Si tú ves las entrevistas que se dieron cuando se publicó ‘Absolutamente…”, gente de varios países confirma lo que te estoy diciendo. Ellos reconocen un espíritu y una intención. Y esto es un motivo de orgullo porque es fruto de un gran esfuerzo. Nosotros somos el grupo de la continuidad y también de la renovación de Quilapayún.

¿No es mucho el peso de la historia? ¿No es muy difícil reinventarse después de hacer, en los ’70 y ’80 obras fundamentales para la música chilena?
-Se nota que tú no has escuchado los discos que yo te he mencionado, porque, por ejemplo, ‘Al horizonte’, es un disco fundamental, incluso para gente que se fue yendo del grupo. Es quizá uno de los mejores que hemos hecho en las últimas décadas y yo creo que eso se mantiene en ‘Absolutamente Quilapayún’ que tiene cosas bastante buenas y originales. Por qué hablamos de la renovación: porque en cada disco nos preocupamos de hacer nuevas proposiciones. Aunque no sean brillantes o sorprendentes, de todas maneras hay nuevas composiciones. Por ejemplo, una proposición como la que hicimos en ‘Con el favor del viento’ de Violeta Parra, que comienza con un preludio de guitarras que es una referencia a la bruma chilota. Después vienen los corales, y se expande todo en un sonido que es vocal, totalmente Quilapayún. Eso es una nueva proposición aunque no sea una canción nuestra, porque eso no se había hecho con una canción de la Violeta. Eso es parte del espíritu que logramos mantener de Quilapayún.

¿Qué significa para ti y para el grupo los conciertos con Inti e Illapu?
-Son conciertos muy importantes para nosotros por muchas razones. Primero, porque lo vamos a celebrar juntos con Inti Illimani e Illapu. Somos grupos que nos mantuvimos juntos a pesar de que intentaron matarnos, hacernos desaparecer, con el exilio, cortándonos todos los medios y después con las deserciones al interior de cada agrupación. Pero los que estamos aquí son los grupos que nunca hemos parado de cantar, somos los que hemos asegurado la continuidad y la renovación. Entonces, esta reunión no resulta artificial, es una reunión de profundo sentido. Estamos aquí para demostrar que hemos estado unidos a lo largo de los años a través de una gran hermandad estética y ética.

Quilapayún Rodolfo Parada 2 CEDIDA

Me decías que ustedes son el grupo de continuidad y renovación de Quilapayún. ¿El grupo de Carrasco no?
-Es difícil hablar de la continuidad cuando ellos son un colectivo de exmiembros del grupo que se fueron en momentos distintos y en un período muy difícil para el grupo a fines de los años ’80. Ellos se reagruparon recién el 2003 y ahora aparecen como los “históricos”.

Pero ellos también siguieron trabajando. ¿No es plausible considerar que ambos conjuntos continuaron con el legado del grupo?
-Bueno, si tú quieres, nosotros hemos continuado sin pausa, ¿ya? Y por eso que nuestro lema es ’50 años de re-evoluciones sin pausa’. Eso nos distingue. Y sobre la renovación, me voy a permitir recordar algo personal. Estábamos una vez conversando con Sergio Ortega (autor de ‘El pueblo unido jamás será vencido’) en París y yo le decía que nosotros queríamos renovarnos y él me dijo una cosa muy pertinente. Me dice “claro po’, pero para renovarse hay que tener los medios”. Entonces, yo dije, efectivamente con Patricio Wang, que entró al grupo en el ’80, tenemos los medios para hacerlo. Porque Wang es un gran músico. Renovarse no es un discurso, tiene que notarse en la música, en lo que se hace.

Ahora la Corte Suprema confirmó la resolución del INAPI que declaró un abandono de oposición respecto al registro de la marca Quilapayún hecha por Carrasco en 2008. Con eso, quedaría poco para que ellos puedan quedarse con la marca definitiva. ¿Qué te parece esa situación?
-En este proceso hay sólo una decisión legal y que estipula que los dos grupos tienen derecho a usar el nombre del grupo. A muy a pesar nuestro, nosotros dijimos démosle no más, qué le vamos a hacer, pero la otra gente no ha parado de presentar recursos y cosas. De repente nosotros no presentamos un papel y se nos dice que no nos estamos oponiendo. Por eso va después a la Corte Suprema. Si la Corte Suprema confirma la decisión primera (declarar inexistente la oposición al registro de la marca) el expediente vuelve al Tribunal de Propiedad Industrial y de ahí vuelve al INAPI, donde decidirán con todos los antecedentes nuevamente.

Pero justamente por eso fue a la Corte Suprema, si rechazan tu último recurso, tu oposición queda descartada. Cuando vuelva al Tribunal y de ahí el INAPI, quedaría inscrita la marca a nombre de ellos, eso es lo más esperable.
-No necesariamente. Porque el INAPI tiene que tomar una decisión en torno a los dos grupos. Sería sorprendente que frente a una situación musical artística que no ha cambiado, ahora le dieran el nombre sólo a ellos. Supongamos que el INAPI dice ya, inscribamos el nombre del otro grupo, nosotros apelamos y si perdemos vamos al Tribunal de Propiedad Industrial y ahí sigue, no se ha terminado nada.

¿Qué pasaría si la Corte rechaza el recurso que presentaron y pierden el nombre definitivamente?
-No nos ponemos en ese caso. Sería tan sorprendente e injusto como haber perdido el nombre en Francia que es el país donde residimos y donde le dimos continuidad a Quilapayún 15 años antes de que se reagruparan los exmiembros. No me atrevo a pensar que en Chile se pueda cometer un error factual de ese tipo.

¿No te parece triste que cumpliendo 50 años una agrupación tan importante esté en pugna?
-Pero no es problema nuestro, esa no es nuestra responsabilidad. Cuando el colectivo del exmiembro (Eduardo Carrasco) volvió a juntarse bajo el mismo nombre nosotros hicimos una declaración con hechos, en junio de 2003, llamándolo a discutir qué es lo que pasaba, dónde le dolía. Nunca hemos tenido eco. Cuando lees las últimas declaraciones que se han hecho, contrariamente de nuestro comportamiento, son de una virulencia y de una agresividad que revela problemas que escapan a toda racionalidad. En esas condiciones es muy difícil ponerse de acuerdo. En vez de caer en comentar esas cosas y que uno le diga al otro que es un hueón de mierda y nosotros salir después y decir tú eres más hueón, nosotros guardamos la compostura, tú ves que nuestro discurso es calmo y sensato, para nada agresivo con ellos. No ha habido ningún improperio y ninguna calumnia. No es el mismo ejercicio cuando tú lees las declaraciones del otro lado.

¿Cómo viste tú que la justicia francesa les quitara el nombre a ustedes? Hoy se tienen que presentar como Guillatún por esos lares. Alguna razón habrán tenido, ¿o no?
-No, claro, por supuesto. Pero yo creo que eso es una anomalía de la justicia francesa. Una anomalía que se explica por dos razones: porque hay jueces que se dejan engañar, lamentablemente. Por esa razón hay inocentes que pasan años en la cárcel. Inocentes que han sido ajusticiados. Yo creo que en el caso nuestro hubo un error de apreciación de los hechos muy grande. ¿En qué se basa la decisión francesa? En que hubo gente que se vino a Chile porque decidió volver a la Madre Patria y que el otro grupo se quedó en Francia haciendo nada. Nosotros siempre seguimos. Que un juez haya deducido que hubo una fracción del grupo que dice que nunca pararon de tocar en Chile… ¿Qué es lo que hizo entre el ’88 y el 2003 el otro grupo aquí en Chile? Nada po’, no hubo conciertos, no hubo discos, no hubo nada. Se dedicaron a otras cosas. Uno quería meterse en la política, otro buscó trabajo, cosas legítimas, pero no siguieron. Que un juez diga que ellos nunca pararon de hacer cosas por Quilapayún y que tienen más derecho por volver a Chile, me parece mal. Por otro lado, cosa que es responsabilidad nuestra, no tuvimos un buen abogado. Y nunca pensamos que nuestros examigos iban a mentir de manera tan descarada. Porque para que hayan convencido al juez de que nunca dejaron de tocar entre el ’88 y el 2003 en Chile, tienen que haber mentido mucho, ¿no? Nuestros abogados se basaron en los hechos, pero hubo un exceso de confianza. Pensaron que se iba a tomar una decisión documental, en base a los hechos, y no po’, hubo una decisión en el pleito, retórica.

A principios de año, el gobierno de Bachelet apoyó al Quilapayún de Carrasco para realizar un concierto gratuito por sus 50 años. En ese momento ustedes reclamaron, ¿consiguieron algún apoyo?
-Nada, nada. Nosotros no reclamamos porque los ayudaron si no porque favorecieron a un grupo sobre otro en ocasión de los 50 años. Reaccionamos básicamente porque el Estado salió de su neutralidad, argumento que usaron históricamente para no ayudarnos en una u otra ocasión para venir para acá. De hecho, todas nuestras giras son auto financiadas. Nunca, ningún gobierno de la Concertación nos ha ayudado. Ni Aylwin, Lagos, la Bachelet, nada, nunca nadie nos ha dado ni un peso.

¿Duele eso, teniendo cuenta todo lo que entregó Quilapayún al país con sus obras?
-Digamos que es el pago de Chile. No somos los únicos, en todo caso. Chile es tan ingrato. Te cuento un recuerdo: Una vez fui a ver a la Mercedes Sosa en París y fue una catástrofe, cantó como las hueas. Y además no sé, estaba mal, pero cantó muy mal, que puede ocurrirle al artista más grande. Salimos del lugar y yo comento que pucha que había cantado mal, y los argentinos con los que andaba, me miran y me dicen “ah, pero estaba un poco enfermita la negra, pobre, pero es un ídolo, una grande”. O sea, la Negra puede cantar mal porque está enfermita. Ellos son estimulantes, por eso tienen ídolos de la talla de Cerati u otros. Acá en Chile hay un chaqueteo increíble, hueón. Tanto que yo pienso que si nosotros hubiéramos tenido una actitud distinta, la Violeta Parra no se hubiera suicidado. Ahora, todo el mundo la adora, pero en ese momento, fue muy pero muy ingrato para ella. Eso tiene que cambiar.

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